ZURENA - NUESTRO OASIS - [COMPLETA]

25. Zulema and Macarena S. L.

Dimos nuestro primer palo en un bingo, en el que en pleno atraco tuvimos una discusión existencial de por qué Zulema siempre se creía que estaba por encima de mí. Y la forcé a decir que o éramos iguales o nada. – Iguales, en la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte nos separe. Amén – me contestó y nos dirigimos con el botín a nuestra casa.

Nuestra convivencia se podía catalogar como extraña, a veces parecíamos una pareja enamorada y otras veces nos queríamos matar a golpes. Hicimos un par de atracos más en casinos y ya llevábamos cuatro meses juntas, para mí como pareja, para Zulema como socias.

No podía negarlo, estos cuatro meses con Macarena han sido increíbles, incluso las peleas con ella han tenido su encanto, pues, siempre terminábamos haciendo el amor durante horas. A ella en alguna ocasión de la había escapado un "te amo" o "te quiero" mientras lo hacíamos, pero siempre disimulaba y yo nunca le he dicho ni preguntado nada. Es cierto que me importa más de lo que me gustaría admitir, pero no sé porque no me siento capaz de decirle que la amo y que anhelo que sea mi pareja.

Nos dirigíamos de nuevo a Portugal, solo con el coche porque la caravana la habíamos dejado en un camping de Granada (ya que estábamos en continuo movimiento), para el encuentro con Joao y Brida con los que hablábamos a menudo y que se habían convertido prácticamente en unos padres adoptivos para las dos. Llegamos a dónde nos señalaba la ubicación, nos bajamos y tocamos el timbre.

- ¡Hola mis amores! Pasad rápido – dijo una Brida emocionada.

Una vez dentro nos abrazó a cada una – Joao ha ido a por un pastel, ya no debe tardar mucho. Macarena cielo estás muy delgada, ¿Qué acaso esta niña no te hace de comer como le he enseñado? – dijo regañando a Zulema, la cual se había puesto roja como un tomate.

- Sí, sí me hace de comer es solo que... llevo un tiempo que todo me sienta mal y no tengo apetito – y es que cuando algo me preocupa se me cierra el estómago, ¿Y qué podría preocuparme más que sentirme simplemente el juguete sexual de la persona que amo? Zulema me miró como diciendo ¿Por qué no sabía de esto? Pero solo agaché la cabeza.

- Tranquila cariño, hay unas hierbas que en infusión te harán mucho bien para ese malestar – me dio un beso en la mejilla como los que me daba mi madre y me abrazó diciéndome al oído – Luego hablaremos tu y yo preciosa -.

Estábamos contando nuestras hazañas cuando apareció Joao, fue a dejar el pastel a la cocina, regresó y nos abrazó a ambas – Mis chicas, dios mío... leo todas vuestras noticias. No me gusta nada esa vida que lleváis eh -. Las dos lo miramos un poco avergonzadas, pero fue Brida la que interrumpió el momento incómodo hablando de recetas nuevas que tenía para Zulema.

Comimos los cuatro juntos entre risas, Zulema y yo recogimos todo y nos pusimos a fregar los platos, mientras el matrimonio veía la televisión.

- ¿Por qué no tenía noticia de que te encuentras mal? – solté a la rubia sin pensármelo.

- Porque no tiene importancia Zulema – respondí con cansancio.

Es cierto que había notado que está más delgada, pero como hace tanto deporte, que si sale a correr, cuando no está haciendo yoga en el salón o pegando puños al aire a diario, y come tan poco en comparación conmigo, que lo había achacado a eso. Pero no podía dejar de sentirme culpable por no haberme dado cuenta – Claro que la tiene joder – solté los platos que estaba secando en la encimera, cogí los que ella tenía e hice lo mismo, rodeé su cadera con mis brazos, la besé tiernamente – Tu salud tiene mucha importancia – y la volví a besar, esta vez con más intensidad.

Bueno... me conformo con que le preocupe mi salud, aunque bueno supongo que será por la sociedad – Vamos a terminar esto anda -.

Terminamos en la cocina y nos sentamos en el sofá junto a Brida, noté como esta le hacía un gesto a su marido que pasó desapercibido para Zulema pero no para mí.