❛ Hola ❜
❛ ¿Quién eres? ❜
❛ Tu vecino de número ❜
Dongpyo creía que contestaría los mensajes de su Vecino de Número solo por diversión, nunca imaginaría que el chico tras la pantalla lo haría caer rendido ante a él con solo unos mensajes, sin espera...
De alguna manera había aprendido a sobrellevarlo, dos semanas sin Hyeongjun eran una tortura, sin embargo ahora sentía que se adaptaba poco a poco a aquello, pero eso no significaba que aún esperaba por él.
—¿Quieres ir a comer? Vamos a McDonalds.— Dohyon lo animaba, solía preocuparse por ambos, pero principalmente solía estar con él, ya que Hyeongjun tenía con quien estar.
Asintió con una sonrisa mientras guardaba sus cosas en su mochila.
—Dongpyo... ¿Crees qué esto se arregle pronto?— murmuró tímidamente, realmente sentía un vacío y extrañaba aquellos días donde los tres pasaban el tiempo juntos.
Son lo miró y inevitablemente la tristeza lo invadió, lo que menos quería era que sus problemas fueran un carga para los demás.
—No lo sé, pero, no estés triste, conozco a Hyeongjun, no creo que pase de este mes.— dejó sus cosas y lo envolvió en sus brazos —No te preocupes.— una calida sonrisa fue lo que le regaló.
—Solo porque tú lo dices.— corresponde al abrazo, esperaba que su suposición fuera verídica.
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—¿Entonces un helado?— Minkyu hizo un puchero mientras caminaban por el gran parque.
—No, ya no tienes permitido comprarme comida.— frunció el ceño y lo miró mal.
—Pero...— intentó explicarse.
—No, no me debes nada.— ya sabía lo que iba a decir.
¿Cómo le explicaba al castaño de ojos bonitos que quería estar más tiempo a su lado? —Está bien.— bajó la mirada viendo sus pasos.
—Esta vez lo comprare yo.— sonríe y toma su mano para llamar su atención.
Levantó la mirada y lo observó con una sonrisa —No tienes que...— mira hacia enfrente.
—Yo te digo eso y adivina qué, no te importa, así que a mi tampoco.— pica su costilla.
—¡Hey!—se queja y lo abraza comenzandole a hacer cosquillas.
—¡No!— se retuerse entre risas y trata de zafarse del agarre —¡Sueltame!—
—Te suelto si me dejas cargarte.— sigue haciéndole mas cosquillas entre risas al ver que este se retorcía.
—¡No!— trata de agarrarle las manps para que pare.
—Entonces seguiré haciendote cosquillas.— murmura en su oido y ataca directo a sus costillas.
Sintió más escalofríos por el susurro que por las cosquillas y su cara se tornó carmesí —¡Ya! Dejo que me cargues.—
—Yei.— lo suelta y se agacha un poco —Sube.— apunta a su espalda.
Rodea los ojos y sube con cuidado pasando sus manos por su cuello —Ahora pienso seriamente porqué decidí ser tu amigo.— se queja ante la actitud de él.
