Capítulo XLII

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Pues aquí estoy con mi capítulo de hoy. 

Capítulo 42

-No entiendo – le dijo Maite a Camino mientras le explicaba lo ocurrido antes de salir en la mañana – ¿no te hizo falta usar la excusa de Cinta porque tu madre se marcha el fin de semana?

-Sí, al parecer Rosina, la mujer de Liberto, la ha invitado imprevistamente a pasar el fin de semana en el club de campo al que asisten – Camino vio el gesto de incomprensión de Maite – lo sé, esto tiene pinta de que hay gato encerrado.

-Un gato encerrado que te ha librado de mentirle a tu madre y nos ha dado vía libre, es muy sospechoso que venga justamente de la mujer de Liberto – Maite se quedó pensativa un segundo.

-Le he dado vueltas igual que tú y, créeme, no he llegado a entender si es una casualidad o es algo premeditado – la joven continuó retocando una de sus obras – lo cierto es que no tengo porque evadir a mi madre en todo el fin de semana, puedo estar contigo desde mañana porque mi madre saldrá de casa por la tarde.

-Es demasiado bueno para ser casual, pero me aseguraré de enterarme qué sucede, tengo que ir a firmar mi baja – Maite se saltó las regulaciones de la academia a la que en poco dejaría de pertenecer para darle un beso en la mejilla, uno muy ruidoso que hizo reír a Camino – cuanto antes acabes con eso, antes nos podremos hacer mimos lejos de aquí – le susurró.

Llegó al despacho del administrador y lo encontró con su secretaria poniendo en orden los papeles que debía firmar.

-Pase Maite – le pidió al verla parada en la puerta – no la entretendré mucho, se lo estoy organizando para que no nos falte de nada cuando no este.

-Gracias, Buenos días – dijo la profesora y ambas personas presentes le respondieron.

-Miré, debe firmar estos documentos dónde le hemos marcado – explicó Liberto – no es nada excepcional, lo regular para estos casos, tómese su tiempo para revisarlos, sobre todo los datos personales – le pidió el administrador – Alonso me ha pedido que le incluyera este formulario, dijo que es lo que hablaron ayer antes que marchara de su despacho.

-Sí, bien, ¿debo solo firmarlo? – preguntó Maite.

-Sí, así es, me ha informado que él se lo quedara y lo completara en caso de que consiga su cometido – expuso Liberto – no sé qué se traen ustedes, pero espero que así sea.

-Yo también – aseguró la pintora – imagino que dónde este la cruz es dónde debo firmar, ¿no?

-Así es, ¿no los revisara? – preguntó el administrador.

-No, sólo que estén correctos los datos, me fío del buen trabajo que se hace siempre aquí – le expresó Maite con una sonrisa.

-No olvide arreglar lo pendiente con Académica, debe evaluar a sus alumnos – le recordó Liberto.

-Está hecho y también revisado por Felipe – comentó y Liberto fue recogiendo las hojas que Maite firmaba y dándoselas a su secretaria.

-Ese me lo quedo yo – le indicó a la joven sobre el formulario – con el resto ya sabes que hacer, ¿verdad?

-Sí, Liberto, yo me encargo – contestó la joven y se marchó saludando con un asentimiento.

-Bien, firme eso y será libre de los trámites – le señaló Liberto – espero en verdad que su asunto en París se resuelva pronto.

-Lo mismo que yo – aseguró Maite devolviéndole el formulario - ¿es todo?

-Sí, es todo, en lo que a esta academia respecta – le expuso – su contrato se extingue mañana viernes a las 16 horas, horario peninsular – la profesora asintió y se levantó dispuesta a irse porque la formalidad del administrador le parecía una barrera con la que no estaba dispuesta a lidiar y prefería dejar preguntas personales para otra ocasión, pero el hombre la detuvo con un comentario – espero que usted y Camino puedan pasar un buen fin de semana.

Camino a la Pasión [MAITINO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora