Pasamos toda la tarde grabando en un estudio de televisión para varios programas. Tras las cinco horas de avión y la tensión de todo el día, estoy agotado. Y viendo las caras de mis compañeros, ellos también lo están. Incluido Jungkook.
Me muero de pena al pensar que ha pasado su dieciocho cumpleaños metido en un avión para después terminar el día grabando programas de televisión donde nos preguntan una y otra vez las mismas cosas. Si a eso le añadimos que ha estado tratando de evitarme de todas las maneras posibles....¡una mierda de cumpleaños!
Me siento culpable por su evidente desánimo. Se supone que yo debo estar ahí para él, y lo único que he hecho ha sido añadirle más angustia a un día como hoy.
La charla con Tae me ha hecho reflexionar. Sigo estando de los nervios, yo no soy tan valiente como Jungkook. Yo no puedo poner en palabras lo que creo que estoy sintiendo, no puedo, y tampoco sé cómo hacerlo.
Gracias a Dios, a las diez de la noche por fin terminamos de grabar el último show. Estamos tan agotados que acordamos irnos al hotel directamente, rechazando la cena que nos ofrece la productora en un restaurante próximo a las instalaciones. La furgoneta de regreso parece un velatorio, unos dormitando, otros revisando su teléfono, otros perdidos en las vistas de la ciudad que tenemos desde la ventanilla del auto. Pero nadie habla.
Cuando llegamos al hotel, nos despedimos nada más entrar en el pasillo donde se encuentran nuestras habitaciones. Un básico "hasta mañana" sale de cada una de nuestras bocas y desaparecemos dentro de los dormitorios asignados.
Entro en mi habitación y apoyo la oreja en la puerta. Agudizo mi oído, intentando escuchar cualquier movimiento fuera. Suplico mentalmente para que estén todos en su habitación. Cuando estoy casi seguro de que no hay nadie, me pongo una sudadera con capucha, un tapabocas y vuelvo a salir de mi habitación.
Como un ninja atravieso los pasillos del hotel, tomo las escaleras evitando a la gente que se agrupa frente a los ascensores, llego a la planta baja, esquivo a varias personas del staff que están organizando las actividades de mañana y finalmente, consigo salir a la calle. Viniendo con la furgoneta he visto un Burger King en la esquina de esta misma calle, así que arranco a correr para intentar alcanzar el local cuanto antes.
La misión es un éxito y veinte minutos después ya estoy adentrándome en el vestíbulo del hotel con una bolsa de comida para llevar entre mis brazos. Vuelvo a tomar el camino por las escaleras y subo los cinco pisos que me separan de nuestras habitaciones. Cuando por fin estoy en nuestro pasillo, me apoyo en la pared intentando recuperar el aliento tras mi temeraria excursión nocturna. Sonrió para mí e intento no pensar en lo que voy a hacer a continuación. Retomo la marcha, pasando de largo de la puerta de mi habitación. No me detengo hasta llegar a la de Jungkook.
Reúno todo el valor que puedo, y golpeo suavemente la puerta con mis nudillos. Ningún ruido se oye tras la puerta. Volteo mi cabeza en ambas direcciones del pasillo, comprobando que no haya nadie viéndome. Pego la oreja a la puerta y consigo oír una música de fondo, una canción lenta y profunda. Triste. Pero nada más. Me decido y vuelvo a llamar a la puerta.
Finalmente, una voz retumba dentro de la habitación:
- ¿Quién es? - pregunta Jungkook en voz alta.
- Servicio de habitaciones - respondo yo intentando modificar mi voz para que no me reconozca. Creo que no me ha salido demasiado bien...
Jungkook entreabre la puerta, asomando su mojada cabellera a través de ella.
- ¿Jimin? - pregunta sorprendido.
- ¿Puedo pasar? - pregunto tímidamente mostrándole la bolsa de hamburguesas que traigo conmigo.
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Nuestra burbuja **Jikook / Taejin / Kookmin / Jintae Fiction**
FanficJungkook es el maknae de su grupo. Llegó a BTS siendo un niño adorable y, a punto de cumplir los 18, sigue pareciéndolo. Pero ya no lo es. Sus hormonas están ansiosas por descubrir nuevos mundos y hará todo lo posible por satisfacerlas. El problema...