POV JIMIN
Dejo mi maleta junto a la puerta y me lanzo sobre el sofá de tela morada que ocupa gran parte del salón del pequeño apartamento que me han asignado. No tengo ganas de desempacar. Tengo hambre, pero no tengo ganas de cocinar. Pedir comida a domicilio sería una buena opción, pero no conozco la zona y no sabría qué restaurante elegir. No necesito una decepción más hoy, no podría soportar unos fideos pasados o un arroz extremadamente aceitoso esta noche. Ya tuve mi ración de frustración.
Recuerdo las últimas palabras del chófer que nos trajo a Tae y a mí hasta la zona de nuestras nuevas viviendas: "La compañía me pidió que les dijera que han dejado cosas de primera necesidad en cada uno de sus departamentos. Champú, gel, sal, aceite, ramen instantáneo... para que no se tengan que preocupar de nada por unos días. Deberán hacer una lista de la compra con las cosas que necesiten y dármela para que podamos hacer la compra por ustedes".
Hasta la compra van a supervisar... Esto es deprimente. También nos hacían la compra en nuestro antiguo departamento, pero era una compra común para todos, y no podían saber quién comía qué, quien usaba cada desodorante, quien llevaba tal marca de calzoncillos. Ahora podrán saber perfectamente cómo huele cada uno de nuestros sobacos.
Desanimado, asqueado y con las energías por los suelos, así es como me siento. El silencio del apartamento presiona mis oídos como si me encontrara en una burbuja hermética. Solo llevo aquí diez minutos y ya echo de menos los ruidos que acompañan la vida de mis compañeros.¿Cómo vamos a vivir así? Juro que no he estado en un ambiente más calmado desde que nací. ¿Cómo la gente puede vivir sola por propia elección? Esto es deprimente.
Como un anciano se levantaría, me levanto yo. Arrastro mis pies hasta la pequeña cocina y rebusco por los cajones con la esperanza de encontrar ese ramen que el chofer nos ha asegurado que había. Bingo. Era cierto, al menos no voy a morir de hambre.
Enciendo la vitrocerámica, lleno un cazo de agua y la pongo a hervir. Mientras peleo por abrir el paquete de ramen con mis manos, pienso en lo fácil que parece todo cuando Seokjin lo hace. Debo agradecerle en cuanto lo vea, siento que voy a extrañar demasiado sus habilidosas manos.
Cuando ya estoy atacando el paquete con mis dientes, suena el teléfono. ¡Qué oportuno! Bufo y descuelgo sin mirar quién es, sin dejar de intentar rasgar el plástico con mis dientes:
- ¡¿QUE PASHA?! - respondo de malas maneras estirando con fuerza de la bolsa con mi boca.
- ¿Qué te pasa a ti en la boca? - contesta Jungkook entre risas.
- Joder, Jungkook, perdona. No puedo abrir el puto ramen - digo dándome por vencido y comenzando la búsqueda de unas tijeras.
- Okey, okey... veo que estás de pésimo humor. Y acabas de llegar a tu nueva casa hace, ¿cuánto? ¿diez minutos? -
- Veinte. Y sí, estoy de mal humor. No me gusta este sitio Jungkook. Es... triste -
- ¿Es un sitio feo? -
- No es feo. Es solitario. Y silencioso. Y no estás tú - digo formando un inevitable puchero.
- Eso sí que no me lo esperaba... - se regocija Jungkook - Solo hace unas horas que te has atrevido a decirme que me quieres ¿y ya me dices que echas de menos tan abiertamente? -
Vuelvo a acomodarme en el sofá, con una boba sonrisa en mi rostro. Siento como mis mejillas se calientan, pero es un calor agradable.
- Chí... - digo como un bebé.
- ¡Woa! Qué subidón... Pensaba que iba a tener que rogarte para que me dieras cariñitos. Ahora que ya sé que te tengo en el bote igual dejo que te arrastres un poquito... - dice juguetón y entusiasmado.
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Nuestra burbuja **Jikook / Taejin / Kookmin / Jintae Fiction**
FanficJungkook es el maknae de su grupo. Llegó a BTS siendo un niño adorable y, a punto de cumplir los 18, sigue pareciéndolo. Pero ya no lo es. Sus hormonas están ansiosas por descubrir nuevos mundos y hará todo lo posible por satisfacerlas. El problema...