Capítulo XLVIII

1.9K 129 108
                                    


Bien, aquí vamos, mis amores  *respira profundo y al rinconcito de la ansiedad* 


Capítulo 48

Luego del incidente con Ildefonso, Camino simplemente se dedicó a mover sus obras lentamente al salón y a conversar con los compañeros del programa sobre aspectos de la disposición. Día a día fue encontrando su espacio. Una a una fue colocando las 7 obras en su sitio, en el lugar que le pareció más adecuado. Quería progresividad, que aquellos que vinieran a ver su rincón viajaran con ella en el recorrido que había hecho. Comenzó colocando el retrato de Cinta y Emilio, su primera obra expresionista. Luego el bosque, la manifestación pro-mujer, aquella obra plagada de tristeza que pinto cuando Maite la rechazaba que le valió el mote de "avecilla", la composición, su composición con divisionismo y la naturaleza muerta realista. Descartar entre sus obras no fue algo sencillo, pero Maite la ayudó antes de marcharse con un consejo muy específico: aquellas que te generen mayor impacto emocional como creadora son las elegidas porque tendrán más oportunidad de llegar a los ojos que las miren. Y, por supuesto, el desnudo de Maite que ella conservaba en su casa y que nunca estuvo en los planes de exposición por lo obvio. En total, contando la que Maite le pidió específicamente no exponer, se le habían quedado 4 obras fuera del conteo.

Claro que su última obra, la que pintó de la mano de Felipe, era su predilecta y por tanto la pieza central. Sonrió al verlas a todas en su sitio, incluso esta última aunque aún cubierta ya que Alonso pidió que cada uno la revelará durante el momento en que estuviera inaugurado el evento.

-Realmente has progresado mucho – Genoveva se paró a su lado y observó su rincón con interés – tu nivel con el expresionismo es muy delicado.

Camino sonrió – Gracias – giró su cabeza hacia la zona de la otra joven y agregó – en tu rincón veo cosas muy interesantes también.

-Lo sé – a Camino la honestidad brutal de Genoveva siempre la había contrariado, pero supo conocerla y entenderla estas semanas, era una persona muy segura de sí misma y, en los tiempos que corren, esa era una virtud muy bien valorada – es increíble – dijo acercándose a la composición de Cinta y Emilio – ella parece brillar – luego sonrió y miró a su compañera – algún día me gustaría que me retrataras.

Camino no pudo evitar un gesto de curiosidad - ¿De verdad?

-Sí, no hay duda que entre los que estamos aquí serías la mejor para retratarme – Genoveva volvió a mirar el retrato – es mirar a tu cuñada y poder oírla sonreír.

-Fue el primer boceto que le mostré a Maite – le contó la joven Pasamar sonriendo – me pilló el primer día con la libreta y, a pesar de que me moría de vergüenza, no podía evitar mostrárselo, era la profesora – recordó – me sorprendió lo mucho que parecía gustarle – suspiró y luego carraspeó porque se había dejado ir – lo siento, se me fue la cabeza.

-No, no lo sientas, sigue, te veías muy feliz hablando sobre ello – Genoveva caminó hasta el cuadro del bosque – este lo he visto, pero cuéntame que recuerdas.

Camino recordaba muy bien aquel cuadro – con este la sorprendí yo a ella, fue la primera vez que lo noté realmente – dijo y su compañera se sorprendió de verla tan atada a sus memorias con Maite – aún no sé cómo pudo encontrarme en este cuadro.

-¿Encontrarte? – preguntó Genoveva – en un sentido figurativo, quieres decir.

La joven Pasamar se rió tenuemente – No, en todos los sentidos – observó a la otra estudiante - ¿Qué ves cuando lo ves?

Camino a la Pasión [MAITINO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora