46. No sé si darte las gracias o un puñetazo

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Hablamos entre las tres y decidí ser yo la que negociara con Ramala. Llegué hasta dónde me habían citado en bicicleta – Joder... tengo que ponerme en forma -.

- Vaya vaya la hija de puta mayor... ¿Sabes lo que es esto? – le enseñé un sobrecito de droga.

- No me cuentes batallitas y al grano. Ah y si no vuelvo en menos de una hora meterán a tu hija dos metros bajo tierra – dije con desesperación.

- Ya sé que tienen a mi hija, pero yo tengo a tu amiga -.

- Yo no tengo amigas – respondí con autosuficiencia.

- Ah no, pues, díselo a ella que estará encantada de escucharte -.

Entré dentro del local y ahí estaba la rubia, tenía el labio roto y la mejilla morada – Joder Maca... no me gusta decir te lo dije, pero es que te lo dije... no podías quedarte en el puto hotel medio día más – dije con toda la frialdad del mundo aguantándome las ganas que tenía de abrazarla y de decirle que todo iba a estar bien. Me ha traicionado pero me está matando verla así.

- Zulema... escúchame, nunca te he pedido nada. Por favor, acepta el intercambio que te ofrece Ramala, yo necesito cambiar de vida y te juro que yo no te he traicionado. Mónica me dijo que te habías equivocado de rubia, aun en sus últimos momentos quería algo contigo -.

- ¿Y por qué debería de hacerlo? ¿Por ti? – tenía que aparentar que Macarena no me importaba o le harían más daño, aunque acababa de romperle el corazón.

- Bueno ¿qué decidiste? -.

- Por mí puedes matarla, ya te he dicho que no tengo amigas -.

- Te doy dos horas para que lo pienses, es sencillo, mi hija por tu amiga – le entregué un walkie y la dejé que se marchara.

Regresé al Oasis, me tumbé en la cama con todas mis armas y otra vez esa alucinación. – Mírate, destruyes todo lo que tocas. Vas a matar a Maca, a Goya, a Triana... y ya se han cargado a dos. ¿Cómo podías pensar en una vida de luz y de color con la rubia eh? – empecé a pelearme con mi otro yo, y cuando estuve cansada de golpear una sombra, un detalle que me había pasado desapercibido atravesó mi mente – Te equivocaste de rubia -.

- Joder, joder... Mónica... y conocía el hotel... ha sido ella coño, como hemos sido tan gilipollas – en ese momento si no la hubieran matado yo misma la habría enterrado viva. Cogí el walkie – Ramala me pillas de buen un humor, trato hecho. Deja a tus matones y ven tú solo con Macarena -.

Me dirigí a la habitación de Goya y Triana – Gordi tengo un trabajo para vosotras, ¿Recuerdas el matrimonio que está hospedado en el hotel? ¿que tienen una niña? -.

- Sí, Zule que pasa... -.

- Pues... vas y le pegas un tiro al cerdo del padre, es un pederasta de mierda. Yo me llevo a la novia, voy a intercambiarla por Macarena -.

- Vale – asentí dispuesta a librar al mundo de esa clase de escoria – le diré a la niña y a la madre de huyan de aquí -.

- Perfecto... si no regresamos huid, el helicóptero ya no debe tardar en llegar -.

Me dirigí a la zona del intercambio – Cathy tu papito ha matado a tu novio... lo siento, pero tenía que decírtelo – dejé a la novia hecha un mar de lágrimas, pero era mejor que supiera quién era en realidad su padre.

Mientras se producía el intercambio, no aparté un segundo la vista de mi rubia y la pistola de Ramala.

- No sé si darte las gracias o un puñetazo – dijo mi rubia con cara de pocos amigos.

ZURENA - NUESTRO OASIS - [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora