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Presente.
Nueva Zelanda.

Tres años han pasado desde que mi vida cambió, ahora por completo. Me mudé a la ciudad de Dunedin y empecé en la Universidad de Otago para estudiar medicina. Me desprendí de todas mis antiguas amistades, cambié de número y ni mi familia de Inglaterra sabía dónde me encontraba, solo tenían información de que me encuentro bien en algún lugar del planeta. La única persona de la que no me desprendí fue Niall y eso es porque ambos decidimos vivir juntos.

Es un hogar acogedor, tiene un pequeño jardín y en el lateral un garaje con pasillo de entrada, tiene doble puerta de entrada con cristalera y la cocina da al patio dejando ver el barrio, el salón es antiguo pero cómodo y sencillo. La habitación de mi amigo se pintó de negro, le encanta ese color, así que todo va a juego mientras que la mía al otro extremo es blanca.

Horan trabaja dando conciertos en bares, pequeños estadios, teatros y eventos así que la mayor parte del tiempo está en el conservatorio. Por mi parte, mi tiempo se centra en los estudios o salir con mis dos únicos amigos: Gref y Tae.

Si me preguntan por mis últimos conocimientos sobre la banda, tan solo puedo decir que hace un año salió en las noticias internacionales la foto de Zayn Malik y Scarlett Gates siendo detenidos, pero si quieren saber sobre el chico de cabellos rulos: No, nunca más supe de él.

Camino hacia las clases, mi compañero de piso siempre se lleva el único coche que tenemos así que me toca ir andando veinte minutos, al menos el tiempo me acompaña con una gustosa brisa. Tengo los auriculares puestos ya que las calles suelen ser solitarias y no me encuentro con nadie, hasta que llego a las enormes puertas de entrada a mi querida universidad donde se encuentra Gref saludando desde lejos con movimientos rápidos y exagerados.

- ¡Amiga! -Chilla en un tono forzosamente femenino-. ¿Estudiaste?

Él y yo tenemos muchas cosas en común; Ambos somos de la misma edad y es la segunda carrera que hacemos, aunque él hizo matemáticas. Nos separamos de nuestra familia a temprana edad y vivimos en un país completamente nuevo escapando de algo que ninguno sabe. Gref tiene sus secretos bien guardados dejando muy claro que jamás sacaría el tema y por mi parte, estoy de acuerdo mientras él tampoco fuerce en mis asuntos.

- Sí -Asiento al tiempo con la cabeza y sonrío un poco dudosa-. ¿Tú no?

- Biología molecular no es mi fuerte, ya lo sabes.

Entramos a la biblioteca, todavía tenemos una hora antes del examen y a lo mejor logro que aprenda algo para llegar a la nota mínima. Después de un rato lo dejo solo memorizando ejercicios que el tutor nos había dado hace una semana y me dirijo a la máquina de agua. Espero en la cola desesperada porque al parecer se ha atascado y entre unos cuántos alumnos intentan forzarla.

- ¿Qué haces aquí? -Pregunto arqueando una ceja en dirección de mi amiga que camina tranquilamente por el pasillo desierto-. ¿No deberías estar en clase de dibujo?

- Bueno -Balancea la cabeza divertida y extiende sus brazos para darme un enorme abrazo-. Unos colegas me dijeron de salir al patio trasero para escabullirnos.

- ¡Tai! -Digo indignada y algo molesta por su comportamiento-. Eso no es propio de tí.

- No seas así mamá.

Entrecierro los ojos y me quedo mirándola un par de segundos para notar sus pupilas dilatadas y un polvo azul en la comisura de sus labios, en seguida la agarro del brazo tirando de ella sin que rechiste o se oponga y nos adentramos en el baño de mujeres.

- ¿Estás drogada?

Hace un gesto con sus dedos indicando que "Un poco"  y siento la sangre arder. Tai puede ser testaruda y me recordaba un poco a Arun, solo que mi nueva amiga ama las fiestas por encima de todo, conocer gente y arquitectura es la primera carrera por la que se decidió venir a estudiar desde Chongqing, China. Sus padres son unos importantes arquitectos en la ciudad y puede permitirse pagar los estudios de su hija, que casualmente conocí en la fiesta de novatos el primer año con Gref.

- Tienes que irte a casa, si el director te ve así llamará a tu padre y sabes cómo se pone -Me cruzo de brazos frente a ella al ver que se está riendo burlona-. Te van a expulsar.

Esto último hace que trague saliva y me pasa las llaves de su coche indicando que la lleve porque se encuentra fuera de sus facultades. Miro el reloj y me percato de que me quedan treinta minutos para que el timbre indique el comienzo de la prueba, así que me apuro en salir de allí y montar en su Jeep Wrangler amarillo. Su casa está a quince minutos casi fuera de la ciudad, al borde, vive con su abuela materna quien gracias a Dios se encuentra en el lugar. Toco dos veces suave y una última un poco más fuerte, al final nos abre con una taza de té en la mano y una amplia sonrisa.

- ¡Tai! -Dice contenta haciéndose a un lado para dejarnos entrar-. ¿No tenías clase?

Antes de que mi amiga pudiera abrir la boca salté en su defensa encima de sus palabras.

- Está enferma -Aclaro-. Debería reposar en la cama un par de horas, seguro que un té le ayudará.

Empujo a la pelinegra hasta dentro y me despido con la mano, miro el reloj para darme cuenta de que me quedan quince minutos y caminando tardaría media hora, así que llamo un taxi que tarda poco en llegar y me dirige de nuevo a mis clases.

Corro por los pasillos vacíos y me adentro precipitada al examen ya comenzado, sin decir palabra alguna tomo asiento y el profesor coloca un folio en blanco frente a mí, indicando que las preguntas están escritas en la pizarra. Voy contestando una por una, miro a mi alrededor para despejarme y cuando fijo mi vista en la ventana que da a los aparcamientos me percato de un Land Rover Discovery Sport estacionado, jamás lo había visto por allí. Me centro de nuevo en la prueba, es muy importante esta asignatura para el último curso así que no me detengo más y en cuanto suena la campana nuestros papeles son retirados. Todos se alejan de la sala menos yo, me quedo mirando de nuevo a la dirección del coche y frunzo al ceño al ver que durante todo este tiempo alguien estuvo dentro con unas gafas de sol negras. Le resto importancia ya que estos días han estado haciendo pruebas para diversas materias y seguramente sea algún candidato.

Gref me espera en el césped del campus y se sienta sobre una manta que él mismo trajo de color rosa con flores verdes. Empieza a devorar su bocadillo de queso y tomate para terminar expresando una cara de placer.

- ¿A que no sabes a quién tuve que llevar hoy a su casa? -Él levanta una ceja intrigado esperando que continúe-. Tai.

- ¿Y qué le pasó?

- Estuvo drogándose con los de su clase de dibujo arquitectónico.

- ¿Qué? -Deja ver su boca abierta y algunos pedazos de comida para luego tragar-. No sé porqué motivo tendría que hacerlo.

- Ya la conoces, sabes lo ingenua que es y cómo le encanta unirse a todo.

Asentimos juntos para seguir conversando, luego de las múltiples clases monótonas que tuvimos nos despedimos en el centro de la acera, frente a la universidad. Él siempre va hacia la izquierda y yo a la derecha, así que nuestros caminos se separan hasta el día siguiente o alguna quedada esporádica.

- ¿Sabes que ya tenemos profesor de anatomía? -Dice entusiasmado.

Nuestro último profesor se suicidó hace dos días tirándose al mar con una roca amarrada en sus tobillos, al principio dijeron que fue asesinato hasta que encontraron el cuerpo y no hubo síntomas de agresión.

- Que rapidez -Digo sin mucho interés-. ¿Cuándo empieza?

- Mañana a última hora tonta -Era lo obvio, nuestro horario marcaba la asignatura.

- Pues entonces tendremos que esperar a conocerlo.

Sin decir más, nos separamos, voy organizando en mi cabeza todo lo que tengo que hacer hoy y caigo en que debería llamar a Tai para ver cómo se encuentra pero quizás más tarde, ahora estoy sumida en un pensamiento que ha vuelto a entrar en mí al chocar la mirada con el mismo Land Rover y me acerco despacio. Cuanto más cerca estoy, el coche acelera un poco siendo constante, se me hace extraño y al mismo tiempo conocido, finalmente me rindo de jugar al gato y el ratón con el desconocido y paso al lado sin darle más protagonismo. Un olor mentolado llega a mis fosas nasales y me detengo, quiero mirarlo y plantar cara pero algo me dice que siga mi camino y mis piernas obedecen.

Doy un corto salto al escuchar el teléfono sonar y en seguida lo corto del susto para darme cuenta que al igual era un número raro con una mezcla de letras. Mis sentimos se desactivaron cuando de la nada suena tras de mí un:

- ¿Necesitas que te lleven?

FallingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora