Capítulo L

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Bueno... jo, espero que este capítulo les guste un poquillo...

¡Nos vemos el lunes para los 3 últimos!

Capítulo 50

Los 5 minutos se convirtieron en 7, pero nadie se quejó y cuando, finalmente, volvieron a ingresar se encontraron con Jacques esperándolas. Camino por fin tuvo tiempo para pensar en el francés amigo de Maite que había analizado su obra y, por su reacción, la pintora también.

-Jacques, perdóname – le dijo la morena – te he abandonado totalmente esta noche.

El hombre sonrió con sus ojos marrones oscuros y chispeantes, mientras se acomodaba el cabello – No te disculpes – le pidió – yo he tenido que hablar con mucha gente hoy y tú tenías que reencontrarte con tu amor – la forma en la que pronunció la palabra "amor" con un final tan gutural le causó una sonrisa a Camino.

-No hace falta que te la presente, ¿no? – le cuestionó Maite.

-No, ya me has hablado mucho de ella y, además, yo me he presentado antes – inclinó la cabeza con mucha educación – Buenas noches otra vez, Señorita Pasamar.

-Llámeme sólo Camino, por favor – le pidió la joven - ¿Es Jacques? ¿El Jacques que mencionaste en una historia de tu pasado?

-Veo que la muchacha conoce bien nuestro vínculo, ¿eh? – dijo el hombre – es un pasado poco halagüeño, pero podemos decir que ahora buscamos un mejor vínculo para el futuro.

-Jacques me ayudó a resolver el problema que me llevó a Paris, pero te lo contaré luego, ¿vale? – contestó Maite – en la cena, por lo pronto, creo que tienes algo que decirle, ¿no?

-Cierto es – Jacques se tomó unos segundos – en primer lugar, espero poder llevarme su pintura, aquella con el avecilla que emana una tristeza que conmueve – le comentó.

-¿Usted hizo la oferta por mi obra? – a Camino la asombró esa revelación.

-¡Pero bueno! ¿Cuándo ibas a contármelo? – preguntó Maite.

-Tengo que tener ese cuadro en mi salón, Maite, déjame ese privilegio, por favor – le pidió el hombre – tú ya tienes a la artista en tu salón.

-No si yo te lo dejo, pero me asombra – convino la pintora – no eres de los que compran obras así nada más.

-Sólo si me atrapan o me dejan hipnotizado – confesó Jacques – o como este caso, me hacen vibrar el alma – dijo con vehemencia – tendría otra cosa que comentarle, Camino, tengo que pero será mañana en la cena a la que me invitarán.

-Eres un atrevido, ¿no? – le respondió Maite y el hombre hizo un gesto de indiferencia.

-Yo tengo una invitación a cenar con el director y tú tienes que hacer una visita a tu suegra, por lo que he oído, los dos ganamos.

Maite tomó a Camino de la mano cuando comenzaron todos a hablar de salir a celebrar el éxito del evento y le susurró – Tú y yo necesitamos hablar, ¿podría robarte por esta noche y que veamos a todos en otro momento?

-Por favor, róbame ya mismo – le pidió Camino.

Maite acabó por rendirse a esa expresión de necesidad que se dibujó en su avecilla y terminó por besarla.

-Imagino que ustedes no vendrán hoy, ¿no? – quiso saber Felipe.

-No, por esta vez los dejaremos y, en compensación, los invitó a cenar mañana a quienes quieran venir a nuestro bodegón favorito – anunció Maite – por favor, disculpen que no nos unamos hoy, pero hay mucho que debo contarle a Camino y hemos prometido ver a los Pasamar.

Camino a la Pasión [MAITINO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora