31. Me prometiste que nunca me abandonarías

1.4K 139 277
                                    

Tras el suceso de navidad y la alucinación que tuve hace unos días en nuestro aniversario, he intentado mantenerme sexualmente alejada de Macarena – Tengo que saber qué me está pasando... - mi idea era la de buscar un médico que me atendiera de forma confidencial aunque me costara bastante dinero. Sin embargo, el alejarme de mi rubia nos estaba pasando factura a ambas y no me resultaba nada sencillo amanecer abrazada a ella, con sus labios en mi cuello como me encontraba en este mismo momento.

Zulema estaba muy rara desde nuestro aniversario, me preparó una cena al día siguiente, me llevó a bailar y me ha estado consintiendo estos 5 días. No obstante, que no haya pretendido tener sexo y que incluso me haya rechazado con la excusa de que está muy cansada... me tiene jodida... conociéndola, con lo pasional que es debe pasarle algo... pero como es sumamente terca hasta que ella no decida abrirse, no hay nada que hacer. Aunque sí he de decir que aprovecho a cada momento para provocarla e intentar que acabe cediendo. Como ahora que me encuentro abrazada a ella y estoy empezando a lamerle el cuello muy suavemente.

- Maca... para... - dije algo nerviosa por el contacto de la lengua de mi rubia contra mi cuello.

Hice caso omiso a sus palabras y subí en un camino de besos húmedos hasta su oreja, a la que le di un pequeño mordisco. Me subí sobre ella a horcajadas, fui directamente a devorar sus labios para evitar cualquier queja, entramos en un beso eterno cargado de pasión y me separé dejando pequeños piquitos en sus labios. Me quité la camiseta de mi morena que había usado para dormir, quedando solo en tanga sobre ella y regresé a sus labios. Notaba como me apretaba el trasero, pero también la estaba sintiendo temblar y de pronto rompió el beso.

- Para rubia... para... no me apetece – le mentí con todo el dolor de mi corazón e intenté bajarla para salir de la cama.

Apreté a Zulema contra el colchón para evitar que saliera de la cama – No sé qué coño te pasa... me regalas un anillo, me das un aniversario de ensueño, me preparas una cena y de repente hielo... como si no existiera. ¿He hecho algo mal? ¿Te ha molestado algo? O ¿Es que en las tardes que vas a vender joyas – hice el signo de comillas con mis dedos – hay algo o alguien más? De verdad... puedes hablar conmigo, de todas formas solo somos socias que tienen sexo ¿no? – dije bastante dolida y enfadada.

- ¿Me estás montando todo esto porque no me apetece follar contigo? – dije un poco enfadada y puse mis manos en su cadera, la verdad que la rubia sobre mí con ese tanga diminuto no me dejaba pensar con claridad.

- Es eso... que te apetece follar pero no conmigo. Pues... muy bien – fui a levantarme para salir de la cama pero Zulema me lo impidió dándome la vuelta y quedando sobre mí.

Mi autocontrol se fue a la mierda, la deseaba... claro que la deseaba... más que a nada en el mundo... aparté mis pensamientos sobre las alucinaciones – Nunca le haría daño – pensé y le dije – Yo no he dicho eso – me quedé mirándola fijamente a los ojos y empecé a besar su cuello apasionadamente.

Apreté a la rubia contra el colchón y comencé a bajar en un camino de besos húmedos hasta sus pechos, los que estuve un largo rato besando y lamiendo. No obstante, debo admitir que no me gustaba nada como me estaba mirando la rubia. De repente volvió a darme la vuelta, me dio un beso increíble, derribando todos mis muros. Me tenía entregada cuando rompió el beso y me dijo – Ahora es a mí a la que no le apetece follar contigo – le di un piquito, salí de la cama y me encerré en el baño echando el pestillo.

- Tiene que aprender que no puede ser siempre cómo y cuándo ella quiera, sé que se va a enfadar, pero ¿qué más da?, ya se le pasará – dije mientras me metía en la ducha para bajar la temperatura provocada por los besos de mi escorpión.

Me quedé tirada en la cama con un calentón increíble y deseando matar a la rubia por dejarme así. Me he enfadado con ella y le va a costar caro lo que ha hecho, luego que no pretenda que la abrace cuando duerme o le dé besitos cuando tiene una pesadilla...

ZURENA - NUESTRO OASIS - [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora