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Su cuerpo temblaba mientras la brisa del viento helado lo golpeaba, se sentía miserable, ¿por qué el amor era tan difícil?, tan solo quería compartir su felicidad con alguien, tener con quien reir, en quien confiar hasta sus más profundos secretos, alguien que lo tomara de la mano y le dijera que todo estaba bien, que lo abrazara incluso si estaba feliz, que lo hiciera sonreír sin siquiera pedirlo, que correspondiera a sus sentimientos de la misma manera que él, había vivido dieciséis años de su vida imaginando como sería aquello, pero su corazón solo apuntaba a las direcciones equivocadas.

¿Por qué tenía que doler tanto?, quizás no conocer su nombre y su apariencia haría las cosas más fáciles, en poco tiempo lo olvidaría, sí, eso esperaba.

Tocó la puerta sin muchas fuerzas, sólo esperaba que el habitante de aquella casa saliera, era lo único que necesitaba en esos momentos.

Apenas los ojos curiosos de Hyeongjun salieron por un costado de la puerta, no pudo sentir nada más que preocupación al ver a su amigo con los ojos rojos cubierto por agua.

Abrió la puerta rápidamente y jalo de su mano con cuidado para introducirlo a su hogar —Dios Dongpyo, ¿qué ocurrió?, afuera está frío.— tocó sus mejillas sintiendo la temperatura baja en su piel —Éstas helado.— lo miró con temor, y cuando se encontró con su mirada perdida y su rostro sin expresión guardó silencio, no quería presionarlo si se encontraba de ánimo para hablar.

—Mamá, Dongpyo está en casa, prepara otro lugar para la cena.—avisó a la mayor y volvió a prestar atención a su amigo —Vamos a mi habitación.— comenzó a caminar aún sosteniendo su mano.

Apenas estuvieron en piso superior donde Song dormía, este cerró la puerta y dejó a su amigo sentarse en la cama.

—Voy a buscarte ropa seca.— el contrario solo asintió por lo que el más alto caminó al armario, buscando algo que pudiera usar y a su vez para dormir.

Le entregó el conjunto de ropa y este lo tomó con cuidado —Gracias.— apenas pudo pronunciar con la voz apagada sin poder mirar a su mejor amigo.

—Puedes cambiarte el baño si quieres.— habló aún viendo la actitud de su amigo con inquietud.

El contrario se levantó aún con las piernas temblorosas hacia el lugar antes dicho, y apenas la pierna se cerró Hyeongjun pudo soltar una gran bocanada de aire, el ambiente estaba tan tenso que no podía respirar adecuadamente.

Buscó su secadora y un cepillo entre sus cajones mientras el mayor salía, se sentía angustiado, sabía de la fobia de Dongpyo al agua, y no quería imaginar lo que había acontecido para que terminara de esa manera, pero comenzaba a sentir remordimiento de no quedarse con él.

Apenas la puerta del cuarto de baño se abrió, el castaño plantó su mirada en Son quien vestía sus prendas.

—Ven.— palmeó a su lado en la cama mientras conectaba el secador.

El más bajo dejó su ropa en la silla del escritorio y se colocó al lado se su amigo.

—Date la vuelta.— indicó.

Este solo le dió la espalda y jugó con sus dedos.

Su mejor amigo encendió la secadora y comenzó a pasarla por su cabello mientras con su otra mano movía sus cabellos con cuidado.

El ambiente era silencioso, siendo el ruido de la secadora lo único que llenaba el espacio, sin embargo no era incómodo para ninguno.

Una vez su cabello estaba seco apagó el aparato y comenzó a cepillar su cabello con cuidado y una gran lentitud, mientras que con su otra mano lo acariciaba dando pequeños mimos en él, por lo menos para que el contrario pudiera relajarse.

❛ Mi Vecino de Número ❜「 Seungpyo 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora