Cuanto sufro al recordar.

32 1 0
                                    

Cuanto cuesta dejar ir?
Conmigo no, conmigo si, conmigo... Sin mi.
Como sufro al recordar, sigo buscándote en el reflejo de una ventana abierta, sigo buscando tu voz en la cocina, sigo esperando tus pasos por el pasillo.
Seguirás maldiciendo al amanecer con los ojos hinchados, seguirás soñando con un mañana que aún no llega, seguirás cansada del mismo trabajo, seguirás acunando en tu pecho aquella cadenita que te regalé, seguirás regando tus plantas mientras algún recuerdo estalla en tu mente...
Sigo aquí, olvidando que ya soy más viejo que ayer, sigo aprendiendo a vivir sin mi y sin ti, sigo escuchando aquellos murmullos en la vereda, sigo observando las mismas caras desde mi cuarto lúgubre.
Otros momentos, otros paisajes, otra vida. Quizá en aquella vez tuve mejor suerte... Quizás!
Casi igual, mutando, como entonces... El rostro más triste que vi. Triste, intolerante, con demasiados interrogantes en el alma.
Sigo buscando los rincones sin luz para llorar.
Sigue doliendo esa noche donde te arrojé muy lejos de mi... Y no me acostumbro, no es fácil!
Quisiera volver a mirarte a los ojos, decirte que me arrepiento de todo, que no consigo romper esta dolorosa pena, que no soy ni la mitad que solía ser cuando te tenía en mis brazos...
Guardo como tesoros algunas fotos, alguna carta, algún trozo de papel donde escribiste algo sin sentido. Escucho tu música, recuerdo tus palabras, aún siento tus labios en los míos. Ya ves, a veces necesito volver a sentir que todo pudo ser distinto.
A veces me canso de sentir que estoy solo y que no vas a volver!!!
Y mientras tanto, sigo en mi naufragio interior, y aunque se cae el cielo en mi piel, no puedo hacerme a la idea de que ya no estás. Sigo vivo sin vivir, y me siento más perdido que nunca.
Leer a La Maga y a Olivera me lleva a tus fronteras, y no tengo el valor para cometer todos los crímenes o delitos que este amor necesita.
Sueños desvelados, mis lagrimas ya me abandonaron, ya no estas a mi lado, ya no soy tu refugio...
No quiero ver más allá de mi horizonte, tal vez estas feliz, tan hermosa como la última vez que te vi, tal vez otros brazos te protegen hoy.
Ausente.
Fuimos un cuento tan bonito con un final trágico, como Capuletos y Montescos, como un fusil disparado contra un inocente, como una condena racista.
Y te juro que la derrota es muy triste. Mi derrota, mi frustración, mis abriles...

Amor, desamor y otras formas de morir (parte 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora