Capítulo XXII

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Bueno... al siguiente... hablamos abajo...


Capítulo 22

Maite ingresó al salón al cabo de unos minutos y antes de que pudiera reprimirla, Camino estaba abrazándola con mucho cariño.

-Por fin, estaba perdiendo la cabeza mientras te esperaba – le dijo manteniéndola contra ella, pero notando que su mentora se retiraba del abrazo al cabo de unos segundos.

-¡Aquí no, Camino! – la reprendió la profesora y la joven hizo un gesto de pena – no me mires así, por favor – la mujer mayor suspiró -, pero sabes que no podemos actuar libremente mientras estemos en la Academia.

Camino hizo un gesto de contrariedad – pues escapémonos – Maite soltó un bufido divertido – ¿qué tan rato quedara que una profesora se escaquee con una alumna en medio de un día escolar? – la mantuvo tomada de la mano.

-Por muy tentador que suene, no hay antecedentes de algo como eso – Maite la arrastró al centro del salón en un punto ciego de las puertas y ventanas – besó su mano – te quiero y sabes que nada me parece más perfecto que estar contigo, pero aquí no podemos.

La joven bufó -, pero te echo de menos.

-Si a mí me pasa lo mismo, te echo muchísimo de menos – Camino la abrazó.

-Me cuesta muchísimo frenar mis deseos, me encantaría gritar a los cuatro vientos cuanto te amo

Maite detuvo el abrazo de Camino – Pues tienes que intentar ser más discreta – la profesora la observó – debemos intentarlo, echarnos de menos no significa que no debamos mantenernos cautelosas, uno de mis colegas ya notó que algo sucede – le reveló - no quiero que vuelva a repetirse ni para un docente, ni para un alumno.

-¿Uno de tus colegas? ¿Quién? ¿Qué te ha dicho? – preguntó la estudiante.

-Que será reservado, pero que debemos ser más cuidadosas con las miradas que nos dirigimos la una a la otra – explicó Maite – dijo que el último día que coincidimos en la cafetería fue algo más que evidente, que intentará que no se me cayera la baba contigo – Maite rodó los ojos al ver la expresión de regocijo y picardía en el rostro de su amante – no te rías, no es divertido que nos pillen.

-Pero es bonito saber que se te cae la baba por mí – Camino volvió a intentar besarla.

-¡No! Ya basta, Camino – le advirtió la profesora – a trabajar.

Se giró dispuesta a ponerse manos a la obra, pero Camino la sostuvo de la cintura con los brazos y la mantuvo contra su cuerpo – Si me aseguras que no te provoca nada tenerme tan cerca, te dejare.

-Camino, por favor – Maite intentó soltarse, pero la chica la tenía bien apresada en su abrazo, el aliento de la joven le erizó los pelillos de la nuca.

-¿Por qué te niegas, pero no haces ningún esfuerzo por soltarte en realidad? – la voz susurrante de Camino causó que Maite cerrara los ojos.

-Aquí no – repitió con la voz cortada y entonces Camino la soltó y la giró para que la mirara.

-Pues llévame a otro sitio – le sugirió.

-A la hora de la comida, no ahora – la pintora finalmente cedió porque, había que admitirlo, era débil a su avecilla más que a cualquier otra cosa -, pero mientras tanto nada de nada – y enfatizó la siguiente frase remarcando cada silaba - ¡ponte a trabajar!

Camino a la Pasión [MAITINO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora