Styles

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- ¿Puedes dejarnos solo? -Masculla él dejándose ver impaciente y molesto.

Dylan acepta y asiente avergonzado, pero antes de desaparecer hace un gesto de "Estaré aquí" y por un segundo me tranquiliza y luego no, si el moreno perdía los papeles y se lo topa al salir, qué cosas podría hacer. Salgo hasta el lavabo y me siento sobre él mirándolo fijamente, tiene la vista perdida intentando resolver algo en su mente y murmura palabras que no entiendo hasta que respira hondo y se dirige hacia mí.

- ¿Qué haces aquí? -Me atrevo a decir una vez capto su atención.

- Estoy huyendo.

- Eso ya lo sé -Aseguro bufando algo irritada-. ¿Qué haces aquí? -Repito.

- Te llamé.

- También lo sé.

No me estaba resolviendo nada, al contrario, me estaba enfadando su actitud y mi paciencia empezaba a colmarse.

- ¿Es tu novio? -Dice saltando el tema.

- ¿Porqué has venido a Nueva Zelanda? -Levanto una ceja-. Casualmente a Dunedin.

- Me dijeron que era un sitio tranquilo.

- ¿Cómo has acabado en el mismo bar que yo y porqué entras al baño de mujeres?

Le ataco a preguntas que evita, esquiva mi mirada y sabe que estoy furiosa con él, aunque en sus ojos veo que tampoco comprende el porqué.

- ¿No me vas a responder?

- Son muchas cosas Fallon, no puedo responder a todo -Dice siendo una autoridad, de repente todo su alrededor deja de ser triste y comienza a ser oscuro e intimidante-. ¿Quién es el rubiales?

- A ti qué te importa.

Intento salir por la puerta pero me agarra evitando que suceda, nuestras caras están a escasos centímetros y sé que en otras circunstancias del pasado no me hubiera importado, pero ahora temía que me hiciera daño, tenía más poder del que yo creía. Consiguió mi número, es un hecho, es un fugitivo en busca y captura, ha sabido dónde me encuentro, en qué país y en qué ciudad, en qué bar, en qué baño, llegaba a un límite que daba miedo tenerlo cerca.

- Me importa, porque me vas a tener mucho tiempo rondando por la ciudad.

Deja salir una cínica sonrisa y cierro los ojos esperando lo peor, pero no, desaparece del lugar y puedo respirar tranquila. Salgo para encontrarme con Dylan que me dedica una sonrisa encantadora y yo igual, me toma de la cintura y deposita un beso sobre mi cabeza haciendo que note la diferencia de altura. Harry no se ha ido del local, nos mira desde una mesa donde hay un grupo de motoristas vestidos igual que él y me sorprende verlo ahí. Caminamos hasta mis amigos y nos acercamos a una mesa para comer algo y esperar por el concierto de Niall. Este aparece justo después de pensar en él y tiene una mancha de pintalabios rojo en toda la boca, a lo que le hago señas para que se lo quite pero está tan nervioso que ni nos mira.

Corro hasta él esquivando los gritos de la gente y me coloco frente al micro, dando la espalda al público y cubriéndolo un segundo.

- Necesito la casa hoy -Susurra mientras yo le limpio con la muñeca.

- ¿Para ustedes solos? -Digo sorprendida-. Yo no molesto.

- Fallon... -Dice impertinente-. Hazme el favor.

- ¿Y dónde me quedo?

- Seguro que a Dylan no le importa.

¿Le digo que un asesino en busca y captura está frente a nuestra mesa o mejor no le estropeo la actuación? Dudo, pero opto por lo segundo y luego de limpiarle la boca salgo corriendo a mi asiento, noto la mano de Dylan rozar la mía y la coloca encima, provocando un choque de electricidad en mí, dentro de lo raro e incómodo intento disimular. Niall comienza a cantar y no puedo evitar soltar una lágrima de orgullo, su voz es hermosa y sabe tocar la guitarra como nadie, al terminar todos aplauden como locos, incluida yo.

- ¿Qué tal lo he hecho? -Dice al llegar a nuestra mesa y me abalanzo sobre él enganchada a su cuerpo con mis piernas-. Fallon, puede llegar Eli.

En seguida me bajo intentado tomar una postura adecuada y volviendo a sentarme, la suso dicha coge asiento junto con mi amigo y terminamos la noche entre risas y conversaciones profundas. A Dylan le pareció bien que me quedara en su casa, al principio estuvo un poco nervioso, después hizo una llamada y volvió a la calma.
Estamos fuera del bar despidiéndonos de todos, Gref al ver la hora salió corriendo sin decir mucho más que un "Adiós".

- Ha sido fantástico conoceros -Dice el rubio tan correcto y simpático como lo conocí.

- ¿Seguro no te molesta que Fallon vaya contigo? -Niall pregunta pareciendo un padre desatendiendo su responsabilidad.

- Para nada, ustedes diviértanse.

- Bueno tortolitos, los dejo -Tai algo eufórica se despide.

Eli y Niall van en el coche y se alejan riendo y cantando una canción cualquiera. Siento las grandes manos de Dylan rodearme por la espalda y sube el agarre desde mi muslo hasta el abdomen con delicadeza, haciéndome sentir fuego en el estómago y ganas de devorarlo ahí mismo. Su tacto era deseoso y sabía cómo y dónde tocar.

- ¿Te apetece dormir o prefieres jugar un rato? -Su voz suena en mi oído y me estremezco bajo él.

- Quita tus manos de mi novia.

Giro para ver de dónde sale esa voz y ahí está, el caballero andante que hablaba en su inmensa burbuja de misterio y peligro. Quiero ir a pegarle en la entrepierna y dejarlo en el suelo, pero sus amigos observan desde la puerta del bar y eso solo significa problemas si atacas al lobo de la manada.

- ¿Puedes ir arrancando el coche? -Pregunto tomando a Dylan por los brazos con cariño y este asiente dedicando una última mirada a Harry-. ¿Qué coño te pasa tarado? Vienes aquí y te crees el rey de la ciudad, interrumpes todo momento en que estoy con un chico y piensas tener el derecho a arruinarlo todo porque tú hayas aparecido después de tres años.

- Fallon, he venido para quedarme.

- ¡Me da igual Styles! -Coloco mi pelo desesperada a todos lados, él frunce el ceño-. Para mí moriste el día que me marché ¿No lo entiendes? Jamás te busqué, nunca quise volver a saber de ti y lo último que me entero es que eres un jodido fugitivo por volver a caer en las garras de tu viejo amor.

- Eso no lo sabes -Masculla con ira.

- Pero seguro que tampoco me vas a dar explicaciones -Levanto una ceja y veo como se queda callado, ahí tuve razón-. No sé que has venido buscando Harry, pero será mejor que te largues con Scarlett, estáis hechos de la misma escoria.

Después de escupir semejantes palabras dolorosas al chico de rulos, desaparezco y me subo en el Land Rover dando un portazo sin querer y aunque antes de arrancar el rubio me mira preocupante, se rinde al no conseguir nada.
La casa de Dylan esta en la playa, no es extremadamente grande pero se ve nueva, mitad es de madera y la otra de cemento, con un hermoso porche a la entrada. Las amplias ventanas dejan entrar la luz de la luna y es casi innecesario encender las luces de dentro. El interior es relajado y da la sensación de que vive un surfero ahí, aunque si lo pienso bien Dylan viste muy despreocupado, no como alguien de altos ingresos y teniendo en cuenta que solo sé que estudia empresariales no tenía nada malo que pensar.

Me indica la habitación donde vamos a estar y me hace esperar un momento en lo que cambia las sábanas y ordena un poco el lugar, más tarde entro para divisar lo natural y bonita que es, seguido de una pesada caída en la cama. Me despojo de mi vestido y lo coloco a un lado, durmiendo tan solo con la ropa interior inferior, dejando la parte superior descubierta. El rubio se coloca a mi lado imitando mis actos y sin decir mucho más nos sumergimos en el colchón.

- ¿Quién era ese chico? -Pregunta después de un largo silencio observando la ventana mientras me abrazaba por detrás.

- Un amigo de hace años.

- ¿Sólo un amigo?

Me giro hacia él viendo que tiene una ceja levantada insinuando algo.

- Sí, en su momento tuvimos algún roce tonto pero ya está, simplemente no funcionó.

- ¿La relación o la amistad?

- Ambas.

Las siguientes palabras que fueron pronunciadas por su boca caen sobre mí como balde de agua fría y siento mis músculos tensarse al imaginarme tal escena desde fuera.

- ¿Y quién era la pelirroja que estaba en su coche?

FallingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora