Amigos Con Beneficios ☆

¿Te has enamorado de quién no debías?

•Capítulo 45•

Karol

Volvimos a los viejos tiempos, encerrada en mi cuarto y sin poder ver a mis amigos. Lo bueno es que no decidieron quitarme el celular o sino moriría de aburrimiento.

Carolina me contó que su madre lo tomó bien, pero no iba a hacer algo para que ella se quedara en el internado, quería que aprendiera a hacer lo correcto así que va a cumplir con estas dos semanas de castigo.

Ruggero me despidió en la salida pero desde lejos, luego de ahí no volvió a escribirme así que no sé que pasó con él, tal vez luego le pregunte, aunque sé que puede estar con Bianca.

Danna quería venir a toda costa, pero sé que puede ser peor así que le dije que aguante unos días más.

—Baja a comer —llega de repente mi mamá.

Dejo mi celular y voy lentamente hacia el comedor. Parezco un zombie en estos momentos, mi cabeza todavía me duele un poco y no tenía hambre para comer algo, pero mi estómago me lo pide ahora.

—¿Le contaste a tus amigos acerca de que nos vamos? —pregunta mi papá.

Sé que es para hacerme sentir mal.

Ruedo los ojos —No —empiezo a comer sin siquiera mirarlos.

—¿Por qué hiciste eso? ¿Cuál era la necesidad? —mi mamá se sienta en frente mío. 

Ellos me presionas con sus miradas y no me queda otra que responder.

—No quise, no me acuerdo mucho de lo que sucedió.

—Ahora no sabes —pone su cabeza sobre sus manos y suspira
—Intentamos darte todo Karol, ¿qué más necesitas? ¿Cuál fue nuestro error?

El tenedor cae de mis manos mientras mis ojos se nublan. Los estoy decepcionando cada vez más, y eso les duele, y a mí me hace sentir mal saber que criaron esto, que siquiera puede obedecer simples reglas.

—Mamá... —mi voz tiembla y no puedo seguir hablando.

Mi papá se levanta a contener a mi madre mientras yo miro la escena sin estar segura de que tengo que hacer en este momento, me levanto de mi lugar pero mi padre habla.

—Una que ya no nos habla más, y la otra no para de mandarse macanas, ¿por qué? —trago en seco aguantando las lágrimas a toda costa, no quiero romper en llanto ahora, no quiero su lástima.

Y sé que tienen motivos para estar enojados, y tienen toda la maldita razón en lo que dicen, pero no quiero seguir oyendo esto, no ahora.

—Lo siento —corro a mi cuarto limpiando las lágrimas que cayeron a mi mejilla.

Soy un puto desastre.

Quiero hablar con mis amigos, contarle como me siento pero prefiero atravesar este momento sola, sin tener que dar pena a todo el mundo, conecto los auriculares a mi celular para escuchar música mientras miro el techo por horas, las lágrimas no se cansan de bajar desde mis ojos a mis mejillas, ya me arden y los siento pesados pero no puedo parar.