Capítulo XXVI

3.1K 118 39
                                    


Bueno, tristeza nao tem fin dice una canción... Ánimo, gentes!


Capítulo 26

-Tío, tranquilo, no ha sucedido nada que sea digno de mencionar – Maite hablaba por teléfono con su tío Armando, quién estaba preocupado por la visita inesperada que sabía habría tenido lugar los días anteriores.

-No puedo creer que estés tan serena, Maite – Armando estaba consternado – esperaba que tener que ver a esa mujer te produjera mayor conflictividad.

Maite sonrió al teléfono imaginando la incredulidad de su tío – no ha sido fácil, pero no ha sido tan difícil como todo el mundo suponía.

La voz de su tía Susana, antes mentora, se coló en el aire – tu madre también, ¿eh? Mira que darle las llaves a esa mujer sin consultarte nada.

-Mamá no sabía nada, Susana, me reservé los detalles de la ruptura para mi cuando estuve en su casa y estas fueron las consecuencias – Maite defendió a su progenitora – desde su perspectiva era una ruptura civilizada y Ángela es muy persuasiva cuando lo desea.

-No te habrá convencido a ti, ¿verdad, hija? – preguntó su tía.

-No, no – Maite soltó una suspiro que sonó hasta divertido a los oídos de sus tíos – nada más lejos, se fue como vino – expuso – o peor, se fue incluso con menos de lo que vino porque me hice con las llaves, a propósito – hizo una pausa para coger aire y pintar un trazo de su obra – hice que cambiaran las cerraduras de ambas puertas, tengo las copias conmigo, lamento el jaleo, pero si han de venir pronto tendrán que comunicarse conmigo para entrar.

-Faltaba más, Maite, no hace falta disculparse, cuando tu madre me dijo que ella iba para allá y tenía su copia, esperaba a que la recuperara, pero me has ganado en cautela.

-Bien, pues no se preocupen por nada, no tengo intenciones de volver con Ángela – aseguró la mujer joven al teléfono mientras seguía trazando pinceladas y sonriéndole a las curvas de su pintura.

-¿Estás pintando nuevamente? – preguntó Susana.

-Así es – dijo la mujer – más que nunca yo diría.

-¿Hay algo que quieras contarnos, Maite? – cuestionó su tío a quién tanto la determinación de su sobrina como su inspiración le daba cierta curiosidad.

-Nada por el momento.

-Vale, voy a contentarme porque hay otros temas a tocar, ¿cómo te está yendo con el programa de la Escuela de Arte? – quiso saber Armando.

-Alonso nos ha dicho que te está yendo estupendamente con la alumna que has escogido – agregó Susana.

-Para ser Alonso alguien que no ha visto ni una de las obras de Camino todavía es muy intuitivo – Maite sonrió y delineó una sombra en el cuadro – lo cierto es que ha tenido un progreso admirable, sus obras tocan profundo – Maite omitió en su mente qué otras cosas referidas a Camino tocaban profundo porque le costaría demasiado disimular.

-Camino – Armando sopesó el nombre en el aire - ¿Camino Pasamar?

-¿Pasamar? – preguntó de inmediato la tía Susana.

-Sí, ella – confirmó Maite quedándose en vilo por el interés de sus tíos.

-La hija de Felicia – comentó su tío – lo extraño es que su madre acepte que la muchacha este dentro del programa.

-Bueno, ha costado, pero de momento no se entromete como para que sea un obstáculo para Camino – explicó – costó poco, solo mostrarle el talento de su hija y un poco de la ayuda de su hermano – Maite agregó – de hecho, iré a cenar con la familia en los próximos días.

Camino a la Pasión [MAITINO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora