Oculta

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Domingo 10:00 a.m, le conté a Niall lo sucedido en la noche mientras desayunábamos en el sofá unos cereales de miel con leche, sus favoritos. Permanecía atento a mis palabras y no se molestó en interrumpirme para nada, así se mantuvo la media hora que tardé en explicar con detalle todo lo sucedido.

- Entonces es verdad -Dejó el tazón en la pequeña mesa central-. Está relacionado con la mafia y vete tu a saber que más cosas raras, tráfico de mujeres o sicarios.

- Se disculpó varias veces, no creo que tenga ningún trabajo sucio fuera de ser un empresario, Niall -Posé mi mano sobre mi cabeza desaprobando esa idea-. Simplemente es normal tanta seguridad en la casa.

- ¿Y te parece normal que el amigo de su hijo también vaya armado?

- Bueno, eso no lo relaciona a él directamente con la mafia -Quedé pensativa y de nuevo me dirigí formulando una tesis-. Quizás su hijo sí esté metido en cosas ilegales, a lo mejor por eso no se sabe nada de él o simplemente estén enseñados para defender la casa cuando ellos la ocupan.

- A ver, no digo que tu propuesta no tenga sentido pero lo importante es, porqué tú -Levantó una ceja y se relajó en su sitio-. Con los datos que tenemos acerca de lo que te ha dicho da mucho para pensar.

- ¿Qué piensas tú?

Estaba interesada en sus ideas, Niall era un chico muy inteligente y normalmente todo lo que intuía solía ser así, de alguna manera sabía leer a las personas solo con verlas o escuchar hablar de ellas, pocas veces se equivocaba.

- Pienso que está confundido, quiero decir, no perdido en su mente literalmente, sino que te ha confundido con alguien -Me miró esperando una respuesta que no alcancé a nombrar, pues siguió pensando en voz alta-. Eso explicaría que te acuse de mentir, o de "desaparecer", pues te preguntó que dónde estuviste todo este tiempo, y ha dado por sentado que no eres Fallon Persh, todo ello sin conocerte.

Asentí procesando la información y al mismo tiempo recordando las palabras de Harry, encajaba perfectamente, o al menos era la historia que me valía para tener los pensamientos en orden.

- Pero eso no justifica que te apuntara con un arma.

Se levantó y de una puerta sacó la maleta de viaje, esta ya estaba llena y preparada para ser facturada. Niall tenía el vuelo a las 12:00 p.m, debía volver a sus clases el Lunes así que no había tiempo que perder.

Cargamos mi coche y nos dirigimos al aeropuerto, no había mucha gente en él y pude acompañarlo hasta la puerta de embarque, allí nos dedicamos nuestra última mirada hasta Dios sabe cuándo.

- Espero que vuelvas pronto -Simulé un puchero y abrí mis brazos esperando un abrazo.

- La próxima vez avisaré -Rió mientras me acogía en su pecho y me movía de un lado a otro-. Cuídate mucho, no quiero volver para tener que ir a tu funeral.

- Que chistoso.

Le di un leve golpe en el hombro y este se quejó, entre risas desapareció por la puerta y subió a su correspondiente avión en lo que yo quedaba parada sin tener nada mejor que hacer.

A la vuelta estaba todo silencioso, mi móvil sonó varias veces pero conduciendo me era imposible localizarlo hasta que aparqué en el fronte de mi casa. Nuevamente volvió a sonar, como si el destino quisiera que atendiera esa llamada de una vez.

- ¡Fallon! ¡Al fin!

- Karter, ¿Qué quieres?

- Necesito un favor, pero un gran favor.

- No esperaría otra cosa de una llamada tuya -Hice una pausa y suspire-. A ver, qué necesitas.

- Mamá y papá no se pueden enterar ¿Vale?

FallingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora