21. Aliados

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Llevaba más de 20 minutos tumbada en la cama y Zulema seguía con el móvil, riéndose cada dos por tres – No que estaba muerta... que tenía mucho sueño. Seguro que está hablando con Saray o con el idiota de David (pensamiento) – me pegué a ella con la intención de ver la conversación, la abracé de lado buscando meter mi cara en el hueco de su cuello a lo que respondió besando mi frente y mandó una nota de voz – Gitana te dejo que me muero de sueño, ha sido un día muy intenso, ya te contaré mejor cuando estés fuera y pórtate bien que tienes a esa bebé esperando por ti – y la respuesta de Saray no se hizo esperar – Bueno... a ver que te traes con la pija, rubia oxigená de la Macarena, que no te haga el lío y cuídate, que te como to tu cara reina mora – y soltó el móvil en el suelo en el lateral de la cama.

Como siempre Saray tan simpática y con tanto amor hacia mi persona, pero ya mañana le preguntaré por la conversación. Cuando soltó el móvil aproveché para subirme encima y empecé a besar su cuello despacio, con dulzura, dejando pequeños besitos de sus mejillas y llegando a sus labios, introduje mi lengua despacio en un beso como los de las películas, lento, romántico, un beso con amor que estaba haciendo estragos en mi alma. Noté que posaba sus manos en mi cadera, cuando me separé de su boca me dijo:

– Rubia... esto... estoy muy cansada – el beso de Macarena acababa de derribar los muros que he construido durante años y no puedo permitirlo. Es atracción Zulema, nada más, te pone y mucho, no puedes pensar en algo más.

No le hice caso y volví a besarla, fue un beso casi más pausado, más atormentado que el anterior, quería demostrarle que podíamos tener buen sexo, pero que también podíamos hacer el amor. – Solo quiero que te relajes cariño – ahora sí que la notaba tensa, como nunca la había sentido y volví a sus labios para evitar que replicara. Me levanté, la atraje conmigo hasta ponerla de pie para quitarle el pijama y dejarla en bragas, y ella me dijo – Quítatelo - casi con necesidad. Me quité el pijama de Minnie de forma sensual quedando solo en tanga y fui de nuevo a su encuentro, pasé mis manos por su cuello y ella me abrazó por la cadera, lo que aproveché para besarla nuevamente.

La tumbé sobre la cama y me puse encima, besándola con pasión, casi con delirio, podía notar como estaba temblando ante mis besos porque no despegaba sus manos de mi cadera, dejándome hacer.

Baje por su cuello con un ritmo lento, quería que perdiera la cordura, que mandara el autocontrol a la mierda y que me dijera que ella también me quiere, porque sé que algo siente. – Maca... estoy muy cansada – y ahí estaba su puto autocontrol.

Volví a sus labios, atormentándola con mis besos y por el miedo a que me frenara, metí mi mano en sus bragas, introduje dos dedos en su interior y empecé a penetrarla a un ritmo delirante. En cuestión de minutos la tenía gimiendo contra mis labios y con la respiración entrecortada, sentí la presión en su interior y como me apretaba el trasero cuando el orgasmo se vino sobre ella de forma abrasadora. La besé para sofocar sus gemidos, mientras los últimos espasmos abandonaban su cuerpo y me dijo – Eres increíble rubia – y me besó despacio. Me hubiera gustado escuchar otras palabras de su boca, pero por algo se empieza.

- Descansa cariño – me bajé de encima y me puse a su lado para dormir abrazada a ella, entrelazando nuestras piernas y buscando el hueco de su cuello en el que dejé un beso suave. Ella no tardó en rodearme la cadera con un brazo y en posar su otra mano en mi trasero para apretarme contra ella. Sin duda, podría quedarme así toda la vida.

La rubia ha estado a punto de hacerme perder el control ¿Qué me pasa con ella joder?, pero sentirla abrazada a mí, la paz y la tranquilidad que me aporta parece responderme lo que yo no quiero escuchar. Besé la frente de Macarena, cogí la manta para taparnos y a más de la 1 de la madrugada nos dispusimos a dormir.

ZURENA - NUESTRO OASIS - [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora