Una chica de dos mundos

Prólogo

Cada uno de nosotros somos capaces de sentir compasión por los demás, es una característica de humanos, ahora bien, quiero hablar de lo que es tener la compasión y empatía de los demás, pero antes diré que solía pensar que tenía una vida feliz y casi perfecta, y digo casi porque ninguna puede ser perfecta, pero luego vino el mayor desastre de mi vida y todo lo que podía pensar es que deseaba mucho cambiar mi situación, solía pensar que era la única que tenía problemas, que nadie más podría entender lo que estaba pasándome, y sigo creyendo eso, aunque solo aquel que ya ha perdido a sus padres puede comprenderme, pero eso me llevó a perderme dentro de mí misma por un tiempo, ignorando al resto de personas que estaban conmigo. ¿Qué tiene que ver la compasión con todo esto? Pues que me daba igual, no quería la compasión ni la empatía de nadie, la comprensión de nadie, ni mucho menos su lástima, solo quería que el dolor se callara, pero claro, aún en esos momentos de desesperación yo no podía ser grosera con nadie, simplemente porque no te importa lo que el resto tenga que decir, o simplemente era demasiado amable, una imposibilidad.

Mi vida se derrumbó cuando menos me lo esperaba, no conocía verdaderamente el dolor hasta que respirar, una acción natural del ser humano me costaba un infierno porque cada segundo más que respiraba, era una agonía en mi corazón, sintiendo que me ahogaba y me hundía en la oscuridad.

Dicen que cuando más quieres gritar, llorar o alguna otra acción parecida, es cuando más te quedas quieto, pues es verdad, lo he experimentado de primera mano. Cada hora, cada minuto, cada segundo esperaba despertar de aquella pesadilla, pero incluso en aquella quietud aparente yo ya lo sabía, mis padres habían muerto y nada en todo lo que existe iba a cambiar aquella realidad.

Tal vez algunos crean que el tiempo es la cura para cualquier mal, pero yo digo que el tiempo te ayuda a vivir con esos males, podemos creer que hemos alcanzado la cumbre del sufrimiento, pero talvez hay algo más esperándote en el futuro, que te llevara en una montaña rusa, pero directo al fondo de la oscuridad, estaba aterrada y aún estoy aterrada porque mientras espero que el entierro de mis padres termine también estoy planteando mi nuevo futuro, mi nueva vida, lo único que tengo ahora son mis amigos, todos mis abuelos fallecieron antes de que yo naciera, pero siempre me pregunté porque eramos una familia muy pequeña. Volviendo a la realidad actual, estaré con Kathia, mi mejor amiga de toda la vida, sus padres son familia para mí, al menos tengo eso, pero jamás será lo mismo, eso es siquiera impensable.

Solía pensar que era lindo ver que los padres de Kathia y los míos eran mejores amigos desde siempre, eran como hermanos, y ahora también he perdido eso, seré siempre la chica que perdió a sus padres.

En cuanto terminó el entierro fui a mi nueva casa, la que ahora sería donde habitaría cada día, me encerré y me deje caer, me perdí en mi misma y lloré hasta que ya no tenía lágrimas para derramar, en algún momento debí quedarme dormida porque tuve un sueño de lo más extraño y precioso, había un lluvia de hojas y detrás de esas hojas estaba un mundo, un mundo que no era en el que yo vivía..., era un sueño hermoso hasta que me vi a mi misma frente a un espejo, mi aspecto era el mismo, pero no tenía el cabello hecho un desastre, no parecía esa chica destrozada por la muerte de sus padres, era la misma chica feliz que había sido antes de que la vida me arrebatara lo que más amaba, a excepción de mis ojos que eran color morados y luego eran plata, había una sombra negra tras de mí que trataba de alcanzarme sin lograrlo nunca, quien hubiera dicho que ese sueño seria el inicio de toda mi pesadilla, no, no el inicio sino la continuación de algo que había iniciado miles de años atrás y que yo no era quien creía ser, sino que una simple consecuencia de una guerra que había destrozado mundos enteros y acabado con millones de vidas de distintas especies, desde seres míticos hasta seres humanos.