Capítulo XXVIII

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Vale, number 28, here we go!


Capítulo 28

Maite se inclinó y tomó su rostro entre las manos ocultando una expresión confusa, casi derrotada.

-Sabes bien que necesitas esto – dijo la otra mujer – sabes bien que vivir sin mí sería una condena.

Ángela se arrodilló delante de ella y quitó las manos de su rostro con cuidado.

-Déjame – pidió la morena.

-Por favor, mi amor – le dijo – sabes que me echas de menos – le sonrió y aunque no se sentía segura, Maite sonrió también – sabes que extrañas mis besos.

Los labios estaban a unos milímetros y casi podía sentirse como sus alientos se mezclaban. Un movimiento, dos y estaban rozándose y del roce a la acaricia, de la caricia al beso profundo y desesperado.

Camino dio un bote en su cama despertando de repente ante ese sueño que acababa de robarse su habitual buen descanso, sus ganas de volver a cerrar los ojos. No eran aún las 5 cuando se dejó caer en la almohada bufando. El cuerpo le temblaba completamente y respiró con profundidad para serenarse o intentarlo al menos.

Conocía de pesadillas, las había tenido. De pequeña sus pesadillas iban de monstruos que vivían bajo la cama y sombras siniestras. Cuando murió su padre tuvo un recurrente sueño dónde lo perdía en una estación de tren y por mucho que lo llamaba no conseguía que regresara. Siendo adolescente por un tiempo soñó que la perseguían y que cuánto más rápido huía, más cerca parecía estar su agresor. Pero este sueño era algo nuevo, diferente. Lo había vivido como si estuviera filmando una escena desde una cámara, en tercera persona, pudiendo notar los gestos perfectamente, pero también como si estuviera en la escena y pudiera percibir en su piel ciertos detalles. El despertar fue más difícil todavía porque tuvo que dilucidar qué era real de lo que había sido mentira.

Entenderse en su cama ayudó. Estaba en su cama y ese beso tenía que ser un sueño. Aunque mejor hubiera sido estar en la cama de Maite, tenerla a su lado, poder cobijarse en sus brazos. Buscó su teléfono en la penumbra y entró al chat que compartía con su mentora. Su último mensaje era cariñoso y cercano. "Buenas noches, avecilla". Solo fue un sueño. Aunque dicen los que saben que los sueños representan emociones escondidas, deseos o temores de nuestro subconsciente. Ella temía, entonces. Puede que sí, que temiera, aunque temer le parecía una traición a la confianza que tenía en su Maite. Trató de despejarse de esa sensación y de volver a dormir.

Llegar a la academia esta vez no tuvo interrupciones, así que entró al salón que compartía con su mentora en horario. La miró y ella le sonrió desde su atril.

-Buenos días – dijo feliz de poder ver esa sonrisa otra vez.

-Buenos días, Camino – respondió la profesora - ¿Cómo estás? ¿Has dormido bien?

Por la mente de Camino serpentearon las sombras de su sueño. Suspiró.

-Más o menos – dijo – he tenido un mal sueño y no he dormido toda la noche.

Maite frunció el ceño al oírlo - ¿Quieres hablar de ello?

-No, no vale la pena – Camino se acercó a ella y mirando a todos lados, susurró – sé que dices que no debemos aquí, pero... - no pudo terminar porque Maite tomó su rostro y besó sus labios con ahínco – vale, me alegra que estemos de acuerdo – acertó a decir la joven con los ojos aún cerrados cuando el beso había acabado.

Camino a la Pasión [MAITINO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora