Capítulo XI

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Lamento enormemente el retraso, pero aquí está el siguiente!


Capítulo 11

-¿Así que Felipe está enamorado de tu amiga Marcia? – preguntó Maite para confirmar.

-Sí, el profesor Álvarez-Hermoso y ella tuvieron algo así como un romance clandestino hace unos semestres – afirmó Camino – fue un comentario popular unas semanas, sobre todo porque ella está casada.

Maite inclinó la cabeza hacia la izquierda – Mal asunto, entonces – comentó.

-Lo sé, pero no los puedo culpar, se han enamorado y Marcia lleva demasiado sin tener un matrimonio feliz – la joven defendió a su amiga – es una mujer inteligente y, aunque no tuvo la oportunidad de instruirse lo suficiente, es culta y busca superarse.

Maite sonrió – parece que la estimas mucho.

-Lo hago, quisiera ayudarla para que no tuviera tantas dificultades, mi familia le ha dado trabajo a su esposo, pero no es lo mismo, ¿sabes? – expuso Camino- me gustaría hacer algo más concreto.

-Son ellos los que deciden no vivir la vida como merecen, no tú – Maite la interrumpió – no te sientas culpable sólo porque ellos no tienen el coraje o la fuerza necesaria para cambiar su suerte.

-Quisiera hacer algo más, no sé.

-¿Por qué tú tienes dinero y ella no? – le preguntó Maite - ¿alguna vez acaso te lo ha pedido? – su alumna la observó - ¿dinero quiero decir?

-No, que va, ni siquiera ha querido que le buscara un trabajo mejor siendo lo buena que es para todo – contesto Camino.

-Entonces, será que no necesita eso de ti, necesita que seas su amiga, que la aconsejes como a cualquier otra amiga– argumentó Maite – Marcia querrá de ti una amiga que no le ofrezca dinero, sino que la trate de igual a igual.

-No lo había visto de esa manera – comentó Camino pensándose las palabras de su profesora - ¿Crees que la he ofendido intentando ayudarla?

-Claro que no, pero si te ha respondido siempre que no deberías dejarlo estar y cuidar tu amistad de la forma habitual – la estudiante asintió y Maite sonrió – de todas maneras, creo que no me sorprende la actitud de Felipe, lo conozco desde que éramos jóvenes y siempre ha sido igual de comedido, una pena a decir verdad.

-¿Son amigos?

-Lo fuimos – le explicó la mentora – siendo más jóvenes durante mi instrucción aquí en España, coincidimos por una temporada por fuerza y él se convirtió en algo así como un confidente para mí, creo que era porque de todas las mujeres fui la única que no intentó ligar con él.

Camino se rió suavemente – pues supongo que eso es muy probable, es una pena que ya no tengan una relación tan cercana.

-El tiempo, el tiempo todo lo difumina cuando no es verdadero, cuando es, quizás, conveniencia – la pintora suspiró – eso unido a los estragos que hace la juventud cuando salimos al mundo, cada uno siguió caminos diferentes y con el tiempo dejamos de hablar.

-Sigo pensando que es una pena – insistió Camino, mientras iba guardando sus últimos útiles porque la hora de volver a casa estaba pronta.

-Nos respetamos artísticamente y eso es lo que cuenta – le dijo entonces la profesora.

-Vale, entiendo – la joven Pasamar sonrió – espero que el profesor en algún momento se dé cuenta de que a veces para ser feliz hay que insistir un poco.

Camino a la Pasión [MAITINO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora