Seguro tan tierno no ha de ser en la cama, eh

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Capítulo 13

Karol 

Estaba todo muy bien, todo tranquilo pero les cuento, si algo le sale tan bien a Karol Sevilla es porque algo malo ocurrirá y así pasó. Llegó Candelaria.

-Hey, amor, no me dijiste que
venías- habló Candelaria.

Por algo será que no te lo dijo, estúpida.

No tengo celos, simplemente me caga que no pueda estar siquiera un rato compartiendo con Ruggero, conocerlo y todo eso.

-No sabía que andabas por acá- dijo Ruggero claramente con una sonrisa falsa.

-Ah es que quería salir un poco. Aproposito ¿Que hacen juntos?- dijo como si quisiera aparentar ser una buena novia que deja a su chico salir con amigas.

Enrealidad, comienzo a entenderla, si yo fuera ella tampoco me agradaría que mi novio salga con su amiga, y más si ya casi tuvieron relaciones.

Dejemos de pensar eso, ella no lo sabe y tampoco puede enterarse.

-Solo queríamos comer algo- dije tranquila.

Ella me ignoró y sólo le dedicaba una mirada de furia a Ruggero.

-Ya la escuchaste- dijo él.

-Sabes, quiero evitar peleas o problemas. Puedes quedarte y te doy mi lugar. Disfruten del pollo- dije y ella hizo una cara de asco.

Ruggero me agarró del brazo y solo me miraba súplicante.

-¿Pollo? ¿En serio Rugge? Tienes que comer sano, tienes que cuidar tu figura. Por eso es malo que salgas sin mí.- dijo la pelirroja mientras se sentaba en mi lugar.

-Deja de comportarte como mi madre, yo se lo que debo hacer y si no lo hago es porque no quiero. Salí del internado para dejar de comer esas ensaladas y pastas y tú vienes a decirme que debo comer eso. Por favor- dijo Ruggero enojado y todavía tenía sus manos en mi brazo.

-Okey, okey. ¡Mozo!- habló y miré confundida a Rugge.

-¿Si?- llegó el mozo a nuestra mesa.

-Traigame lo de siempre pero solo una porción- dijo ella.

Genial. Comeremos juntos.

-Yo no quiero mo...- dije pero Candelaria me interrumpió.

-Quedate linda, que mejor que comer con mi novio y la amiga de
el- dijo, y puedo apostar que no hay nadie más sarcastica que ella.

-Claro, me parece genial- dije del mismo modo, tal vez yo sea la más sarcastica después de todo.

Agarré una silla de las otras mesas y me senté bruscamente. Si ella quería jugar así pues, juguemos.

-¿Cómo se conocen?- pregunté a ellos. La incomodidad de la cara de Ruggero era muy notoria.

-Cuando llegué al internado estaba muy triste de haber dejado a todos por tener que vivir en ese lugar. El me consoló- dijo y acarició la mano de Ruggero. -Es un tierno- dijo y yo asentí como asegurando que de verdad era tierno. ¿Se imaginan la cara de la chica?

-Que cliché- dije y Ruggero me fulminó con la mirada.

-A nosotros nos encanta lo cliché- dijo ella desafiante.

En esta guerra de palabras no hay lugar para Ruggero, él sólo nos observa atento y se que está enojado.

—Seguro tan tierno no ha de ser en la cama, eh— dije con una enorme sonrisa.

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