Nada bueno

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- Gracias Marcel.

Su voz grave es lo primero que escucho al abrir los ojos, estoy tumbada en una cama que no es mía rodeada de cojines y mantas en una posición cómoda y con varios medicamentos en la mesa lateral además de tener una aguja intravenosa en mi brazo derecho que se encuentra estirado fuera del colchón. Veo un cuerpo irse y la puerta se cierra inmediatamente dejando ver un Harry sereno bien arreglado acercándose a mí.

- ¿Dónde estoy? -Hago fuerzas para levantarme pero me lo impide.

- En mi casa, bueno, segunda casa.

- ¿Segunda? -Estoy confusa y dolorida.

- Aquí solo vivo yo, nadie conoce su paradero.

- ¿Y qué hago aquí?

- Aquí estarás segura.

No le pregunto cómo llegué hasta allí, finalmente se trata de Styles y el misterio le persigue. Tomo mejor posición en la suave cama y me doy el placer de relajarme, observo sus movimientos ya que va de un lado para otro haciendo cosas que no alcanzo a ver, moviendo objetos, cantando en voz baja, limpiando, asegurándose de que todo a mi alrededor esté en orden y haciendo alguna llamada casual. Parece que recién llega de alguna reunión pero no me atrevo a cuestionarlo, no sé en qué trabaja realmente y tampoco sé si quiero saberlo, son sus asuntos y cuanto más alejada me mantenga mejor.

Tocan la puerta con delicadeza y se deja ver una señora mayor con un delantal encima de su ancho vestido crema, lleva unos guantes blancos de punto y unas enormes gafas de alta graduación. Primero detiene su mirada en mí e inmediatamente reparo en el moreno que no se altera sino que sonríe y saluda a la mujer amablemente tomando ambas manos con las suyas, es una escena tierna pero confusa.

- ¿Puede traer un vaso de agua? -Pregunta con cariño, sin dejar de sonreír.

- ¿Necesita que le prepare algo de comer?

- Sí, vaya preparando el almuerzo.

Asiente y desaparece dedicándome una sonrisa, mis ojos viajan hasta Harry quien se sienta en un lateral del colchón hundiendo la parte baja, acaricia mis piernas por encima de las sábanas y me mira un poco apenado, como si estuviera mirando a un cachorro desnutrido recogido de la calle.

- ¿No estábamos solos? -Digo arqueando una ceja.

- Ella es Digna, ni notarás que está -Suelta una pequeña risa y sigue-. Es muy difícil mantener una casa cuando no vives en ella habitualmente, es necesario alguien que trabaje para ello.

- ¿Tanto dinero ganas que te lo puedes permitir?

- Suficiente.

Mi móvil suelta una melodía alegre y me giro para alcanzarlo pero este se me adelanta y lo coge, habla de lo más normal con la otra persona e incluso ríe, no ha dicho nada de lo sucedido solo que me estoy recuperando del hospital y una corta conversación monótona. Es Tai preocupada por mí pero también Conall haciendo bromas al moreno, de alguna manera agradezco que alguien pueda hacerle reír tan ampliamente y sin preocupaciones después de lo que le he hecho pasar, del lío donde lo he metido y todo lo que hace por mí innecesariamente. Cuelga y me narra lo que ya imaginé, me río con él disfrutando de su agradable sonido pero pronto me invade la soledad y tristeza al recordar a mi amigo Niall.

- ¿Qué hiciste con el cuerpo? -Giro mi cabeza hacia la ventana, muestra un día lluvioso, la copa del árbol que se puede ver está siendo azotada por una leve tormenta y aprecio el día.

- Lo enterré en un campo de flores, escogí un lugar tranquilo y bonito para que puedas ir a verle.

- Gracias -Una lágrima corre por mi mejilla y siento el contacto de su pulgar rozar esta-. ¿Cómo llegué?

FallingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora