6. La Línea Roja

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Estuve como diez minutos reflexionando lo que había estado a punto de hacer... besar a Zulema... llevo mucho tiempo sin sentir el cariño de nadie pero de ahí a desear algo con ella... me estoy volviendo loca... pero no era cosa del momento, realmente deseaba besarla y mucho más que eso, así como que me correspondiera. En conclusión, tengo que irme de aquí.

Me senté en una silla en la puerta de la caravana - ¿Iba a besarme?

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Me senté en una silla en la puerta de la caravana - ¿Iba a besarme?... Dios y como estaba deseando que lo hiciera, me voy a volver loca... jamás me he sentido atraída por una mujer y esta mujer, mi peor enemiga. Desde que entré a la cárcel jamás había dormido profundamente y ella con solo su roce al abrazarme consigue calmarme... también me pregunto si mi odio inicial no se fundó porque me atrae... era una simple novata y la traté peor que a nadie. Necesito pensar que voy a hacer con ella, quizá lo mejor sea tomar caminos diferentes -. Me estaba fumando un cigarro cuando escuché.

- Hola... ¿eres nueva en el camping verdad?, soy Javier y vivo en la caravana naranja - dijo señalando el auto más cercano al nuestro. - Parece que vamos a ser vecinos - me miró de arriba debajo de forma lasciva, no me estaba gustando su tono.

- Sí, eso parece - contesté de mala gana.

- ¿Y qué hace una mujer como tú en un sitio cómo este? - decía desplegando sus armas de seducción, que me resbalaban pues no podía quitarme de la cabeza lo que había pasado con la rubia. - ¿Estás solita? Podríamos pasarlo bien -.

Me disponía a contestar cuando escuché - No, no está "solita", está conmigo - dijo Maca con cara de pocos amigos mirando fijamente al insufrible conquistador. Vino a mi lado y se agachó mirándome, de pronto me sonrió y besó suavemente, saboreando mis labios a la vez que yo los suyos. - Amor, voy a hacer el desayuno, no tardes. Y tú no deberías ser tan evidente, yo que tú me metía en tu caravana naranja e intentaba molestar lo menos posible, te lo digo por tu bien - dijo asesinando con la mirada a nuestro nuevo vecino.

- Está bien, disculpad... yo pensaba... -.

- No pienses tanto machote... venga Zule termina de fumar y entra - besé de nuevo los labios de Zulema, cuando me separé la miré con complicidad y entre en la caravana.

Puse una sartén ya que no teníamos tostadora, preparé dos sándwiches con jamón y queso, de los pocos víveres que teníamos y los puse a tostar con cuidado, no puede estar peor que los desayunos de la cárcel. Gracias a Dios que hay café y cafetera, la preparé y todo iba viento en popa para empezar bien el día, sino fuera porque Maca... le has comido la boca a Zulema dos veces, y sinceramente en este momento te importa una mierda todo lo que te ha hecho.

- Que bien huele... -.

Sentí bajito en mi oído y tenía un brazo a cada lado de mi cuerpo, acorralada contra la encimera. - Espero que te guste... no se si comes cerdo o no, pero como estaba ahí el jamón he supuesto que sí, pero lo puedo quitar y dejar solo el queso o como quieras, ¿hay alguna cosa más? no sé - le respondí sin moverme.

ZURENA - NUESTRO OASIS - [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora