Feliz Cumpleaños.

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- Feliz cumpleaños cariño.

Comienzo a abrir los ojos lentamente somnolienta, con pesadez sintiendo las finas sábanas de seda azul oscuro mientras me adapto al impacto de la luz solar entrando por el enorme ventanal del departamento. El hombre con el que he convivido este último año deposita un costo beso en mis labios con dulzura, espera sentado en el borde a que reaccione al obsequio que trae entre sus fuertes manos.

Han pasado dos años desde la última conversación que mantuve con Styles, su imagen ahora es un vago recuerdo borroso de sus cabellos largos cayendo sobre la húmeda frente, esa mirada con la que trasmitía todo el caos que invernaba en su interior y las diversas dudas que tenía en el momento. Finalmente desapareció durante dos semanas para aparecer en el noticiero arrestado por asesinato de primer grado contra la verdadera Scarlett Gates con derecho a una alta fianza, medio año después logró salir y después de eso se convirtió el blanco de la prensa, todos le temían y estaban atentos a sus próximos movimientos aunque comenzó a trabajar en una panadería como servicio a la comunidad, siempre esperándole a la salida un par de paparazzi. En esa misma línea de tiempo me enfoqué en mí, me desinteresé de mi familia y amigos, solo estuve de luto por las vidas arrebatas y enfocada en mi trabajo para terminar en un mayor cargo de medicina, subiendo hasta la planta nueve con los veteranos.

Lewis es quien se encuentra en mi campo de visión ahora, es un empresario de bolsa importante en su cargo y para gran parte de New York. Le conocí un año después de lo sucedido, llegó al hospital con un ataque de nervios, fui la asignada de su caso, ahí comenzó todo. No puedo negar que es apuesto, tiene el cabello ligeramente largo sobre su frente de un color negro azabache, tan intenso como la noche misma. Sus ojos casi del mismo tono destellan un brillo único cuando me mira, tiene unos labios rojos muy suaves al tacto y un cuerpo esculpido por los mismísimos dioses griegos.

- Buenos días -Mi ronca voz se hace notar y sonrío-. No tenías porqué molestarte.

- Es tu primer cumpleaños conmigo, deja que me encargue de tu día.

Posa sobre mis piernas una pequeña butaca de madera llena de un delicioso desayuno, se recuesta a mi lado haciendo algunas labores de su trabajo para poder desatenderse durante horas, le observo y converso con él sin un tema concreto. Termino de comer para dirigirme a la ducha. Me pidió que viviera en su casa cuando cumplimos apenas cinco meses de noviazgo, al divisar el amplio departamento me quedó claro qué clase de hombre tenía al lado, alguien poderoso. Varias sirvientas trabajan a su merced, pero nunca las he visto ni hablado con ellas. La estructura se compone de tres pisos, el superior se compone del gran dormitorio bien decorado con lujos y detalles junto con una puerta unida al espacioso baño el cual obtiene una ducha hidromasaje, una bañera acrílica, un lavabo y el inodoro. La segunda planta suele ser la más concurrida por trabajadores de la empresa ya que es donde se encuentra su despacho y algunas salas llenas de libros e informes que no me interesan. Por último, la sala principal con el espectacular salón beige reluciente y esos muebles blancos, tiene una pecera desde el suelo hasta el techo para decorar, una televisión casi del tamaño de la pared donde ven nuestros amigos el fútbol cada domingo y a la izquierda la cocina abierta junto al comedor y el disimulado baño de invitados.

Mi vida ha dado un giro con Lewis en ella, nunca le hablé de mi pasado, evité todo tema de infancia, adolescencia o adultez. Yo por otro lado sí tengo datos sobre él, su mejor amiga es su ex novia Mónica la cuál se presenta de vez en cuando en las quedadas grupales y su familia es creyente firmemente, por lo esperan un nieto pronto y una boda digna de celebrar por lo alto.

Salgo mientras seco mi cabello que ha crecido considerablemente y ha adoptado unas ondas naturales con el tiempo, ahora que cambié mi tono por uno claro, extraño cuando Niall me llamaba rubia y cada vez que me miro al espejo lo imagino ahí, añorando la situación. He hecho bastante deporte, mi cuerpo está en forma totalmente marcado con curvas y unas pronunciadas caderas, fuera del canon de belleza esperado en la ciudad de Manhattan donde te encuentras a las modelos de pasarela desayunando su café sin azúcar ni lácteos. Mi atuendo es de tonos marrones y beige con una camisa blanca. Sobre mis cicatrices, me he tenido que excusar más de una vez y evitar el tema con el pelinegro, el cual se preocupa demasiado por mí cada vez que las ve.

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