Jaden entra a mi habitación justo cuando estoy poniéndome mis botas negras, he recogido mi cabello en una coleta, es mejor así, quien sabe si tengamos que luchar un poco, mis botas tienen un poco de plataforma, con el fin de que sirvan como arma dado el caso. Jaden ya está vestido.
—¿Cómo te sientes? —pregunta mientras se acerca a mi lado y me amarra las agujetas de mi bota derecha.
—Nerviosa —trató de fingir que no es grave, pero sé que no puedo engañarle, me apoyo en su hombro mientras sigue amarrando mi bota, pasó una mano por su sedoso cabello, puedo notar la tensión en su cuerpo, él es el más fuerte de los dos, yo solo seré una molestia.
—No, no lo serás —dice antes que me dé cuenta que he abierto la comunicación mental, lanzo un portazo contra su mente, a lo que él solo se ríe—, has entrenado mucho durante estos meses que has estado en Aluris.
— Vaya—digo mientras me enderezó y quedamos de frente, bajo la mirada hacia mis manos—, no me había dado cuenta de que habían pasado cinco meses.
—Cuando tienes el peso de una nación encima y el peso de la vida en la juventud — dice mientras acaricia mi mejilla—, olvidas el tiempo y empiezas a vivir para la vida en vez de que la vida viva para ti.
—Que sabio —levanto mi mirada y sus ojos plata que tanto me gustan me atrapan—, quien sabe, tuvimos que crecer rápido.
—No sé —mientras habla examino su rostro, en la derecha de su frente hay una pequeña línea, bastante imperceptible, es demasiado fina como para notar que está allí, no me había dado cuenta antes y eso que he pasado mucho tiempo con él—, creo que sí, pero no es algo malo, creo que eso quiere decir que somos fuertes.
—Supongo que es así —acerco mi mano a su cabeza y paso mi dedo por la línea, sin duda es una fina cicatriz—. ¿Qué te pasó aquí?
Se queda sorprendido un instante, luego guarda silencio unos cuantos segundos antes de hablar, me pregunto qué le causo tanta preocupación— Fue un accidente de hace muchos años.
Guardo silencio a la espera de que continúe, parece pensar muy bien sus palabras, me está empezando a poner nerviosa a mí también, creo que yo tengo que ver con ella y no creo que sea del todo bueno, su rostro habla por sí solo.
—Ya dime que hice —le digo mientras me levanto y me apoyo en el baúl que hay en los pies de mi cama.
—No, no es que lo hicieras tú— dice rápidamente mientras pasa su mano por su cabello, dejándolo más desarreglado de lo que estaba.
—Ajá —digo cruzando mis brazos sobre mi pecho —, ¿Quién si no?, te he hecho mucho daño, tanto que no sé cómo es que me amas a pesar de todo, de no poder recordar quien era de chica.
Fija su mirada en la mía y me siento muy tentada de mirar a otro lado, pero no lo hago, debo enfrentarme a ello, ambos debemos, no recordar mi pasado es una herida que nos perseguirá a ambos, pero sobre todo a él.
—No —dice mientras se levanta de mi cama sin dejar de mirarme, hace ademán de acercarse, pero no lo hace, es mejor así—, claro que te amo, y siempre lo haré, esto no es tu culpa, la cicatriz tampoco es tu culpa, aunque tú lo hicieras, no hubo muertos, así no hay peligro.
—Qué no hubo muertos? — siento un enojo que nace en mi corazón, pero no contra él, sino contra mí misma, le he herido, tanto física como emocionalmente, mientras yo vivía una vida tranquila, él vivía con el dolor de no saber de mí, al igual que James y todos los demás—, ¿Es que yo te la hice?, da igual, seguro que sí, es una cicatriz de fuego Jaden, pude haberte, matado.
—Pero no pasó, no había peligro —dice él, suspira de la frustración que le provoca esta situación, a mí también me frustra.
—Entonces explícame, porque a mí no me cabe.
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Una chica de dos mundos
FantasyMi mayor problema es describir la historia de modo que resulte interesante, pero lo intentaré. Astrid es una chica que ha crecido en el mundo de los humanos toda su vida, o eso es lo que ella cree, para ella su mundo se ha venido abajo cuando sus pa...