NUESTRO NIÑO

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- ¿Alguien tiene mi sudadera gris? - grité con la cabeza todavía dentro del armario.

Llevaba más de diez minutos buscando mi sudadera favorita por todo el apartamento pero no daba con ella. Me la puse el lunes pasado para ir al ensayo de la nueva coreo, y juraría que la eché en el cubo de la colada esa misma noche. Pero allí ya no estaba, no estaba colgada en el tendedor y en mi armario tampoco. No la había usado más, así que solo quedaba una opción: alguien me la ha quitado sin permiso y no quiere confesar.

El primer sospechoso en estos casos siempre es el mismo, nuestro niño mimado, el pequeño del grupo, nuestro consentido: Jungkook. Será el más habilidoso en todas las artes, pero como amo de casa es un completo desastre. Su habitación es una leonera y su ropa siempre está amontonada en la silla de gamer que le regalamos las Navidades pasadas (no sé cómo consigue pasarse horas jugando sentado en ella tal y como la tiene...). Nunca sabe qué ropa está limpia y cuál no, por lo que su método es esperar a que Jin, desesperado y entre gritos, recoja sin ninguna criba toda la marabunta de prendas de su habitación y haga unas tres coladas seguidas solo con su ropa.

Mientras espera que esto ocurra, el consentido se pasea por todos nuestros armarios cogiendo lo que más le gusta. Así es nuestro pequeño. Y así le hemos criado, nos lo merecemos.

Me dirijo a su cuarto, que está justo al lado del mío, y no me molesto en llamar a la puerta. Después de varios años viviendo todos juntos, las cortesías entre nosotros prácticamente han desaparecido. Entro como un huracán, pero la absoluta oscuridad del dormitorio no me permite distinguir nada. Intuyo que Jungkook sigue durmiendo, ya que parece que todavía hay un bulto enorme en la cama. Sin pensarlo dos veces, levanto la persiana sin ninguna delicadeza y dejo que la luz del maravilloso fin de semana que acaba de comenzar entre por la ventana.

- ¡Jungkook, levanta tu culo de la cama y devuelvem... -

Para mí desgracia, cuando los rayos del sol me dejan ver a mi compañero, me doy cuenta de que no me va a servir de nada haber encontrado por fin mi sudadera. El muy sucio la lleva puesta a modo de pijama ¡mi sudadera preferida! ¿¿¿Estamos locos o que??? Está arrugada, sudada, probablemente huele a adolescente hormonado y tiene unas sospechosas manchas... prefiero no saber de qué. 

Cuando él consigue enfocar su dormida mirada sobre mi, sonríe triunfante porque sabe por qué estoy en su habitación y lo que estoy pensando en este momento. Mi cara ha pasado del blanco al rojo, y quizá pronto llegue al morado.

- No te enfades Jimin, cuando la cogí ya estaba sucia... solo la estoy aprovechando un poquito más antes de lavarla -

- ¿Me estás diciendo que la cogiste del cubo de la ropa sucia el lunes? - le digo a voces. Él asiente con su inocente sonrisa. Cómo si hubiera hecho una gran labor humanitaria.

No puedo creer que el muy cerdo haya reciclado la sudadera que me puse para el ensayo de la nueva coreografía. Ensayo. Coreografía. Más de cinco horas de cardio intenso. Sudor. Calor. La eché al cubo en cuanto entré por la puerta de casa porque chorreaba. ¡Y él la rescata y la usa de pijama! A veces no puedo entender que pasa por la mente de este chico.

- Jungkook, estaba sucia, muy sucia. Hoy es sábado. ¿Me estás diciendo que la llevas usando toda la semana para dormir? - él asiente a mi pregunta - Es asqueroso. Por no hablar de que, como siempre, no has pedido permiso para usarla - le dije, con un tono de voz ya más calmado que cuando entré.

Mi enfado estaba disminuyendo para pasar a un estado de incredulidad. Este muchacho me descoloca muchas veces. No entiendo qué necesidad tiene de usar algo sucio teniendo a su disposición los armarios de siete chicos jóvenes repletos de ropa limpia y preciosa. 

- Es que me gusta mucho... y solo te la habías puesto un rato - dice mientras se levanta por fin de la cama y comienza su ritual de desperezamiento.

Estira los brazos sobre su cabeza, hacia un lado y hacia el otro. Por último, rasca su barriga levantando ligeramente la sudadera de la discordia.

En este momento, puedo darme cuenta de lo mucho que ha crecido nuestro pequeño. De hecho, se podría decir que ya no es tan pequeño. Creo que él no es consciente de que su cuerpo ya no es el de un niño, más bien es una mezcla entre futbolista profesional y luchador de Pressing Catch. Aunque su cara sigue siendo la del bebé que conocimos hace unos años, alegre, ingenuo, curioso y lleno de vida, su cuerpo está muy tonificado, sus músculos empiezan a sobresalir, y su altura ya está al nivel de la de los mayores del grupo. 

Ya no es nuestro enano, ahora, para mi desgracia, el enano soy yo.

Tras su breve sesión de estiramientos, toma la sudadera por la parte de abajo y la saca bruscamente por su cabeza, lanzándola directamente a mi cara.

- Toma hyung, ya tienes de vuelta tu sudadera - me dice tan tranquilo.

Efectivamente, la sudadera tiene un olor rancio, mezcla de su sudor reciente y el mio antiguo, unido al familiar olor de su desodorante. En realidad, no me desagrada. Estoy tan acostumbrado a nuestros olores corporales, que hasta es reconfortante. Pero sigue siendo una guarrada.

- No vuelvas a hacer esto, es asqueroso. A ver cómo le quitamos este olor a perro mojado... Si quieres algo mio, me lo pides. Lo tomas limpio, y me lo devuelves limpio, ¡cerdo! - le digo mientras me doy la vuelta para salir de su dormitorio.

- Prefiero usar tus cosas después de ti. Así fomentamos el reciclaje. Además me gusta esa colonia que te echas siempre - dice sonriente mientras me adelanta por la derecha para ir corriendo a ocupar el baño.

Antes de salir por la puerta de su habitación, se gira, agarra mi cabeza por ambos lados y me planta un beso baboso y ruidoso en mi mejilla. Sale corriendo mientras yo, que ya no tengo ni una pizca de enfado, me limpio el cachete con la sucia sudadera.

- ¡Que no hagas eso Jeon! ¡ya no tienes cinco años para ir babeando a la gente! - le grito, pero él no me contesta, porque ya se ha encerrado en el baño.

Es fin de semana, me he levantado el primero, me ha robado mi sudadera favorita, y encima tendré que esperar a que el niño acabe para poder darme una ducha. ¿Por qué le hemos malcriado tanto?

Nuestra burbuja   **Jikook / Taejin /  Kookmin / Jintae Fiction**Donde viven las historias. Descúbrelo ahora