Capítulo Cuarenta y Ocho

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Estoy en un césped, siento el sol filtrarse por mis ojos, no tengo idea de quién soy o que hago aquí, visto un vestido negro, hay líneas que representan mis venas, hay un océano a la distancia, puedo oírlo, hay un espejo enfrente de mí, sentada en el césped ahora, con los pies descalzos, observando mi aspecto, pero lo más sorprendente: mis ojos rojos con chispas negras, mientras me observo, mi cabello liso que golpea mi cara, mi sonrisa vacía y fría, mis mejillas sin color.

Escucho unos pasos detrás de mí, me doy la vuelta y veo a una mujer de cabello rubio con ojos morados, que cambian a rojo rápidamente, viendo entre el espejo y ella, somos bastante parecidas, a su lado hay un hombre con ojos morados, sé que sus ojos son rojos, sin cambiarlos, dejándolos morados, su cabello castaño como el mío, la misma mirada profunda que la mía, detrás de ellos hay una pareja, la mujer se parece al hombre que esta con la mujer rubia, todos me miran, sonríen dulcemente, amándome con cada fibra de su alma, al igual que yo, no sé quiénes son, pero lo sé todo, no sé mi nombre pero sé quién soy, me pongo de pie y me acerco a ellos, toco el lugar donde está el corazón de mis padres, laten a la misma velocidad, dejo caer mis manos, me dan un beso en ambas mejillas al mismo tiempo, mis tíos me abrazan uno por uno, sigo sin hablar, y sé que no puedo decir nada.

—Cariño, perdónanos— los miro y sé que entienden mi respuesta, lo he hecho —, teníamos que hacerlo, he usado un hechizo del libro rojo, y a cambio hemos muerto, estábamos muy débil, en el proceso, te hemos convertido a ti y a Jaden en esto, han perdido parte de su bondad que les quedaba, pero no es eterno, así que sigues siendo tú, a pesar de todo el dolor, les tomará años estar bien de nuevo, pero sé que se tienen a ustedes, deberás descubrir lo que es la magia del libro rojo, lo necesitaras en un futuro.

La miro y solo asiento, miro a mi padre y me abraza, susurrándome al oído las siguientes palabras— Tienes mi consentimiento con Jaden si lo deseas, es perfecto para ti, y ustedes pertenecen el uno al otro, dile que le mando saludos, el te ayudará con lo que sea que venga en el futuro

Mis tíos me abrazan por última vez y me dicen lo mucho que me aman y que sus muertes no son mi culpa, que viva y que no muera, me pongo colorada cuando dicen que tenga hijos cuando sea el momento adecuado y que tomé precauciones por el momento.

Me doy la vuelta, sin decir ninguna palabra, camino hasta el espejo, lo tomo de una esquina y lo estiro, cruzo el portal devuelta a mi lugar, me pierdo en la inconsciencia de nuevo.

Una chica de dos mundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora