43. Mi rubia

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Macarena se levantó como una exhalación y no me gustó nada su mirada, fui a agarrarla pero se soltó y salió corriendo. Debido a que no quería llamar más la atención me quedé sentada - Mónica te voy a matar... jamás he follado contigo... ¡en la puta vida lo haría me escuchas! - dije mirándola con ganas de abrirle la garganta con el cuchillo de la carne.

- Pues sí chicas, jamás hemos tenido nada porque ella no ha querido, pero... acaba de quedar claro que se folla a la rubia, por lo que eso, queridas amigas, nos deja saber que nos han engañado desde el principio. ¿No os hace pensar que nos van a matar y se van a largar las dos con los diamantes?

Pude ver la desconfianza en los ojos de Goya y Triana - Pensad lo que os dé la gana - me levanté y fui a buscar a la rubia.

- Hay que tener cuidao con Zulema... es peligrosa... -.

- Cari se van a ir con los diamantes, tenemos que exigir nuestra parte -.

- Mañana hablaré con ella o con la rubia pa que repartan y nos podamo largá de aquí -.

Salí del comedor, iba de camino a las habitaciones pero vi a Macarena al filo de la piscina. Fui hasta ella que se encontraba contemplando el agua y la abracé despacio por detrás. Se sobresaltó un poco, pero enseguida se relajó. Besé su mejilla - Cariño... no puedes ponerte así... -.

- ¿¡Y cómo quieres que me ponga!? Si no se cansa de tirarse encima de ti y no la apartas, no le cortas sus piropos y encima me dice que lleváis un tiempo teniendo sexo... ¿Qué quieres que piense Zulema? -.

- Te he dicho que eres la única persona con la que he estado en casi dos años ¿Es que eso no cuenta? ¿Vas a creer lo primero que te digan? -.

Me di la vuelta entre los brazos de Zulema - Lo siento... es que no soporto como te mira, como te habla y solo pensar que... -.

- Rubia... que no la toco ni con un palo. Ni a ella ni a nadie que no seas tú. ¿Cómo te lo digo? - Besé a Macarena dulcemente, apretando su cadera y ella enrolló sus brazos en mi cuello.

Me separé y me acurruqué contra el pecho de Zulema. Ella besó mi frente y me dijo - Por cierto, no sé por qué Goya sabe que follamos, quizá se lo haya dicho Flaca... pero la cuestión es que todas lo saben. Debemos tener cuidado, no me fío de ninguna de estas hijas de puta -.

- Me dejé la camiseta en el suelo cuando ella pegó en tu habitación ¿No escuchaste la indirecta? -.

- Mmmm bueno... la verdad es que me da igual - besé a mi rubia profundamente.

- Si Mónica vuelve a insinuarse le voy a reventar la cara, te lo digo -.

- Aisssh como me pones con esa cara de mala... - la besé de nuevo pero me aparté al escuchar un ruido. Miré hacia todos los lados pero no conseguí ver nada - Juraría que nos están vigilando rubia -.

- Tonterías... ¿quién va a venir a este sitio? -.

- También es verdad... ¿Te parece si le pedimos algo a Ama y terminamos de cenar en la habitación? -.

- No he dicho que vaya a dormir contigo - respondí muy seria.

- Pues... tendré que forzar la puerta de tu habitación... o... secuestrarte... y las dos ideas me parecen factibles - me abalancé sobre sus labios en un beso cargado de pasión y le mordí el labio inferior.

Detrás de los arbustos - Ahí tienes el motivo por el que estas dos hijas de puta no se han matado... porque vaya currículum que se gastan -.

- Recuerda que el objetivo es Zulema -.

- Mira, que te estés follando a la confidente no te da el derecho de dirigir el operativo. Si pueden caer las dos, caerán. Hay que librar al mundo de esta clase de escoria -.

- Cálmense... solo tenemos que buscar el momento preciso y caerán -.

Fuimos a por la cena y mientras Zulema estaba hablando con Ama, me dirigí a la mesa en la que seguían las del grupo. Me acerqué por detrás a Mónica, la cogí por la nuca apretándola y le dije al oído - Si vuelves a insinuar que tenéis algo, a lanzarle algún piropo, a mirarla más de la cuenta o incluso a respirar el mismo aire que mi escorpión. Te voy a dar tal paliza que no te vas a reconocer en el espejo, te amarraré, te haré cortecitos por todo el cuerpo y echaré sal en tus heridas mientras te observo gritar con un margarita en la mano. Así que deja de joder - me separé, les sonreí con carita de ángel y me dirigí hasta Zulema.

- Entendido Rubia - le dije mientras se alejaba. Luego dicen que la peligrosa es Zulema, tengo que buscar la manera de salir de aquí.

Una vez tuvimos la comida nos dirigimos a la habitación, encontrándonos en el camino con Vivi, la niña del matrimonio que me había recogido en el coche.

- Hola Zulema -.

- Hola Vivi ¿Qué tal? - tenía a la rubia agarrada de la cadera y la niña fijó su mirada en ello.

- Bueno bien ¿Y tú? - dijo un poco triste y se quedó mirando a Maca.

- Bien, aunque no hay mucho que hacer en este hotel jaja ¿Estarás un poco aburrida no? -.

- Pues... la verdad es que sí, si hacéis alguna excursión llevadme por favor, haría lo que fuera por estar lejos de mi padre... - mi rubia carraspeó.

- Te avisaremos... - si esta niña supiera a lo que nos dedicamos - mira, ella es Macarena mi... mi pareja -.

Me estaba cabreando porque Zulema parecía ignorarme, pero me ganó al presentarme como su pareja. Sonreí a la niña - Encantada Vivi y no dudes que te avisaremos -.

La niña se había quedado como impactada - Oh... hacéis una pareja perfecta... Bueno... ya nos veremos por ahí - y se fue dirección a su habitación.

Las dos nos quedamos un poco cortadas y decidimos entrar a la habitación. Cenamos entre risas y arrumacos, pero de pronto Zulema cerró muy fuerte los ojos y se llevó las manos a la cara.

- Cariño ¿Qué pasa? - me asusté un poco y fui hacia ella, le cogí las manos y se las acaricié.

- Aléjate... - dije apenas en un susurro, estaba teniendo una crisis.

- No, cariño abre los ojos y mírame - acaricié sus mejillas con mi mano, ella abrió los ojos y pude notar como cerraba muy fuerte los puños.

- Aléjate por favor -.

Me puse de rodillas frente a ella, que todavía estaba sentada, cogí sus brazos, los pasé por mis hombros y me abracé a su cadera, dejando mi cara en su pecho - Tranquila... no vas a hacerme nada... estás aquí conmigo -. Noté como ella me apretó un poco pero poco a poco se fue relajando, normalizando su respiración y acurrucándome contra ella. Levanté la cabeza y busqué sus labios, la besé muy despacio y con mucho amor. Me separé y rocé mi nariz con la suya - Ves cariño... no pasa nada -.

Ahora fui yo la que la besó dulcemente, invitándola a ponerse de pie conmigo. Le di un beso en la frente y empecé a quitarle la ropa - Te necesito... - la besé con pasión, en pocos minutos estábamos nuevamente desnudas sobre la cama.

Fue una noche mágica, me dediqué a recorrer el cuerpo de mi rubia con besos húmedos, grabando cada centímetro de su piel en mi memoria. - Mi rubia - fue lo último que le dije cuando el cansancio nos abatió, la abracé dejando una de mis manos en su trasero apretándola contra mí. Y así, en nuestra postura matrimonial nos dispusimos a dormir al menos unas horas.

Aquí os dejo otro capítulo! Espero que lo disfruten y que les guste!

Ya vi que Mónica no es muy querida por aquí 😝 ¿Qué tal Maca defendiendo lo suyo?

Estamos a tres capítulos para llegar al final de esta historia, gracias por todo el apoyo, los comentarios y mensajes tan bonitos que me mandan ❤️

Siguiente cap: 44. Traición

ZURENA - NUESTRO OASIS - [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora