Capítulo VIII

2.8K 150 28
                                    


Capítulo 8

Camino entró a la Escuela Superior de Artes bastante más pronto de lo que había planificado con Maite. Tenía acceso a su salón común cuando quisiera, previo alertar a la secretaria de la academia, así que quería adelantar en el retrato en que estaba trabajando estos últimos días. Lo que no esperaba era encontrarse a Julio en la puerta y, mucho menos, que la invitara a tomar un café antes de ponerse a lo suyo. Camino no pudo decirle que no, para una vez que la consideraban como una más no quería despreciar el intento del joven.

-Venga, sólo será un café y luego cada uno a su faena – le dijo él.

-Vale – Camino suspiró -, pero sólo un café, deseo terminar cuanto antes el retrato, así puedo pasar a la siguiente página de mi formación.

-Estoy seguro que lo acabaras y fenomenal, tus aptitudes son mejores que las de muchos en esta academia – ambos caminaron hasta la cafetería mientras intercambiaban ideas sobre sus próximos pasos.

A esa hora los alumnos paraban a beber un café o a almorzar, lo que en España equivalía a tomar un tentempié antes de la comida. Los extranjeros que venían de intercambio siempre veían esta interrupción con un poco de diversión, con otro poco de curiosidad. Camino saludó a Marcia con la mano, quién bebía un zumo apoyada en la barra de la cafetería. Aún siendo extranjera, la joven se había amoldado bien a la costumbre.

Desde una mesa adyacente a la entrada, Genoveva levantó la mano y Camino casi lamentó ser persuadida por Julio al verlo dirigirse hacia ella. No se llevaban del todo bien.

-Buenos días – le dijo Julio a la joven – veníamos con Camino a beber un café antes de irnos a nuestros estudios a trabajar.

-Buenos días – contestó Genoveva – si les apetece, me vendría bien la compañía.

-¿Te parece bien? – cuestionó Julio a la joven Pasamar.

-Claro, no hay problema – se sentaron en la mesa y Julio marchó a pedir el café a ambas jóvenes en la barra, volviendo con ellos al cabo de unos segundos en los que Camino y Genoveva solo hablaron del día que hacía. El clima, un salvador para las conversaciones incomodas.

-Café cortado para ti – le acercó a Genoveva – uno con leche vegetal para ti – colocó el vasillo delante de Camino – y para mí un café con leche.

-Gracias – dijo Camino.

-Sí, gracias, Julio – contestó Genoveva - ¿Cómo vas con el Profesor Álvarez-Hermoso? – preguntó luego de darle un sorbo a su bebida caliente y prepararse para agregarle sacarina - ¿Quieres sacarina, Camino?

-No, no agrego nada al café, me gusta amargo – le explicó la chica -, pero gracias.

-Una que sabe beber café – Julio contrario a lo que decía le agregó dos sobres de azúcar – yo no, como verán – luego de girar la cucharilla - ¿Tú quieres saber cómo me va a mí o quieres saber cómo le va a él?

Camino pestañeó al oír la franqueza de su compañero de clase hacia la otra estudiante y los observó esperando alguna riña, pero entonces la otra mujer sonrió.

– Me conoces demasiado bien – admitió.

-Lo hago – Julio tomó aire y luego contestó a la pregunta – a él le va bien, soltero y tranquilo – afirmó – a mí, por si es de tu interés, me va mejor, es un muy bien mentor.

-Me alegra saberlo – Genoveva hizo una mueca de interés – puede que tenga posibilidades con él mientras se mantenga soltero.

-Y yo que pensaba que te alegrabas por mí, que ingenuo – comentó Julio divertido - ¿vas a seguir insistiendo con eso? Te recuerdo que es un profesor y es algo éticamente improbable de que suceda.

Camino a la Pasión [MAITINO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora