NUESTRO REGRESO A CASA

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Yoongi, que es el que que está más sereno de todos a pesar del festín de whiskies que se ha pegado, se encarga de llamar a dos taxis para que vengan a buscarnos.

Hace un frío horrible, y no puedo evitar que mis dientes traqueteen sin parar. La espera se está haciendo dura, especialmente porque nadie ha abierto la boca todavía. Ni para hacer un reclamo.

¿Por qué esas caras de perro? ¡A mi también me han fastidiado la diversión!

- Gracias por cortarme el rollo, Jin - le digo al mayor de todos mientras acomodo mi bufanda a mi cuello. Yo también estoy enfadado. Me lo estaba pasando bien.

- Cállate Jimin. No es momento de discutir, bastante has hecho ya - me contesta en tono irritado y sin mirarme a la cara.

- ¿Qué he hecho, a ver? ¿Pasarmelo bien? ¿No es lo que estábais haciendo todos allí dentro? - le digo en un tono de voz bastante más elevado del que debería. Me molesta que solo se tenga en cuenta lo mio, cuando los demás también estaban dándolo todo.

- Basta Jimin - vuelve a repetir Jin.

- ¡Basta no! me he pasado toda la noche vigilando al niñato - digo señalando a Jungkook, que está un poco alejado de nosotros, cabizbajo y sentado en la acera - porque casi pone una pancarta en medio de la discoteca para anunciar nuestra presencia. Y la culpa es mía, ¿por hacer qué? ¿bailar?

- ¡¿Bailar?! - ahora es Jungkook el que está gritando, se ha levantado y viene hacia el grupo - Eso no era bailar Jimin. ¡Te estabas comiendo la boca con un tío!

- ¿Y qué pasa? ¿Ahora no me puedo besar con quien me salga de las pelotas? -

- Puedes hacer lo que te salga de los huevos, pero no en medio de una discoteca. Y con un tío. -

- ¿El problema es que me he besado con un tío? - me encaro de nuevo a él.

La tensión entre nosotros es tan grande que apenas puedo respirar. Nuestros pechos están prácticamente pegados, agitados, y nuestros puños tan apretados que temo que alguno de los dos golpee al otro en cualquier momento. Y esa tensión se acaba traspasando al resto del grupo.

Namjoon se interpone entre nosotros, separándonos de un empujón.

- Se acabó, no quiero más espectáculos en medio de la calle. Es suficiente por hoy, los dos estáis comportandoos como verdaderos imbéciles. Vámonos a casa -

Por suerte, los taxis ya han llegado y podemos salir de este lugar.

En el trayecto de regreso, mi cabeza no para de girar. El frío de la espera ha hecho que el alcohol está abandonando mi organismo, por lo que mis ideas empiezan a fluir con mayor facilidad, y el monstruo de la culpa, vuelve a instalarse en mi.

¿Pero qué ha sido todo esto? ¡Casi me pego con Jungkook! Con nuestro bebé...

Quizá si que se me ha ido un poco la olla. Quizá no me he portado tan bien como pensaba. Quizá no es una buena idea que nos vean, a cualquiera de nosotros, besándonos en público con un desconocido. Y quizá aún es peor idea que nos vean besándonos con un desconocido, que además es un hombre. ¡Aaaaargh! Joder, los chicos tienen razón, se me ha ido la cabeza por completo.

Debemos tener mucho cuidado con lo que hacemos en lugares públicos, sobre todo con las relaciones. Este mundo es complicado, y cada una de las relaciones que iniciamos, ya sean relaciones de amistad, o relaciones laborales, tienen que estar supervisadas por nuestra compañía. Nos protegen hasta el extremo, porque el mundo está lleno de personas dispuestas a aprovecharse de nuestra fama, o que están deseosas de hurgar en nuestra vida para airear nuestras miserias al mundo. Es complicado. En cuanto a las relaciones amorosas, directamente no deben existir, por lo que no hay un control visible de la compañía. Lo poco que existe, es clandestino y muy esporádico.

Nuestra burbuja   **Jikook / Taejin /  Kookmin / Jintae Fiction**Donde viven las historias. Descúbrelo ahora