Errores

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Me habían obligado a entrar en una furgoneta, Niall consiguió entrar a la casa sano y salvo pero yo por otro lado me dirigía a un lugar desconocido atada en una camilla metálica y amordazada. En el coche iban dos personas, quien tocó la puerta; Un hombre de espalda ancha, esbelto y canoso, junto con otro extraño pecoso y pelirrojo. Estaban cantando alegremente y de vez cuando se disponían a comenzar una conversación sin dar importancia a que me encontraba en la parte trasera pataleando, luchando con las manos y haciendo ruidos molestos para llamar la atención y colmarles la paciencia.

Nada funcionó, llegamos a unos almacenes cerrados en propiedad privada, ellos empujaban las ruedas de la camilla metiéndome en el lugar. Las puertas se abrieron dejándome ver a tres hombres dándome la bienvenida, todos apuntaban en mi dirección con una GLOCK. No me escandalicé, si algo había aprendido es que hacerte notar nerviosa les daba ventaja.

- Pero mira quién ha venido -Habló el cabecilla del grupo con diversión-. El cordero favorito de los Malik.

Todos rieron su burla y comentaban cosas al respecto.

- ¿Y te han dejado salir sin supervisor? -Alzó una ceja en mi camino-. ¿Dónde está tu príncipe?

Los dos encargados de traerme me quitaron la cinta de la boca para que pudiera hablar, en cambio, me quedé en silencio con una expresión fría y dura. El líder se acercaba peligroso a mí, con cautela y haciendo alguna gracia para que lograra asustarme, finalmente acortó las distancias y sacó una simple navaja del bolsillo, acariciando un lateral de mi cara con la hoja.

- A ver princesa, dime lo que quiero saber -Espetó, uno de sus sirvientes le trajo una silla y se acomodó frente a mí con una pierna cruzada-. Que grosero soy, me llamo Massimo Lanusse -Extendió la mano en forma de saludo pero se dio cuenta de que estaba atada-. Lo siento -Dijo con burla-. ¿Entonces dónde está Styles?

- ¿Y por qué debería decírtelo?

- Porque es su cabeza la que tiene que rodar, o la tuya -Sonrió cínico-. Venga preciosa, no te hagas de rogar.

- ¿Por qué él?

- ¿Por qué? -Volvió a levantar una ceja incrédulo-. Porque se ha metido con la gente equivocada, sabe que tiene prohibido tocar a mi banda y solo a un psicópata demente como él se le ocurriría saltarse las normas.

- ¿Tu banda? Osea que eres el sucesor de Gus.

Todos me miraron sorprendidos, nadie se esperaba que yo conociera esa historia y sus caras solo confirmaban que estaba en lo cierto, esta gente nos había perseguido por tierra y mar para vengarse.

- Pues tengo algo que decir -Hablé burlona-. Fui yo quien lo mató.

El ambiente se destensó y comenzaron a reír desenfrenados, no se lo creían ni lo iban a hacer, eran tan poco hombres que solo veían capaz a otro como ellos hacerlo.

-Claro que sí princesa, miren lo que se hace por amor -Alzó las manos en forma de espectáculo y todos siguieron riendo.

- Me los cargué a todos -Espeté-. Y fue muy fácil, solo trabajáis con inútiles al parecer -Me burlé-. Ni se dieron cuenta de que les robé el arma y con una navaja pude distraerlos a todos antes de que dispararan.

Pensaban en la escena, poco a poco les iba encajando la situación y volvían a su estado de choque, ahora Massimo estaba enfurecido y vino directo a mí con los nudillos tensos para seguido impactar contra mi boca y romperme el labio. Mi cabeza cayó de golpe ante la fuerza y volví a subirla para escupir la sangre en su cara.

- Eres una zorra -Volvió a impactar el puño ahora en mi mandíbula-. Entonces hemos dado con la persona correcta -Miró a sus dos cómplices que me trajeron hasta el lugar.

FallingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora