Capítulo Treinta y Seis

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El viaje de regreso a New York fue muy complicado, pasar desapercibido no es fácil cuando bajas de un jet privado, cortesía de la aerolínea de Damián, esperaba que mi gerente no estuviera haciendo ruinas mis empresas, pero eso era lo último que tenía en mente, debíamos evitar una guerra, aunque lo más extraño de todo es que al bajarnos del avión un montón de periodistas nos estaban esperando, la mayoría de veces olvidaba que todos creían que era novia de Damián un modelo reconocido, pero estos se dispersaron al instante, cortesía de mi novio que no me había mirado ningún momento, por supuesto a Jaden eso no le sentó muy bien, tener tantos periodistas siguiéndote no es agradable, estaba un poco molesto, no me había hablado en todo el trayecto hasta el taxi y aunque ahora estábamos en un restaurante comiendo algo decente mientras los demás llegaban, pues aún seguían fuera, nuestra parte había sido la más fácil.

—¿Sucede algo? —pregunte mientras trataba de leer el menú.

—No, ¿ya sabes que vas a comer? —está tratando de cambiar el tema, pero no le dejo pasar.

—No me cambies de tema —dejo el menú a un lado y le miró fijamente, una risa se le escapa, esto le parece divertido.

—¿De verdad quieres saber? —pregunta mientras sigue observando el menú.

Me quedo en silencio a la espera de que continúe con el tema. Sé que está molesto, pero no entiendo porque, sabe que no he salido con Damián ni con nadie más, y que tenemos cierta fama en este mundo mortal, no es que nos guste, pero cuando eres medio millonario todo el mundo te conoce y no puedes ir a muchos lugares sin que te reconozcan, algo incómodo, pero aprendes a vivir con ello.

—Muy bien —deja el menú sobre la mesa y empieza a jugar con la pajilla del vaso de agua, sigue sin mirarme—, estoy molesto.

Vale, suponía que estaba molesto, no pensé que tanta atención le molestara tanto. —Lamento lo de los periodistas, supongo que había olvidado que a veces puede ser molesto, bueno siempre es molesto, pero...

—No puedo creer que no estés captando la situación— me interrumpe Jaden, me está mirando y hay un enojo en sus ojos color purpura, los ha cambiado a propósito, pero aun así tiene cuidado de que nadie lo mire—, no estoy molesto por el acoso, suele sucederme todo el tiempo, en Aluris, solo que he estado dentro del castillo que no has visto como es cuando sales a las ciudades, estoy molesto porque todos creen que eres novia de Damián cuando tú eres mi novia, estoy celoso, porque en este mundo yo no soy nadie, y tú tienes todo esto, eres conocida aquí, no importa por qué eres conocida, pero lo eres, aquí también eres una princesa y yo no soy nadie y me enoja saber que nadie sabe que yo soy tu novio y no Damián, quien por cierto, me va a escuchar.

Sus palabras me han dejado sin habla, mis mejillas están un poco coloradas, tiene razón, he sido algo tonta por pensar que estaba molesto por los acosos de los periodistas, claro que está molesto pero no conmigo, está molesto con el mismo por no haber estado para mi durante años, está molesto por que los Oscuros le han quitado años a mi lado, yo no puedo estar molesta, cuando no puedo recordar nada, pero si me pongo en su lugar yo también estaría molesta con ellos y su líder Nick, el oscuro inmortal, quien lleva más de mil años tras el poder, me daría celos que el mundo crea que su novia es alguien más que no sea yo.

—Sabes que te amo —tomo su mano entre las mías y parte de su enojo se disuelve —, no importa lo que la gente crea, creo que en este mundo ya no queda nada para mí, luego nadie me recordara, porque me quedare en Aluris.

—No puedo hacerte eso— mete un mechón de mi cabello detrás de mí oreja y la mirada de amor que veo me derrite hasta el alma—, siempre podemos venir de visita de vez en cuando, este mundo es una parte primordial de ti y no puedo quitártelo.

—Te lo agradezco muchísimo.

—Bueno, si están a punto de besarse les sugiero que lo guarden para otro momento —la voz de James me pega un susto enorme, tanto que mis poderes se activan al instante, mientras que Jaden lo mira como si fuera Nick, aunque no sabemos cómo es—, lamento interrumpirlos de esta manera.

—Demonios, ¿Cómo has llegado en poco tiempo? — pregunto mientras trato de calmar mi acelerado corazón que aun bombea fuerte contra mi pecho a punto de salir de la caja torácica.

James esta fenomenal, vestido como si fuera a una sesión fotográfica, su cabello está perfecto, ni hebra se mueve de su lugar, se sienta con nosotros en la mesa, gracias a las estrellas no había nadie cerca cuando apareció.

—Pues, veras, cuando encontré la piedra de la oscuridad en una bóveda —mira a Jaden quien toma la caja que está en la mesa y la analiza unos segundos—, por cierto, casi me atrapan y me condenan, el presidente estaba molesto por mi invasión, seguro que ni mencionaran que alguien los invadió y que mal por ello...

—Al punto James —le dice Jaden mientras sigue analizando la caja sin abrirla, la caja es negra con piedras blancas incrustadas, brilla un poco pero no mucho, adentro está la piedra, pero Jaden no la abre por seguridad.

Abro la caja y veo la piedra, al tocarla mis poderes incrementaron muchísimo, casi como si no se hubieran debilitado al cortarse los portales, y pude transportarme hasta donde estaban ustedes, solo pensé en transportarme a donde estaba Astrid y bum, aquí estoy.

Nuestros poderes habían disminuido bastante cuando los portales se cortaron, aun teníamos bastante, pero transportarse de un lugar a otro se nos era imposible ya que al cerrarse los portales se cortó la magia de transporte y nos veíamos obligados a movilizarnos como lo hacían los demás, y solo podíamos usar la magia que estaba dentro de nosotros, que era casi toda, tele transportarse requería de muchas cosas que aún no comprendía.

—Esto es peligroso en manos de las personas equivocadas — murmura Jaden y estoy de acuerdo con él, es un arma, su uso dependía de quien lo tuviera, por eso todas las piedras habían sido divididas.

—Sin duda lo es —responde Jaden —, debemos quemarlas después de abrir los portales y temo que los adeptos de Nick intenten quitarnos las piedras— su cara paso a ser seria, rara vez James era totalmente seria, siempre había algo de humor en él, la situación estaba peor de lo que imaginaba—, podrían ir tras nosotros y torturarlos a ustedes ya que no puede matarlos, y podría quitarles su esencia, pero no he visto ni un oscuro, aparte de los grises, que resultan que no son oscuros— frunce el ceño y luego sacude la cabeza ante su propia confusión—, podría venir tras nosotros, pero no lo ha hecho, presiento que sabe de las piedras y él las quiere.

—O podría estar atacando Aluris —suelta Jaden, abro mis ojos ante la idea de que eso este pasando, es una posibilidad que no habíamos pensado hasta ahora—, yo mantenía la barrera, ahora que no estoy allí y el portal se cortó, no creo que siga en pie.

—Ojalá y nuestros padres puedan mantener la barrera—dice un James muy distraído.

Una chica de dos mundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora