NUESTRO ACUERDO SIGUE EN PIE

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Entre tanto trabajo y la montaña rusa de emociones y decisiones tomadas durante la última semana, casi he olvidado que el dieciocho cumpleaños de Jungkook está a la vuelta de la esquina. El motivo por el cual empezó toda esta locura hace unos días, está a punto de suceder y ni siquiera tengo pensado un triste regalo que entregarle a mi enano favorito. 

Mientras desayuno en la cocina, comienzo a barajar las distintas posibilidades que podrían agradarle, pero ahora todo me parece demasiado poco, demasiado obvio, demasiado infantil, o simplemente, demasiado.

Hasta ahora, todos los años he tenido algún detalle con él, ya sea un nuevo videojuego, una sudadera, una maleta donde llevar su inseparable cámara... pero ahora todo esto me parece demasiado simple. No encuentro la explicación a este sentimiento, pero siento que nada de lo hecho hasta ahora es válido. Además estamos hablando de su mayoría de edad. Es una celebración especial. Tiene que ser especial. 

Sigo dándole vueltas a la cabeza, pero no consigo desenmarañar el lío de pensamientos e ideas que navegan por mi mente. Intento despejar la bruma que tengo instalada en mi memoria desde lo que pasó anoche en mi habitación. Una y otra vez la imagen de Jungkook bajo mi cuerpo, totalmente entregado a mis caricias, vuelve a mi mente y es imposible arrancarla de ahí. 

Su cara... ese hermoso rostro contraído por el placer... creo que es la mejor imagen que he visto en toda mi vida. Quisiera poder fotografiarla para llevarla conmigo siempre, para no olvidarla jamás. Disfruto de la idea de que soy el único que ha visto esa expresión, de que nadie más ha podido ver la gloriosa imagen de él totalmente deshecho por las oleadas de placer. Placer que solo yo le he dado. Es una sensación indescriptible. Me siento poderoso, orgulloso de ser el culpable de su lujuria, y me siento culpable por sentirme así.

No debería ser así. 

Yo solo soy su maestro. Su amigo. El instructor de relaciones. Y ahora, su instructor del sexo. Porque lo que hicimos anoche, fue sexo... ¡He tenido sexo con Jungkook! Dios mío, suena fatal. He tenido sexo con mi compañero de grupo... con el menor del grupo. Es menor de edad, es mi amigo, está saliendo con una chica. Y he tenido sexo con él. 

Esto está mal desde todos los puntos de vista posibles. Si se enteran mis compañeros, el ambiente se va a oscurecer, sin ninguna duda. No creo que entiendan lo que estamos haciendo, porque ni yo mismo lo entiendo. Pero no puedo parar. No ahora, no cuando lo he visto entregado a mí. No cuando me he sentido entregado a él. Sé que no debería dejarme llevar por el lado oscuro, por los instintos más animales del ser humano... pero no puedo hacer otra cosa. No cuando he sentido lo que he sentido.

Lo tengo decidido, y si él quiere hacer esto conmigo, le voy a dejar hacerlo. Sé que todo terminará cuando él pueda volar libre, cuando pueda hacer esto con la persona que él elija. Pero llegados a este punto, me da igual. Acepto el trato. Jungkook es mío hasta que él decida volar lejos de mí. Que haga conmigo lo que quiera. 

No me doy cuenta de que ya no estoy solo hasta que un brazo rodea mi cuello y noto la cara de Hobi pegada a la mía. 

- Un dólar a cambio de tus pensamientos - me ofrece con su permanente sonrisa. 

- Buenos días Hobi - le saludo - Disculpa, estaba empanado - 

- Ya lo veo... ¿qué te tiene mirando a la nada con esa sonrisa de bobo? - pregunta mientras se prepara un café. 

- ¡Ei! Que no tengo cara de bobo. Solo tengo un poco de sueño - 

- No me extraña, ¿qué hacías anoche dando vueltas a esas horas? - 

Me quedo paralizado ante su pregunta, horrorizado ante la posibilidad de que nos haya oído haciendo... eso. Me levanto del asiento y voy a dejar la vajilla a la pica, intentando ocultar mi cara de su mirada. 

Nuestra burbuja   **Jikook / Taejin /  Kookmin / Jintae Fiction**Donde viven las historias. Descúbrelo ahora