41. Para Siempre 1ª Parte

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Aquí os dejo otro capítulo, gracias por la cantidad de comentarios que dejaron en el anterior, me alegro de todo corazón de que les esté gustando :)

Mi sorpresa fue cuando mi rubia me dio la vuelta para quedar encima de mí – Déjame cuidarte... - me dijo y me volvió a besar.

Le di la vuelta a Zulema quedando encima de ella. Ahora me tocaba a mí cuidarla y demostrarle lo mucho que la amo. Me separé de sus labios, cosa que causó queja en mi reina mora – Nunca pensé en abandonarte, quiero dejar esta vida pero no a ti – le dije y bajé a su cuello en el que dejé varios besos, succionando y mordiendo la zona, hasta que un gemidito escapó de los labios de mi pequeño escorpión. Le desabroché el sujetador y lo tiré a algún lugar de la habitación, bajé en un camino de besos hacia sus pechos, los que besé e hice circulitos con mi lengua alrededor de sus pezones, dándole un pequeño mordisco a cada uno de ellos y que desató aún más su desesperación – Maca... -.

Regresé a sus labios para callarla, me separé y mirándola a los ojos le dije – Te amo – y volví a besarla, mientras notaba como me apretaba contra su cuerpo. Al separarme de sus labios me dijo – Yo también te amo rubia -.

Le sonreí con ternura y comencé a bajar en un camino de besos por su cuello, sus pechos, los que apreté con mis manos mientras seguía bajando con besos húmedos por su vientre. Hice círculos con mi lengua en su ombligo, le desabroché el cinturón de cuero y los pantalones y se los bajé, dejándola solo en bragas expuesta ante mí – Cariño... te has puesto encaje...pff – dije con emoción.

Al ver a Zulema con un culotte de encaje negro casi me explota la razón y noté como se incrementó la humedad entre mis piernas de forma considerable.

- Jajaja quién me ha visto y quién me ve rubia... - respondí un poco ruborizada.

Dejé un beso en su intimidad por encima de la tela – Me encanta mi vida... - dije un poco temblorosa por la pasión. Le abrí un poco las piernas, dejándola aún con esas braguitas que me estaban robando el aliento, comencé a lamer su ingle despacio y noté como ella ponía las manos a cada lado de su cuerpo y apretaba las sábanas con desesperación – Rubia... por favor -.

- Shhh... - volví a sus labios y los devoré, mi lengua invadió su boca queriendo hacerle entender que era yo la que estaba al mando, me separé un poco por la falta de aire y arrastré su labio inferior entre mis dientes – Esto solo acaba de empezar mi amor jaja – le di un piquito y volví entre sus piernas, lamiendo esta vez su otra ingle, aún más despacio que la vez anterior, notando como temblaba de nuevo y apretaba las sábanas.

Bajé en un camino de besos húmedos por el interior de sus muslos y bajando hasta sus tobillos, en ambas piernas. – Date la vuelta – le dije con autoridad, a lo que me respondió con una sonrisa maligna, se dio la vuelta y me dijo – La venganza puede llegar a ser muy dulce mi pequeña jaja – le di un cachete cariñoso en el culo – No sé si me gustan más por delante con los lacitos o por detrás... - le apreté una de sus nalgas, aparté su pelo y empecé a lamer su nuca despacio, dejando pequeños besos – Es que para no hacer deporte... Joder Zulema... -.

Seguí bajando a besos por toda su espalda, metiendo mis manos debajo de ella para apretar sus pechos. Continué hasta llegar a su trasero, el que acaricié con una mano, dejé pequeños besos en su nalgas redonditas y firmes y, finalmente, le di un mordisco para marcar mi terreno, ante lo que soltó un gemido. Así de espaldas a mí, mordí sus braguitas y con ayuda de mis manos se las quité, tirándolas al suelo.

Recorrí de nuevo a besos su cuerpo hacia arriba para decirle al oído – Te quiero – y besar su mejilla. Ella se dio la vuelta dejándome encima de ella, apretándome con la intención de darme la vuelta y quedar encima de mí pero me resistí, besé sus labios con ternura, rocé mi nariz con la suya, arrancándole un suspiro y la besé de nuevo mientras llevé mi mano a su intimidad. Empecé a acariciarla suavemente y noté como se iba descontrolando ante mi tacto. La acaricié de arriba a abajo, despacio, mientras con la otra mano le apretaba un pecho y devoraba su boca. Separé mis labios y bajé recorriendo de nuevo su cuerpo con besos húmedos hasta llegar al centro de su ser.

Levanté un poco mi cara para asegurarme de que me estuviera mirando. Sus ojos verdes se clavaron en mí y le sonreí con malicia. Separé mi mano y acerqué mis labios, con mi lengua empecé a hacer los movimientos que había estado haciendo con mi mano, de arriba hacia abajo muy despacio.

Ya no apretaba las sábanas, simplemente parecía que quisiera arrancarlas y es que tenerla tan vulnerable ante mí me hace sentir increíble, que yo sea la única persona capaz de provocarle eso, me hace sentir especial. Comencé a hacer círculos con mi lengua en su botoncito, introduje mi lengua todo lo que pude en su interior – recibiendo una protesta cuando la saqué -. Introduje dos dedos muy despacio, penetrándola con cariño, mientras seguía besando y succionando su clítoris. – Mi vida... por favor... ah... -. Aumenté el ritmo de las embestidas ante sus súplicas, no pretendía hacerla sufrir mucho, pero sí que sintiera placer como no lo había sentido antes. Mordí un poco su botoncito sin hacerle daño y añadí un tercer dedo. – Cariño relájate y disfruta – le dije separándome para que dejara su autocontrol a un lado y se dejara ir. Lamí dulcemente su clítoris, aumenté aún más el ritmo, noté como su interior hacia presión contra mis dedos y su respiración era entrecortada entre gemidos.

Noté como explotó gimiendo mi nombre – Maca... -, derramándose sobre mí en una experiencia que yo había sentido con ella, pero que yo jamás había conseguido que la experimentara. Cuando su esencia se derramó entre sus piernas, empecé a lamerla con cariño, con suavidad... mientras ella sofocaba el resquicio del orgasmo que acababa de experimentar y los últimos temblores abandonaban su cuerpo. Besé de nuevo su intimidad y en un camino de besos, echándome sobre ella llegué a su boca. La besé con ternura, acariciando su mejilla con mi mano, aparté su flequillo y besé su frente despacio, mientras ella buscaba meter su cara en el hueco de mi cuello.

La dejé que respirara tranquila después de ese orgasmo que la había arrasado por completo, podía notar como temblaban sus manos al acariciar mi cadera y mi espalda. Busqué de nuevo sus labios, entrando en un beso muy dulce, cargado de amor. Me separé, rocé mi nariz con la suya y mirándola a los ojos con una sonrisa le dije - ¿Me explicas qué ha pasado ahí abajo jajaja? – haciendo referencia a la primera vez que ella me hizo sentirlo.

- Joder... Rubia... - no pude decir más y volví a besarla despacio, jamás había sentido algo así. Realmente, esta mujer no es que tenga poder sobre mí... es que soy completamente suya – Te amo -. La abracé contra mí, recuperando un poco la compostura, besé su frente y nos quedamos abrazadas.

- Descansa mi pequeño escorpión... - besé sus labios y me recosté contra ella pensando que podría quedarme así toda la vida, entre sus brazos para siempre. 


¿Qué les pareció? ¿Qué esperan de aquí al final de la historia? 

Queda muy poquito para el final, pero se darán varias similitudes con la historia original en los siguientes capítulos (spoiler Oasis).

Siguiente cap: 42. Para Siempre 2ª Parte

ZURENA - NUESTRO OASIS - [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora