Capítulo Cuarenta y Seis

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Una jaula desciende desde arriba, cae a pocos metros de donde estamos, hace un sonido estrepitoso que resuena en mi cabeza, lo ha dejado caer con esa fuerza a propósito, Kathy y Margareth se resisten, pero la Alejandrita de la jaula las está consumiendo, más la pesadilla a las que Nick las está sometiendo, perdiendo poco a poco la conciencia.

Nick hace un gesto con la mano, la jaula de mi padre se desvanece, cae al suelo fuertemente, su ropa está bastante desgarrada, rota de varios lugares, su cabello está sucio, sus manos llenas de sangre, abre los ojos lentamente, por un momento está perdido, mira a su lado sin saber dónde está o que ocurre, pero recupera la conciencia muy pronto y un odio aparece en su rostro que siempre está calmado, levanta la vista y nos ve a Jaden y a mí, voltea a ver a todos lados, analizando cada centímetro de la habitación, antes de voltear a vernos de nuevo, un miedo profundo surca su rostro, se encuentra con la mirada de mi madre y puedo ver el amor que se transmiten, tan vivo, pero hay algo más, un mensaje, una pequeña comunicación entre ellos, algo que no logró descifrar. Fija su mirada en Nick, quien le sonríe como si hubiera ganado la lotería, probablemente esto sea eso para él.

—Deja a los chicos en paz —le gruñe mi padre—, no vas a obtener nada...—gime de dolor mientras intenta ponerse de pie, pero una fuerza lo arrastra al suelo—. ¡Suéltame!, a ver si eres tan valiente cuando peleas, refugiándote detrás de tus ineptos adeptos, como hace mil años—mira a Nick y le escupe a sus pies, él lo ignora como si no le hubiera importado—, cuando tuviste que salir huyendo y casi mueres...

Nick chasquea los dedos y mi padre cae contra el suelo, quedando inconsciente de nuevo, intento avanzar hacia él, con el odio y enojo saliendo de cada uno de mis poros, pero una mano me sujeta firmemente, Jaden.

Lucy se ha mantenido en silencio, en su posición de soldado obediente, me mira y frunce el ceño, le he provocado algo, después de todo, hay algo de la Lucy que conocí. Y ese algo de aquella Lucy que conocí es a quien es extraño, no a esta versión endemoniada de ella, alguien lejos de ser amable o tímida siquiera, a esta persona ante mí no le importaría matarme y a mí sí me importa, y ella lo sabe y lo va a usar en mi contra, pues usaré eso a mi favor para darnos siquiera una posibilidad de ganar.

—Margareth nunca te quiso —le digo, su expresión sigue sin inmutarse—, tenía sus razones después de todo, sus instintos son muy buenos.

Lucy se desplaza por la sala, rodeándome mientras hablo, no dice nada, me analiza y hace muecas de desprecio cuando mira mi mano, el símbolo de lo que soy, del porque debe matarme, de odio absoluto.

—Es muy aburrida y solo de verla quiero arrancarle cada uno de sus dientes —mira hacia arriba, a la jaula de Margaret—cuando tú no estabas, iba por ahí todo el tiempo pretendiendo ser buena y amable, y Margaret con su falso humor —se ha detenido a menos de un metro enfrente de mí, en sus ojos hay una maldad que me asusta, pero no por, sino por ella.

La examino mientras sigue hablando, lleva un short pegado de tela estirable, una camiseta ceñida y armas atadas a sus muslos, su cabello liso está recogido en una coleta, tiene una pequeña cicatriz en su brazo derecho, como si la hubieran marcado con una flecha de fuego perteneciente a la guardia de Aluris, probablemente así fue, no hay ninguna diferencia física, a excepción de sus ojos, lo que antes era un brillo, ahora es solo muerte y dolor.

—Jamás volverás a ser nuestra amiga —le digo, sé que no le importaran mis palabras, ese no es mi plan—, pero aún me importa tu vida, así que no hagas que te mate.

Suelta una carcajada, mientras Nick se acerca a ella y posa su mano en el hombro, ella se calma inmediatamente y le susurra algo al oído a lo que solo asiente.

—Tengo un mejor puesto aquí, soy la regente de este mundo, quien sabe, talvez cuando tomemos la tierra sea su reina, y no me preocupa tu amenaza barata —se lleva la mano a su cabello, suelta la goma que lo ata y la quema en su mano, pero no es el típico fuego normal, este es color negro, como el de Nick— una vez que todo esto termine, quien sabe, iré tras tus preciosos humanos, después de todo fuiste una.

—Lucía —dice Jaden a mi espalda—, sabias que tus padres fueron asesinados por este a quien llamas Rey —parece tan calmado con las manos en sus bolsillos, sin miedo a nada, pero puedo sentir lo que él siente a través de nuestro vínculo y tiene tanto miedo como yo, retrocedo lentamente hasta su lado y entrelazo su mano con la de él, me da un apretón en respuesta.

"Siento como si fuéramos a morir hoy" le susurro en su mente

"No es así, y si tenemos que hacerlo, nos llevaremos a estos de aquí" Es raro que Jaden diga palabras soeces para insultar a alguien, pero ni siquiera eso es suficiente para ellos, son el infierno mismo.

"Estoy dispuesta a ello, nadie merece morir en manos de ellos".

"No pasará" dice y sé que me miente por primera vez con toda la intención de hacerlo.

—Por supuesto que lo sé —responde Lucy—, pero si creías que me afectaría estás muy equivocado, ellos, simplemente estaban en bando equivocado.

Sus palabras demuestran lo que temía, no está de nuestro lado en ningún sentido y no puedo usarla para nuestro beneficio, me dedica una sonrisa antes de darse media vuelta y preparar la mesa del ritual.

Miro a mi madre, está dolida, puedo verlo en su mirada, ninguno de mis padres ha dicho nada, puedo ver como intentan planear un plan de escape, mi madre me mira con amor y preocupación, mi padre ha perdido la fuerza, apenas si puede moverse, me he distraído tanto con Lucy que olvidé que estaban aquí, miro a mi alrededor cuidadosamente, la única opción que tenemos, es incendiar este lugar...con nosotros adentro.

Una chica de dos mundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora