No otra vez

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Inglaterra, Avenida Golden 79. Styles propuso desde que llegamos que nos mudáramos a su casa, según él había espacio de sobra, seguridad, trabajadores veinticuatro siete y sobre todo, la mansión de J.Jason a dos minutos. Liam fue el primero en aceptar, no tardó en alquilar su acogedora cabaña del bosque donde vivía alejado para evitar peligros imprevistos y comenzar a residir en el enorme y moderno castillo de su amigo. Por mi parte, me negué muchas veces ya que no sabría cómo explicarle a mi familia que con una subida de sueldo me he podido trasladar a la avenida más prestigiada del país, pero finalmente y a traición Harry vendió mi hogar, obvio que al principio me enfadé tanto que hasta disparé accidentalmente en su pie, pero terminamos en paz y sin otro techo donde vivir.

¿Que si era una persona testaruda? Este último tiempo lo estaba averiguando y sus insistencias no me gustaban nada, pero Payne intentaba excusarlo con el estrés provocado por la aparición de la innombrable y la desaparición de su príncipe azul. En cuanto Malik supo todo y Zayn pisó terreno familiar fue desterrado, hubo gritos, peleas a mano, disparos, navajazos, cualquiera pensaría que se les fue la cabeza por completo, pero eran los Malik, ya no me sorprendían.

La mala suerte es que consiguieron sobornar a un viudo del 67, exacto, eramos vecinos. No los habíamos visto las últimas semana, tampoco por la calle y cuando pasábamos con el coche ni siquiera podías pensar que ahí habitara alguien. Si me preguntan por Niall, no sabría qué responder, a veces estaba contento con la salida de su primer album y otras no paraba de pensar en la víbora pelirroja. El tema le tocó muy hondo, jamás vi a mi amigo tan enganchado a una mujer, algo tuvo que decirle para tenerlo así, esperanzas, fe e ilusiones que le mataban cada noche al quedarse solo.

- Persh, necesito que vayas a la sala de armas y me prepares una Beretta M9 -Ordenó Harry abriendo la puerta de mi nueva oficina.

No es de extrañar que estuviera cortante conmigo, ya hasta me había hecho a la situación. La cuestión es que desde mi íntima declaración no obtuve respuesta, al principio las cosas no habían cambiado, pues fue él quien insistió en que me mudara a su casa junto con Liam. Pero pasados unos días y vuelta al trabajo comenzó a ser frío, cortante e incluso mandaba a sus esbirros para recitarme algún recado. Era obvio que Styles se negaba al cariño, era el galán peligroso que te engancha en su telaraña solo para observar detenidamente cómo intentas escapar sin éxito. Total, que me harté de ir tras él y buscar explicaciones a través de Liam y comencé a esforzarme más en los entrenamientos y en mis archivos de algunos recados para que Malik me subiera el puesto.

Se cobraba bien, mejor que en Malik's Ocean pero eso dependía de tu estatus dentro del edificio, yo llegué pisando fuerte pero no lo suficiente para estar por arriba de todos, aunque mi gran amigo Liam creía que estaba a punto de lograrlo.

También hay un dilema rumoreado por las oficinas subterráneas y es que he conocido a un chico, sí, fuera de este mundo de locos perturbados hay hombres apuestos, atentos, cariñosos y con un trabajo de media normal. Se llama Grayson, es el director de la joyería Chow Tail Fook cosa que al principio era incapaz de creer hasta que nos asomamos a una cartelera con su cara en primer plano.

Es un millonario empresario joven, como todos los apuestos que rondaban por las calles cercanas a Bond Street. En fin, todos mis compañeros aseguraban que Styles estaba celoso de que lo conociera y de vez en cuando me invitara a cenar.

- ¿Styles? -Informé ahora abriendo yo su puerta-. Aquí tienes ¿Para qué la necesitas?

- Nos vamos de misión -Dijo Liam apareciendo de un lateral mientras se ponía una elegante máscara-. La tuya está en el primer cajón.

Dejé el arma sobre su mesa y me agaché para abrir la gaveta, era una máscara veneciana blanca con algunos bordes, Harry me señaló sin dedicarme palabra a la esquina donde se encontraba un simple, largo y elegante traje del mismo color con tacones a juego. Cuando salí del baño, Liam me pasó un liguero de cuero y después de ponérmelo discretamente para que no me viera nada, él en una de las tiras acomodó una Sig Sauer P226.

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