Capítulo XIX

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Prometido, se acabo la cerveza y aquí estoy yo

Capítulo 19

-Me alegra saber que se quedará con nosotros, Maite – el director del colegio estaba más que feliz de que la docente se hubiera retractado de marcharse – no solo porque el programa sin usted pierde sentido, sino porque encontrar alguien a su nivel sería imposible.

-Me sobreestima, pero le agradezco de todas maneras – respondió la profesora.

-¿Continuará como mentora de Camino Pasamar entonces? – quiso saber Liberto – bueno, si es que se reincorpora, lleva unos días sin presentarse según me han informado.

-Sí, continuaré trabajando con Camino como hasta ahora – señaló Maite – si no hay algún impedimento, por supuesto.

-En absoluto – aseguró Alonso – siga usted con las mismas actividades y rutinas habituales.

-Bien, en ese caso me acercaré a mi salón a comenzar con la jornada – reveló la profesora saludando y saliendo.

-Tenías razón – comentó el administrador a Alonso – todo era cuestión de tiempo.

-Lo era – indicó el hombre.

-¿Qué será lo que la hizo cambiar de opinión? – se preguntó Liberto.

-¿Importa acaso? – inquirió Alonso – lo importante es que lo ha hecho.

-Sí, tiene razón, me estoy pillando las manías de mi esposa por querer saberlo todo – contestó Liberto.

-¿Cómo se encuentra Rosina? – preguntó el director – me ha parecido raro que no estuviera aquí a menudo visitando a Maite, la vi muy entusiasmada con su visita en la recepción.

-No, la he contenido para evitarlo – explicó el administrador – este es un sitio de estudios y ella lo sabe, no hay sitio para tertulias ni para estar persiguiendo a los docentes por muy reconocidos que sean.

Maite entró en su salón cuando Camino trabajaba en un diseño de su siguiente obra. Al verla sonrió ampliamente. Camino había pasado con ella el viernes por la noche, parte del sábado y había madrugado este lunes con el fin de aparecer muy temprano por la mañana por su casa. Desayunar juntas e ir juntas a la academia cuidando de que su llegada pareciera casual, conversando sobre el día en general de la forma más natural posible. Más la enorme sesión de besos que por poco no las retrasa contra la puerta de su casa, nada más entrar y cerrarla. Que comienzo de día más perfecto para ambas. Maite observó a Camino.

-Lo bien que te queda mi camiseta, ¿eh? – comentó mirando la prenda que el sábado por la mañana Camino habían escogido entre sus pertenencias para ponerse, antes de ir a comer donde Lolita. Comenzó como un juego de "corre y ve que tiene Maite en su armario que sea más informal" y terminó en que se la probara, le sentará perfecta y decidiera quedársela unos días.

-Me queda perfecta, ya te lo dije, y además huele como tú – confesó la joven.

-Recompensa extra, supongo – comentó la profesora con una sonrisa de medio lado.

-Supones muy bien – la joven dio dos pasos hacia su profesora y se inclinó sobre ella para besarla.

-Camino, ¿qué hablamos? – le reprochó su mentora.

-Pero si no hay nadie aquí – aseveró la joven – por favor, sólo un beso.

Que débil era. Maite accedió besando la boca de Camino con rapidez, pero le regañó igualmente al terminar el beso – no más – le advirtió.

Camino a la Pasión [MAITINO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora