Festival Parte 1

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Hoy era el tan ansiado día del festival, después de una larga espera y muchos preparativos, el colegio estaba listo para abrir sus puertas al público y llenarse de vida, gracias a todo el trabajo realizado por los estudiantes durante todo un mes.

—Ya está listo —dijo Matsuri, terminando de colocar un cuadro de un barquito solitario sobre la pared. Iba vestida con el uniforme de la cafetería de su clase, el cual consistía básicamente en una blusa ajustada de color negro, una pomposa falda del mismo color, medias blancas que le llegaban hasta medio muslo y los típicos zapatos negros que hacían juego con el conjunto, sin olvidar la diadema en su cabeza. Sakura, Hinata y también otras cuantas chicas del salón también estaban utilizando el uniforme, mientras que el de los chicos consistía en un traje negro completo, con camisa blanca, Sasuke, Naruto. Kiba y también Shikamaru los portaban, aunque el último no hacía más que quejarse.

Gaara, que había estado desde la mañana en la azotea practicando sus líneas, se apareció en la cafetería para ver cómo iban las cosas, además, ansiaba poder encontrarse con Matsuri, ya que más tarde estaría en la obra y no podría verla sino hasta la noche.

—Este lugar quedó muy bien —murmuró el pelirrojo, echando un vistazo general.

—¿Verdad que sí, Gaara-kun? —le dijo Matsuri, la cual le sonrió alegremente. Gaara la miró en ese momento, apenas dándose cuenta de cómo iba vestida. Sus ojos se abrieron ligeramente, mientras sentía como su rostro tomaba el tono de su cabello, ya que Matsuri se veía hermosa y muy sexy.

Se reprendió mentalmente al darse cuenta de lo que estaba pensando, pero es que simplemente no lo podía evitar, cada día le era más difícil controlar eso que sentía por su vecina, le estaba volviendo loco.

—Sí —asintió, intentando parecer calmado—. Te queda bien el uniforme... —murmuró en tono bajo, desviando la mirada hacia un costado, aunque igualmente fue oído por la chica, quién sólo se sonrojó dulcemente por sus palabras.

—Ah, gracias...

Sakura abrazo a Matsuri por los hombros, mientras que Sasuke se acercaba a ellos caminando.

—Hey, presidenta, ya van a comenzar a llegar los clientes —comentaba una emocionada peli rosa. Ella había notado muy bien el modo en que Gaara miraba a su amiga, estaba más que segura de que él se moría por Matsuri.

—¿A qué hora es la obra? Así cerramos un rato para irlos a ver a Naruto y a ti —habló Sasuke, dirigiéndose al pelirrojo, quién suspiró, se notaba que no le emocionaba en lo más mínimo hacer el ridículo de su vida frente a toda la escuela y quizás cuántos más de afuera.

—Es a las cinco, pero preferiría que no vayan —confesó, incómodo.

—¡Tonterías! —exclamó Matsuri—. Por supuesto que iremos a verte, Gaara-kun, me muero por verte actuar —dijo en medio de un mohín infantil, abultando sus mejillas como si fuese una ardilla que llevaba muchísimas nueces—. E-es decir... —se sonrojó por completo al darse cuenta de lo que había dicho y que eso se podía malinterpretar—. Yo sé cuánto te has esforzado por hacerlo bien, así que sé que tú puedes, no estés nervioso.

El pelirrojo se llevó las manos a los bolsillos del pantalón y luego bufó, sin dejar de estar apenado por las cosas que le decía Matsuri.

—Tsk, no estoy nervioso —aseguró.

Mientras ellos continuaban hablando afuera, Naruto había ido hacia la cocina, habían dividido una pequeña sesión del salón, la cual transformaron en una cocina con todo lo necesario para suplir la cafetería. Hinata estaba enchufando unas cuantas cosas, mientras que el rubio sólo la observaba, sonriendo como un bobo. Él no solía hacer ese tipo de cosas, pero últimamente el ver a Hinata era algo que no podía evitar hacer.

No Me OlvidesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora