Nuestra burbuja **Jikook / Taejin / Kookmin / Jintae Fiction**

MIS MIEDOS

Son las dos de la mañana y sigo sentado en el sofá del salón con los ojos como platos, mirando fijamente un televisor al que no estoy prestando atención. Ya ha llegado esa hora en la que aparecen en pantalla múltiples productos a la venta, de escasa utilidad pero muy atractivos, ofreciéndose como chollos para insomnes como yo. Sus funcionalidades llamativas y milagrosas, unidas a las horas en las que se emiten, consiguen hacer casi creíbles este tipo de publicidades. De lo que estoy seguro es de que sirven como buen acompañante para estas horas de soledad en las que la compañía es inexistente o ausente. Mis compañeros ya deben tener unas tres horas de sueño en el cuerpo... todos mis compañeros excepto Jungkook, que todavía no ha vuelto a casa.

Y no es que yo le esté esperando, para nada... es que simplemente no podía dormir. Lo he intentado, he estado como una hora dando vueltas en la cama, pero no he sido capaz de pegar ojo.

Mi cabeza ha decidido ponerse a trabajar a unos doscientos kilómetros por hora, pasando de un tema a otro, sin solucionar ninguno, y generándome más miedos y ansiedades de los que ya tenía. ¿Por qué siempre pasa lo mismo? Odio estos momentos nocturnos en los que no puedo frenar a mi cerebro, cuando él solo decide torturarme. Sé que al día siguiente todos estos graves problemas no lo parecen tanto, pero no puedo alejarme de ellos cuando la noche está sobre mí. La oscuridad, el silencio, la soledad de mi habitación.

Por eso son las dos de la mañana y estoy el el salón de casa, con la televisión encendida, acompañado de una señora que me quiere vender un utensilio de cocina capaz de cortar una zanahoria de cincuenta y siete formas diferentes. Sensacional. Apasionante.

Y mientras tanto, los demás están disfrutando de un necesario sueño reparador. Y jungkook de su segunda cita. Y yo aquí. Con las zanahorias. ¿Cuán lamentable soy?

¿Por qué los anuncios de teletienda son tan largos? Esa es otra de las grandes incógnitas de la humanidad. La señora lleva unos quince minutos mostrando las bondades de la herramienta, creo que ya he visto unos treinta y dos cortes diferentes y unos cinco precios diferentes. A medida que avanza el anuncio, el precio baja. Ahora mismo cuesta quince dólares y te regalan una segunda unidad con tu pedido. Más un temporizador con forma de manzana. Tentador.

Cuando por fin empieza el siguiente comercial, oigo el ruido de la cerradura. Debe ser Jungkook. Me altero por un segundo, imaginando la vergonzosa estampa que se va a encontrar. Para rebajar el nivel de lamentabilidad, me hago el dormido. No quiero que piense que estoy esperandole despierto mirando con interés la teletienda. No quiero parecer tan lamentable. No lo soy.

Antes de que Jungkook entre en el salón, me recuesto sobre el brazo del sofá y cierro mis ojos. No me ha dado tiempo de soltar el mando a distancia, por lo que se queda en mi mano, como si me hubiera quedado dormido haciendo zapping.

Agudizo mi oído para intentar adivinar donde está Jungkook, creo que se está acercando, pero no estoy seguro. Puede ser muy sigiloso cuando quiere.

Lo único que consigo escuchar con claridad es el sonido del nuevo anuncio que aparece en la tele:

"Con este alargador de pene conseguirás aumentar el tamaño de tu miembro hasta cinco centímetros. ¡Cinco centímetros! No lo pienses más, realiza tu pedido antes de mañana por solo cuarenta y cinco dólares. Extender Plus te ofrece cinco centímetros más de placer. Cinco centímetros extra para ti y para tu pareja. Olvídate de las inseguridades con Extender Plus"

A medida que el discurso del comercial avanza, noto como mi cara va tornándose más y más colorada, y el sudor empieza a mojar todo mi cuerpo ¿No había otro anuncio para emitir en estos momentos? No puedo ser más desgraciado, es imposible.