NUESTRA NORMALIDAD

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Hoy es sábado y nuestra compañía nos ha dado un descanso semanal de dos días, así que me puedo permitir una ducha larga, de esas en las que casi te duermes bajo el agua caliente, de esas en las que tus músculos se destensan poco a poco y tu mente divaga entre fantasías. De esas en las que el vapor empaña los espejos del lavabo, las baldosas de las paredes, y hasta las puertas. Una sauna se queda corta al lado de la que estoy montando en el baño de nuestro apartamento. El ambiente es muy húmedo, y mi mente ha encontrado el punto de equilibrio perfecto entre la imaginación y la realidad.

Pronto despierto de mi ensoñación cuando escucho numerosos golpes en la puerta y a Tae lanzando improperios contra mi, desesperado por entrar a hacer sus necesidades.

De mala gana cierro el grifo de la ducha y salgo de ella.

- Ya acabo Tae, no seas pesado. ¡Parece que estáis todos esperando que yo entre al baño para tener ganas de mear! - le grito enojado desde el baño, molesto por haber tenido que terminar este momento de placer tan abruptamente.

- Bien, pero date prisa, que los demás también queremos terminar de arreglarnos para aprovechar nuestros días libres - me contesta Tae.

Sé que en el fondo tiene razón, quizá he excedido el tiempo de mi ducha. Somos siete chicos conviviendo en un apartamento, por lo que a veces se hace difícil la convivencia, sobre todo en las horas punta del día. Pero hoy pensaba que no teníamos prisa, porque si no recuerdo mal, no tenemos que ir a ninguna promoción, ni a ninguna grabación.

Pero por las palabras de Tae, parece que mis compañeros tienen algo planeado para este fin de semana, algo de lo que a mi no me han informado.

Salgo del baño con una toalla anudada a las caderas y la otra enrollada en mi cabeza, y me encuentro de frente a un Tae malhumorado, que no se ha movido de la puerta del baño, dejando claro que el siguiente en entrar es él.

- ¿Por qué tanta prisa? ¿Tenéis algo pensado para hoy? - le pregunto a mi mejor amigo mientras masajeo mis cabellos con la toalla.

Tae y yo somos de la misma edad, y conectamos de una forma especial desde el momento en que nuestro manager nos presentó. Es difícil de explicar, pero entre nosotros fluye una energía que no basta con definirla como amistad. Tampoco es amor. Es una conexión única, yo mataría por él, y sé que él mataría por mi. Tenemos una gran confianza, que es maravillosa en algunos momentos, y en otros permite que traspasemos algunos límites no permitidos en las relaciones interpersonales "educadas". Pero es lo que tiene ser prácticamente uno, que a veces no tenemos en cuenta si nuestras palabras o acciones van a dañar al otro, decimos lo que nos sale, la pura verdad, y esperamos que el otro entienda las intenciones de lo que queremos decir. Y entre Tae y yo, siempre funciona. Nuestra comunicación no tiene filtros, y de momento, funciona como un reloj suizo.

- Los chicos querían despedir la minoría de edad de Jungkook de alguna manera. Como no creo que tengamos más días libres antes de su cumpleaños, hemos pensado que podíamos celebrarlo esta noche ¿te apuntas, no? - me informa el moreno.


¿Celebrar el fin de la minoría de edad? ¿Normalmente no se celebra la llegada de la mayoría de edad? Nosotros siempre vamos al revés del mundo.

Es difícil tener una vida normal cuando eres un idol y todos tus movimientos son vigilados por tu empresa, por tus fans y por toda la industria musical. Toda esta vigilancia, sumada a nuestras apretadas agendas, obtiene como resultado una vida controlada por otros, con pequeños momentos de distendimiento que nos obligamos crear para no dejarnos encerrar por completo en esta burbuja en la que vivimos. Y este es uno de esos momentos.

Nuestro pequeño Jungkook tiene derecho a poder celebrar su paso a la edad adulta (o a celebrar su despedida de la niñez, como le queramos llamar) como el resto de los jóvenes. ¡Claro que si!

- Por supuesto que me apunto. Con las próximas grabaciones y el próximo come back dudo que podamos dedicarle una fiesta de cumpleaños decente ¿Él sabe algo? - le pregunto a Tae.

- Claro que lo sabe, él es el primer interesado en esta movida. Lleva varios días bastante alterado, creo que piensa que le saldrán alas cuando cumpla dieciocho, o que de repente le crecerá la barba - bromea mi amigo - Dice que quiere ir a una discoteca -

- ¿A una discoteca? ¿No puede esperar a cumplir los dieciocho para eso? - pregunto contrariado. Ya me estoy imaginando las noticias sobre un idol expulsado de una discoteca y llevado a comisaría por intentar colarse con un carnet falso.

- No, dice que precisamente esa es la gracia. Que quiere sentir la adrenalina de colarse en una discoteca siendo menor. El niño, que nos ha salido más tonto de lo que pensábamos...-

Me río con Taehyung de su cariñoso insulto y seguidamente me voy a mi habitación para vestirme. Cuando por fin estoy listo, me reúno con mis compañeros en el salón para desayunar.

Como siempre, Jin se ha encargado de preparar el desayuno para todos. La temática de hoy es canadiense: tortitas con sirope de arce y café. El olor del dulce inunda mis fosas nasales y me transporta de nuevo a nuestro viaje a esas tierras, cuando visitamos las impresionantes Cataratas del Niágara. La verdad es que en casi todos los recuerdos de mi juventud aparecen mis seis compañeros de vida, y se podría decir que tras la niñez, no tengo ningún recuerdo en el que no estén ellos.

Soy el último en llegar, así que me siento en el único asiento libre que queda en la mesa, entre Jungkook y Yoongi.

- Así que nuestro renacuajo quiere sentir la adrenalina de la juventud... ¿cómo piensas entrar en el club sin enseñar tu identificación, pequeño Einstein?- le pregunto divertido al futuro cumpleañero.

- Pues había pensado en que tú me ayudarías con tus encantos - me dice con el tono más meloso que tiene en su repertorio.

- A qué te refieres con mis encantos... miedo me das - le contesto asustado.

- Me refiero a que tú podrías convencer al mismísimo demonio para que deje entrar a tu baby bro en el puto infierno - me dice coqueto.

- No se que estás diciendo, imbécil, - le digo avergonzado - ¡ni que yo fuera Obama!

- No eres Obama pero puedes encandilar a cualquier ser viviente de esta tierra, sea hombre, mujer, ángel o demonio. Y sé que lo harás para complacerme - me dice poniendo su sonrisa más angelical - Tú solamente haz lo que haces siempre, una caída de ojos, una sonrisa, un pequeño contoneo, y para adentro-

- Me estas cabreando Jeon. No soy un objeto que puedas intercambiar por diversión en la puerta de una discoteca. Te aviso de que no pienso coquetear con nadie para que tu cumplas tu estúpido sueño de adrenalina -

- Ya lo veremos - Jungkook se levanta de la mesa, deja su plato en el lavavajillas, y antes de irse, vuelve dejarme uno de sus besos babosos en la mejilla.

Yoongi nos mira serio desde el otro lado, pero sé que por dentro se está riendo de mi. En el fondo todos saben que Jungkook es mi debilidad, y no puedo dejar de consentirlo.

- Estoy deseando ver esa entrada triunfal en directo, "daddy bro" - me dice Yoongi, y esta vez, su sonrisa tímida sí aparece.

Este niño me va a traer problemas. 

Nuestra burbuja   **Jikook / Taejin /  Kookmin / Jintae Fiction**Donde viven las historias. Descúbrelo ahora