Capítulo Veinticuatro

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Nos acercamos a mis padres, el resto de invitados abandonan el salón, todos acompañados de guardias, muy pocos de ellos son soldados, habían meseros y unos cuantos niños, otros simplemente no manejan el arte de pelear.

—Puedo manejar la plaga de oscuridad tan pronto como encuentre su origen, si es que no ha explotado todavía —le dice mi madre a mi padre.

—¿Qué tan rápido podemos despejar la parte central de Aluris? —pregunta Jaden a James, quien ahora está con nosotros, caminamos fuera del salón, dirigiendonos hacia la sala que estábamos antes.

—Pondré a mis soldados a trabajar —dice James, desapareciendo inmediatamente.

—Pediré a los demás que regresen a sus reinos, es más seguro que se cierren las fronteras en caso de que no podamos controlar la plaga —dice Jaden, mi padre asiente en respuesta.

—Madre, ¿qué ocurrió en la última plaga? —le pregunto tan pronto entramos en la sala.

—Fue terrible —dice ella, puedo sentir como suelta el poder negro que hay dentro de ella y lineas negras aparecen levemente en su rostro—, mis amigos y yo estuvimos cerca del origen de esa plaga, en ese entonces mi poder negro era muy bajo, no atormentaba como ahora, mis amigos murieron, yo no, luego de que murieron estaba tan dolida, que use toda mi magia blanca y la mezcle con mi magia oscura, fue demasiado, rompió la caja de la que provenía la plaga, pero al mezclar ambas magias, el poder negro tomo el poder de la plaga y se encerró dentro de mi hasta volverse parte de mi magia, es así como tengo más que antes de eso —mi madre extiende su mano y oscurece la habitación, trayendo con ella una fuerza oscura, si mi poder quema, el suyo congela— y aunque no sigue siendo mucho, atormenta cuando quiere, no hay un balance, mi cuerpo no nació para tener ambas magias, solo una, y yo excedí mi límite.

—Será peligroso que uses tu poder de nuevo, amor mío —le dice mi padre a mi madre —, tiene que haber otra manera.

—La hay —dice Jaden mientras toma una de mis pulseras y la transforma en una espada —, tenemos a los Grises de nuestro lado, ellos usan esta magia, es hora de que prueben su lealtad.

Tan pronto como Jaden lo propone, abandonamos el castillo, nos transportamos a las fronteras de Aluris, caemos sobre una calle poco iluminada, siguen siendo calles muy bonitas, pero sin duda esta parte no posee tanto dinero, no hay pobreza como en la Tierra, pero aún hay quienes tienen menos que otros, por supuesto, tan pronto como caemos, todos a nuestro alrededor nos evitan, ya no uso el vestido que llevaba antes, ambos nos hemos cambiado a algo más ligero, nuestro uniforme de entrenamiento, llevo armas colgado en mis caderas.

Caminamos muy poco hasta llegar a un edificio, al principio no noto nada extraño, no es hasta que siento la magia rodear el lugar, ensucia algo en mi interior, me hace querer retroceder.

—¿Sientes eso? —le pregunto a Jaden, enciendo mi poder, pero Jaden presiona sobre mí para que lo deje, lo hago.

—Es la magia de los Oscuros, suele presionar de ese modo —dice Jaden deteniéndose enfrente del edificio, hay dos guardias custodiando la puerta, nos miran fijamente, en cuanto ven a Jaden, uno de ellos abre la puerta y Jaden entra en el edificio, sin esperar invitación—, al parecer somos los únicos que podemos sentirla, según Elijah, al menos.

—¿Quién? —pregunto, e inmediatamente me responden, pero no es Jaden quien me ha respondido.

—Yo he dicho eso —dice una persona mientras llega hasta nosotros—, imagino que tú eres la otra descendiente, no pensé que fueras tan hermosa.

—Astrid, te presento al Elijah, el representante de los Grises —lo mira fijamente, hay un poco de rabia en sus ojos, pero lo maneja, imagino que es por la manera en que nos ha recibido, cualquier otro súbito hubiera hecho una breve inclinación.

Una chica de dos mundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora