Una chica de dos mundos

Capítulo Cuarenta y Nueve

Abro mis ojos y lo primero que veo es un techo, me resulta familiar, no puedo ubicar donde estoy por unos minutos, ni mi nombre, cuando lo consigo, miles de recuerdos atraviesan mi mente, acuchillando mi corazón, sigo tan quieta que empiezo a asustarme, lágrimas ruedan por mi cara, siento el descontrol de todo, siento a alguien a mi lado pero no me importa quién es, no me importa nada en este momento, luego de que mi madre me tocara la mejilla, perdí el control, no entendí sus palabras, hasta que ha dicho sus palabras en un idioma desconocido, del libro blanco, es todo lo que sé, ha detenido todo y ha tomado una parte de mi humanidad, si es que no toda, ha soltado a mi padre y las han dicho juntos, se han extinguido de este mundo, han extinguido su existencia, como si nunca hubieran existido, han usado una magia de la que no tenía idea que existía, y ahora yo y Jaden somos sus guardianes y únicos poseedores de ella, a pesar de no saber lo que es.

Siento unos dedos recorrer mi mejilla limpiando mis lágrimas, se sienta en la cama ayudándome a sentarme, me abraza como si se le fuera la vida en ello, acaricia mi espalda y mi cabello. Mis lágrimas han cesado lentamente.

—Perdóname —murmuro suavemente, apenad audible, siento mi cuerpo adolorido, más que nunca-, yo...

—Silencio —pone un dedo en mis labios haciéndome callar— nada de eso importa— sus ojos se fijan en los míos, mirándome con tanto amor y un poco de enojo, se acerca a mis labios y me roba un beso pequeño, su acción envía un montón de sensaciones a través de mi cuerpo, sonrió un poco y me acuesto en su pecho, saboreando el momento— Te amo, no lo olvides.

—Te amo tanto, no quise hacerte daño —susurro —lo sé todo, sé lo que ha pasado, hemos ganado a costa de mis padres, soy huérfana de nuevo, James se ha quedado sin sus padres— Sollozo en su camisa mientras me sujeta entre sus brazos.

—Lo sé nena —dice él— Han pasado... dos meses desde su muerte.

Me separo de él un poco sorprendida, dos meses han sido segundos para mí, miro a sus ojos buscando una respuesta a una pregunta no formulada.

—El golpe fue muy duro, ellos... —no hace falta decir quiénes y describir el golpe— murieron, hicieron lo que planeabas hacer, pero mucho más extenso, dieron su vida porque esa magia te mata si no eres...lo que somos nosotros.

Me abraza de nuevo y lo dejo hacerlo, no me importa, correspondo su abrazo.

—No he sabido de eso el libro blanco hasta que he visto tus ojos, ese color, pensaba que solo era de los vampiros, al parecer también es nuestro, he sentido la transición que me han hecho cuando... se hicieron polvo y tú estabas más cerca de tu madre, y tomó parte de tu fuerza, caíste y tus venas se volvieron negras— se ríe un poco— me dio terror, pero sabía lo que era, los demás que estaban con Nick murieron y Lucy, creo que se hizo polvo también, al resto los protegí con mi capa de protección y después del caos que no duro ni dos minutos... nosotros nos dimos cuenta que estabas dormida, perdida, no podíamos hacerte volver, creí que habías muerto, pero Kathy dijo que tu corazón latía, y supe que era lo que pasaba.

Hace una pausa y me acerco a su mejilla y le doy un beso, me duele moverme y él lo nota y me acomoda entre sus brazos para que no me duela. Dejo que tome su momento antes de que continúe.

—Estabas perdida en ti misma, el secreto de tus padres fue dado a ti, probablemente no sepas ni lo que es, y la fuerza de eso te tumbó, tenía miedo de que no despertaras nunca, las cosas han vuelto a su cauce, mi padres se han encargado, he estado todo el tiempo aquí.

Veo lágrimas caer por su rostro, llevó mi mano a su mejilla y las limpio como el hizo conmigo.

Me acerco a sus labios y lo beso con todo el amor que tengo, que no cabe en el universo, aguanto el dolor por unos segundos hasta que Jaden me separa de él.

—No te preocupes ya habrá tiempo —me dedica una sonrisa y se acuesta conmigo en la cama abrazando mi cintura—, por ahora descansa que cuando estés mejor, nos iremos a la tierra.

Sonrío ante su noticia. — ¿De verdad?

Asiente y me besa en la frente. —De verdad, necesitamos un tiempo, con toda la oscuridad del secreto de tus padres, será mucho, he empezado a sentirla y me estoy ahogando, así que nos iremos y dejaremos todo a nuestros padres y a tus amigos y tú y yo vamos a vivir sin preocuparnos por nada, todo el tiempo que necesitemos.

Sonrío antes de cerrar mis ojos y decir. —Es un plan maravilloso y te amo por eso.

—Descansa un poco más, después veremos todo.

Su sonrisa es lo último que veo antes de caer en un sueño nuevo.