Capítulo Diez

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Ayer Jaden me dio el resto del día libre, porque necesitaba resolver algunas cosas de sus labores como príncipe y dirigente del segundo escuadrón en el ejército, lo cierto es que no hice mucho, perdí la tarde leyendo algunos libros sobre Aluris, así que ahora sé un poco más, pero no tengo idea de lo que hacen Jaden, James o mis amigos dado el caso. Sé que la guerra continúa, pero al contrario de lo que parece, más de la mitad de Aluris pertenece a Aluris, el restante son los campos de batallas, pues los Oscuros habitan en su propio territorio, creado de la nada, ubicado en un espacio vacío, en donde solo existen ellos, se sabe dónde está, pero no han logrado invadirlo, al menos no es tan grande como Aluris, es más como el tamaño de la luna comparado a la Tierra, pero siguen siendo enemigos poderosos.

Hoy vuelven mis amigos, James me ha informado esta mañana, no hemos hablado mucho, pero al menos lo he saludado, se ha ido con Jaden pues también ocupa un lugar como dirigente, pero del tercer escuadrón. Empiezo a pensar que debo buscar una manera de incluirme, no puedo vivir todo el tiempo tras ellos, si soy una princesa, debo luchar por ser digna de tal título.

Me termino de vestir y bajo al comedor, Rosalee y Darius no están cuando llego, pero no tardan mucho en aparecer, seguido de un Jaden y James vestidos con la ropa del día anterior.

—Buenos días, Astrid —me saluda James tomando asiento a mi lado, pero sin dejar de ver los papeles que trae en la mano —Padre, según este informe, estamos perdiendo territorio hacia el Sur, debemos hacer algo o reforzar las tropas.


Darius suelta un suspiro de frustración y voltea a ver a Jaden—¿Crees que podamos enviar elementos del escuadrón seis para apoyo del escuadrón 2? —pregunta seriamente, aparece una pantalla ante sus ojos y lee lo que está en ella.


No sé qué hacer, el desayuno aún no está servido, por lo que no puedo fingir que estoy comiendo, aunque en realidad no sé qué esperaba, James me dijo que bajara al comedor, que desayunaría y que después iría con Damián y Margareth. No es como que tenga una rutina o labores, solo he ido esperando a ver qué sucede, apenas si ha pasado una semana.


—Podemos enviarlos en una hora —responde Jaden, llama a uno de los encargados y le dice que prepare al escuadrón.


—Rosalee, cariño —le dice Darius, una sensación de alegría me recorre al ver el amor que hay entre ellos, me gustaría algo así para mí —, apreciaría que prepararas las armas.

—Lo haré en cuanto salgamos de aquí —le responde amablemente, pero también se oye muy cansada; todos ellos pintan con cara de no haber dormido toda la noche, me hace sentir un poco culpable, aunque lo cierto es que tampoco pude dormir muy bien, casi no lo he hecho.

—Astrid —me llama James —como ya sabes, eres una pieza fundamental en esta guerra —me da una tabla de vidrio transparente que resulta ser una tableta bastante compleja, más o menos llevo idea de cómo usarla—, si bien es cierto que todos nosotros aquí estamos siempre muy ocupados con asuntos de la nación, no puedes estar dentro, al menos no ahora.


—¿Por qué? —les pregunto, pero dirijo mi mirada a los ojos de Jaden. Es Rosalee, mi madre, quien responde.


—No es porque no queramos —dice ella dejando de lado los papeles que tiene en su mano y mirándome fijamente—, es que esta no ha sido tu vida, estamos en una guerra, y nosotros tampoco tenemos idea de cómo incluirte en todo esto, aquí no tienes el propósito de estudiar y terminar una carrera —hace una breve pausa antes de seguir—, aquí debes hacerte cargo de este reino, de Aluris, y justo ahora quieren tu sangre.


—Nuestro plan —interrumpe Jaden—es darte pequeñas instrucciones y enseñarte sobre tus poderes, en primer lugar, eso es lo primordial, ya después darte conocer todo lo relacionado a la guerra que asola, pero no creemos que estés preparada para pasar de una vida humana a esta vida, y trataré de estar contigo y tener tiempos libres para ayudarte, pero será un proceso muy largo.

Una chica de dos mundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora