Capítulo Treinta y Dos

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Pasamos el resto del día empacando ropa y las cosas que necesitaríamos para buscar a los guardianes, lo único que sabíamos es que había un grupo que conocía la ubicación de los guardianes en Irlanda, casi al otro lado del mundo, Elijah, Sophie y Santiago ya habían salido en búsqueda de las piedras, James estaba en salida al igual que Juran y Jaden y yo estábamos cruzando la calle hacia el aparcamiento en donde Elijah nos estaba esperando para dejarnos en el aeropuerto.

El aparcamiento estaba un poco oscuro cuando llegamos, buscamos una camioneta color negra entre los demás coches.

—Alli esta —dijo Jaden mientras me arrastraba hacia el lado mas alejado del aparcamiento.

Nos acercamos a el y la ventanilla del conductor se bajo, James estaba sonriendo.

—No me digas, esta guay el auto ¿no?— hizo una seña con la cabeza de que nos subiéramos rápido.

—No más que mi nave —le respondio Jaden mientras cerraba la puerta—, llevanos al dichoso aeropuerto.

—¡Jamas has estado en un aerpuerto! — dijo James mientras se reia tanto que le empezó a doler el estomago—, no puedo creerlo.

—Callate —respondio Jaden, sus ojos se tornaban plata, pero no estaba molesto, era más una reacción normal, pero para aquel que no lo sabia, lo asustaba.

—¡Será divertido! —sacudí su cabello con mi mano y el la agarro y la entrelazo con la suya—, aunque creo que no mucho, has visto tanto que no creo que te emociones.

—No digas eso —beso mi mano y me miro con esos ojos que tanto amaba—, nada contigo sería aburrido.

Iba a responderle cuando James tosio para llamar nuestra atención.

—No voy a estar dos horas aguantodolos— encendio el auto y empezó a sacarlo del apartamento—, y tu Jaden jamas te crei asi, iug, que asco.

—No le hagas caso princesa.

Me quede dormida en su hombro, cuando Jaden me despertó mi cabeza estaba en su regazo, me dio un beso en la frente y nos bajamos del auto, Jaden y yo fuimos por un lado mientras que James fue por otro, teníamos rutas diferentes, pasamos sin detenernos hasta el avión con destino a Irlanda, obra de Jaden y sus trucos mentales en las personas, fue un poco extraño, aunque yo lo guiaba por el camino, el avión salía a las seis de la noche, aterrizaríamos en unas ocho horas, por lo que llegaríamos a las tres de la mañana y una hora más llegar al hotel y luego salir a la siete al castillo Malahide, probablemente nadie pensaría que en un lugar turístico hubieran tantos secretos.

—Debería dormir un poco —Iba a decirle que estaba bien, pero vio algo en mí que le revelo lo que pensaba—, nada de que estas bien, duerme un poco, te hará bien, yo puedo aguantar un poco más, luego te despierto para que pueda dormir yo.

—¿Lo haras? —pregunyte, mientras me volvia a la azafata que en ese momento me ofrecia un jugo de naranja y una almohada.

—Lo haré —dijo mientras tomaba la almohada y la acomodaba en su regazo—, cuando despeguemos te duermes.

—Gracias —le dedique una sonrisa y le di un casto beso, y sin duda me dormi después de despegar.

Una chica de dos mundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora