Capítulo Cuarenta y Cuatro

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Siempre me pareció una molestia que cuando practicábamos el arte de volar, era de noche, pero hoy, en este momento, agradezco la noche, si fuera de día seguramente ya hubiéramos sido disparados, la usamos como nuestro escudo, desde arriba todo se ve muy diferente, el viento golpea mi cara, mi cabello cae sobre mis hombros, aprieto los brazos de Jaden cuando este desciende el vuelo, tenemos una buena altura, estamos a dos calles del museo, no había visto antes el centro de Aluris, no tenía tiempo y era lo último en mi lista de intereses, pero ahora que lo veo desde arriba, me hubiera gustado tener más tiempo para conocer este mundo, tiene sus maravillas, volteo a ver al lado y veo a Kathy y Margareth volando con toda la facilidad del mundo, talvez más adelante pueda volar con la gracia que ellas lo hacen, podría volar, pero mi poca práctica nos retrasaría mucho.

—Muy bien —habla Jaden mientras se detiene con cuidado de no soltarme—, ahora habrá que esperar la distracción de Santiago y Sophie.

Estamos escondidos detrás de un escudo de invisibilidad que he creado en cuanto nos hemos detenido, desde aquí la vista es preciosa pero es horrorosa, digo preciosa porque puedo imaginarme como es sin todo ese caos que ocurre abajo, no hay muchos ciudadanos, pero los pocos que quedan corren hacia la dirección del refugio, mientras que los soldados luchan contra el enemigo, el museo está rodeado de muchos oscuros, hay una docena en la puerta y en el techo donde planeamos entrar, hay otra docena, si descendiéramos ahora, ellos se darían cuenta de nuestra presencia a pesar de nuestro escudo de invisibilidad, todos ellos usan máscaras, las luces del museo están encendidas, no tenemos un plan en concreto, pero una vez que entremos tendremos que buscar a mis padres, y luego buscar a Nick y acabar con el de una vez por todas, el plan suena muy simple, pero no lo es ni por cerca.

—Se están tardando mucho, seguramente ya los atraparon—dice Margareth mientras se acerca a Kathy y se ubica a su lado—, a lo mejor deberíamos provocar nosotras la distracción.

—No —responde Jaden, sin dejar lugar a disputas—, creo en ellos, lo sabremos en su momento.

Mientras esperamos a la señal para poder aterrizar en el tejado, planeamos la búsqueda dentro de museo, esperamos que la distracción de los chicos, sirva para que despejen el techo cinco minutos, suficiente tiempo para entrar por la puerta que conduce al tercer piso del museo, y luego de allí, iremos dejando fuera de combate a los enemigos, hasta llegar a Nick, debo decir que mínimo no tiene un mal nombre.

Estoy tan absorta en mis pensamientos que casi no me doy cuenta cuando los oscuros del tejado empiezan a correr en dirección al exterior, saltan por los bordes cayendo sin ningún daño en el suelo, corren hacia la calle donde dejamos a los chicos, desde donde estoy puedo ver que han creado suficiente distracción, pues han quemado una casa o tienda o lo que fuera, solo espero no haya heridos.

Aprovechamos para bajar al tejado, deshago el escudo de invisibilidad, caemos limpiamente, la entrada al interior del museo está a unos cinco metros de distancia, no muy lejos, trotamos silenciosamente para no ser oídos, la puerta está encriptada, pero Jaden la rompe sin activar la alarma, primer entran Kathy y Margareth luego yo y nos sigue Jaden.

—Esperaba encontrarlo más custodiado— susurra Kathy.

Tiene razón, ha sido demasiado fácil, y el tercer piso está vacío, la sala principal sigue intacta, los objetos no han sufrido daños, está bastante silencioso, encendemos nuestros poderes, nuestro color característico de cada uno nos envuelve, caminamos por el pasillo, el museo es bastante grande desde el exterior, y dentro de él lo es aún más, parece casi el palacio de Buckingham, a diferencia de que este tiene su toque que indica que es de Aluris, nos detenemos un momento antes de salir de la sala, escuchamos voces al otro lado de la puerta, nos hacemos señales para atacarlos, Kathy sale primero seguida de Jaden, cuando yo salgo veo como uno de los oscuros se dirige rápidamente hacia mí, lo desmayo antes de que pueda tocarme un pelo de mí, los dejamos allí y tomamos el lado derecho del pasillo, derribamos a otros cuantos más, antes de bajar al segundo piso.

—Deberíamos dividirnos —dice Margareth, mientras se ajusta sus anillos—, encontraríamos más rápido a tus padres, Astrid.

—No nos queda de otra —digo mientras acomodo mi cabello en una coleta, es más fácil de pelear cuando esta así.

—Muy bien, nosotros iremos por la izquierda —dice Jaden tomando mi mano en la suya.

Kathy asiente con la cabeza y toma el camino derecho seguida de Margareth, hacemos lo mismo.

Seguimos caminando cuidadosamente cuando escuchamos un grito proveniente de una sala, tardó un momento en darme cuenta que es la voz de mi madre, no le doy tiempo a Jaden de detenerme, corro rápidamente hacia el origen de esa voz, seguramente allí también este mi padre.

Dobló la esquina cuando ellos se percatan de mi presencia, derribo a los tres oscuros antes de que puedan siquiera desenvainar sus espadas, empujo las pesadas puertas de madera con el viento que encuentro en mi alrededor, entro en la sala, sé que Jaden está detrás de mí, puedo sentirlo, pero también puedo sentir su miedo y preocupación, no por mí, ni por él, sino por los dos y por Aluris, he caído en la trampa.

—Vaya, vaya, los esperaba, pero no pensé que llegaran tan pronto—expresa con esa voz que repudio al instante, Nick.

Está sentado en una silla, en el centro de la pared con un cuadro increíble, viste una túnica color negra, su cabello es de color negro, sus ojos, eso es lo que más me aterra, son como los nuestros, color plata, a simple vista parecería un aluriano puro, pero hay algo en su magia que dice que no lo es, al menos ya no, su cara es simétrica, no es el anciano que supuse que era, al contrario, es joven, me atrevo a decir que aparenta la misma edad que nosotros, tan joven y con muchos años de vida. Mi madre está a su lado, encerrada en una jaula de Alejandrita, puedo ver porque ha gritado, tiene unas esposas de Alejandrita en su estado más puro, le están quemando sus manos, me mira unos instantes antes de caer inconsciente, pero lo que veo en sus ojos antes de desmayarse, eso no tiene palabras para ser descrito, miedo en su estado más puro.

—¡Mamá! —gritó mientras intento correr hacia ella, pero unos brazos me detienen, intento aflojarme cuando veo que es Jaden, está en su estado completo de alerta, mira fijamente a Nick, quien nos observa sin hacer nada, me sorprende que este solo, intento dar un paso adelante, envió una flecha de fuego en su dirección, pero esta es desviada con mucha facilidad.

Escucho un llanto proveniente del techo, es allí cuando me doy cuenta que no estamos solos, hay alrededor de unas ocho jaulas flotando en el aire, y hay también una docena de oscuros en el techo, todos observándonos con sorna, enciendo mis poderes al máximo Jaden me ha soltado, sabe que no haré nada, al menos por el momento, en el centro de la sala hay una caja de cristal con una bolita de fuego en ella, lo que me sorprende es que sé que es la bolita de fuego celeste, es el núcleo y la fuente de poder de nosotros dos, el núcleo de la magia, puedo sentir como me saluda la bola de fuego, pero me resisto a su llamado, la ignoro, seguramente Jaden también siente a la bolita porque se acerca más a mí.

—Esta vez, has perdido —dice Jaden con una mirada amenazadora.

—Eso está por verse —responde Nick, mientras una sonrisa burlesca aparece en su rostro, a continuación, alguien baja a su lado, me toma un segundo darme cuenta que es Lucy—, permítanme presentarme, soy el maravilloso y tan nombrado Nick, el líder de los oscuros, su nuevo Rey, o como me llaman, El rey de la oscuridad.

Una chica de dos mundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora