Capítulo Tres.

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Una brillante luz me golpea fuertemente los ojos mientras intento volver a dormir, pero la luz me está fastidiando mucho, siempre he sido muy cuidadosa a la hora de irme a dormir, me aseguro de tener las cortinas puestas, porque sé perfectamente que si no lo hago me despertaran al amanecer, pero eso es algo extraño, me digo a mi misma, hace meses que ya no vivo en esa habitación, se supone que ya no sucede, en cuanto ese pensamiento cruza mi mente caigo en cuenta de que algo no está bien.

Abro mis ojos inmediatamente, lo que hace que se lastimen por la luz, me obligo a cerrarlos de nuevo, tomándome unos segundos antes de que mi memoria empiece a recordarme lo que pasó antes de caer dormida, pudo haber sido un sueño, y pude haberme convencido de ello, si estuviera en mi habitación, pero esto no es de ni cerca mi habitación, me incorporo lentamente mientras veo mi alrededor, las paredes son de color crema y tienen pequeñas marcas de colores que combinan con el fondo, veo muebles no muy distintos a los míos, la cama es bastante cómoda, puedo visualizar un pequeño baúl a los pies de la cama, la cabecera está hecha de madera color blanca, miro el techo y es simplemente... Hermoso.

Estoy asustada por no saber dónde estoy y por los hechos que ocurrieron antes de caer dormida, pero debo admitir que el techo es fascinante, es como un acuario, supongo que está hecho de vidrio transparente, lleno de agua y peces nadando en él, no estoy segura de que sea real, debe ser un holograma bastante moderno, pero sigue siendo hermoso. Dirijo mi mirada hacia la ventana culpable de despertarme, no logro ver mucho el exterior, pero puedo observar unos edificios con formas extrañas, algunos de los poco que logro ver están hechos en curvas, otros tienen forma de mariposa o de flores, no puedo decirlo con exactitud, pero están sin duda flotando en el aire, como manzanas tamaño gigantes, se puede decir que cada uno de ellos es como un departamento o una casa, tienen pinta de ser muy amplios, también veo un bosque a la distancia, el verde de sus árboles me indica que es verano, pero en la otra mitad se encuentra cubierto de nieve. Estoy sin duda en mi pesadilla personal, me dejo caer en la cama para reflexionar sobre mis próximos movimientos, ahora tengo que averiguar dónde estoy y que ocurre con mis amigos, pues la situación está fuera de mi control. Tomo un respiro profundo tratando de calmar mis emociones y poder pensar en un plan para salir de aquí. Pero primero tengo que esperar a que los dolores de mi cuerpo se calmen, probablemente debo buscar una salida y conseguir respuestas, incluso me estoy preguntando porque no estoy llorando o aterrada, quizás se deba al hecho de que no estoy atada o herida, pero mi sentido de supervivencia me pide que le dé un tiempo, porque tiene mucho dolor. Intento convencerme de que no es real, pero no consigo engañarme.

Mientras el dolor de cabeza se calma, miro a mi alrededor buscando una posible salida, hay tres puertas, probablemente dos de ellas no sean más que el armario y el baño, y una de ella es definitivamente la salida, valoro mis probabilidades de que alguien esté detrás de esa puerta, las cuales son muy altas. Siento algo extraño en mí, no tengo mucho miedo de estar aquí, es como si estuviera segura, aunque me preocupa más el hecho de no sentir miedo que el hecho de que debo de buscar una salida y averiguar lo que está pasando. Me desmayé en el avión y ahora no tengo idea de lo que paso después.

—Princesa, ha pasado tanto tiempo desde la última vez que estuviste aquí —al escuchar esa voz me pongo en alerta y busco rápidamente el origen de ella, no distingo de donde proviene hasta que lo veo sentado en un sofá al lado de una las puertas, juraría que antes no estaba allí, continúa hablando—, me temo que todo esto es real, pero te pido que no te asustes, por favor, ahora estas bien y a salvo.

Retrocedo por instinto hasta chocar con la cabecera de mi cama, el chico ha salido de la nada y probablemente me ha estado observando desde que me desperté y eso me está asustando. Aunque también tengo otro sentimiento que no puedo explicar, el chico, quien seguramente es solo unos cuantos años mayor que yo, en un pasado pudo haber obtenido mi completa atención si nos hubiéramos conocido en otra situación, recorro su cuerpo con mi mirada, es guapo, de cabello color castaño, tez blanca, facciones posiblemente como las de un ángel, pero lo que me confirma que no es uno son sus ojos, color purpura, justo como los de mis amigos, como los míos antes de caer en la inconsciencia, aunque ahora los ha cambiado a plata, y los míos después de verlos purpuras logré destellar un pequeño destello de plata, aún sigo en mi pesadilla.

Una chica de dos mundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora