Capítulo XVII

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Bueno, de corazón espero que les guste...

*Respira profundo para calmar los nervios y actualiza*


Capítulo 17

Maite no sabía, no tenía ni idea. No sabía que caería en una trampa honda, insondable nada más poder rozar la piel de Camino. El beso marcó el inicio y sintió que en su pecho vibraba un corazón entero, más entero que nunca. Qué maravilla hace el amor que nos reconstruye desde los pedazos que deja el pasado. Maite Zaldúa, quién llegó a Madrid pensando en olvidar, solo en olvidar y esconderse detrás de las horas muertas rogando a encontrar una chispa de pasión en algo mundano para poder volver a pintar, hoy deseaba recordar cada segundo, poder marcarlos a fuego en su memoria.

A fuego como este momento dónde ella era eso, un cúmulo de emociones en llamas.

La camisa de Camino terminó en el suelo nada más dar con los botones y ella quería ser suave, quería tomarse el tiempo, no sólo porque hay cosas que es bueno poder memorizarlas con esmero, sino porque su pequeña era joven y, por lo que entendía, no había tenido muchas experiencias. Quizás ninguna. Se hubiera planteado parar para hablar calmadamente, pero fue el ímpetu de la propia Camino el que cambió la suerte. Le arrebató su bata de trabajo, a la que pronto se unió su camiseta y también la de Camino. Allí de pie, con la espalda de la joven rozando el viejo mueble de caoba que tenía para guardar sus materiales, con ella a un palmo con la piel tan expuesta como la chica, todo su deseo se concentró en ver, en mirar. Siguió las curvas del torso de Camino perdiéndose por ellas como si estuviera navegando por un río lleno de marismas donde naufragar. Porque ella quería naufragar en ese cuerpo que le agitó la respiración, aunque no tanto como ver a la joven con los ojos perdidos en el suyo, quizás con una emoción similar.

Atrapó su boca y ambas jadearon sintiéndose. Las manos tibias de Camino bajando por su espalda y peleando una batalla con el broche de su sujetador hasta ganar, ella haciendo lo mismo con el suyo. Tomó el rostro Camino con una de sus manos y sus bocas se buscaron con deseo. Maite envolvió el labio inferior de Camino entre los suyos y morderlo fue tan inevitable como gemir mientras lo hacía. El gimoteo que partió de la garganta de la otra mujer revolucionó su piel causándole espasmos que caminaron por todo su cuerpo. Lamió ligeramente el punto del mordisco y jugueteó con su lengua delineando los labios de la muchacha, notando como se agitaba y trataba de rozarla con su propia lengua. Sonrió al notar su deseo y soltó aire marcándolo sonoramente. Tomó a Camino de la cinturilla de sus tejanos y la arrastró hasta el sofá que alguna vez ya había ocupado semi desnuda, torturando sus sentidos. Hoy tendría su revancha, sobre ese mismo sofá. La misma musa, pero desnuda sólo para ella.

La sentó y se colocó a horcajadas. Acarició el sedoso cabello de Camino y enredó sus dedos en él, tomando una postura levemente dominante. Se concentró en las ganas que Camino mostraba por besar su boca, acercándola hasta rozarla apenas y alejándose. Quería verla estallar de deseo y que la tomara por su propia cuenta. Acarició sus labios, luego su lengua provocando que la joven se encaramara ligeramente para alcanzarla. Le rozó los labios con los dedos y Camino le mordió una de las yemas, quizás para manejar la tensión que la recorría. Eso hizo que Maite perdiera su aparente calma e iniciara ella misma el beso, apretando su boca contra la de Camino y dándole lo que la chica tanto estaba buscando. Sus lenguas se rozaron y se abrazaron girando de forma sutil, haciendo que ambas jadearan. Exploraban, se recorrían, el beso era húmedo y chasqueante. Y sus caderas producían un involuntario vaivén que no hacía más que aumentar el calor. Fue la necesidad de aire lo que las detuvo y, por la postura en la que estaban, los ojos de Camino observaron el pecho de su profesora con avidez y, al ser descubierta, reaccionó con ligera timidez. Maite sonrió.

Camino a la Pasión [MAITINO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora