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—Señor, aquí está su agenda de hoy — la pelinegra habló, una Beta alta y muy bonita, y mientras se jefe se alistaba para ir a trabajar, empezó a decir lo que hoy debía hacer

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—Señor, aquí está su agenda de hoy — la pelinegra habló, una Beta alta y muy bonita, y mientras se jefe se alistaba para ir a trabajar, empezó a decir lo que hoy debía hacer. —A la una y treinta, tiene la reunión de los gerentes de cada piso, para ver sobre el nuevo proyecto. A las tres cincuenta, tiene la reunión con el CEO, Kim Taehyung. Y a las siete y media, tiene la cena con el grupo de Industria Shin — finalizó.

—Te necesito preparada a las seis, no quiero perder mucho tiempo — dijo, serio.

—E-Eh — llamo su atención. —S-Señor, no podré asistir hoy a la reunión de esta noche con usted — el chico, que aún se encontraba acomodando su corbata, se giró a verla.

—¿Porqué?

—Verá, me avisaron no hace mucho, que mi papá tuvo un pre-infarto, y necesito ir con él al hospital — agachó la cabeza. —Lo siento, señor.

El chico soltó un suspiro y habló.

—Vete de una vez, no pierdas más tiempo conmigo — la chica asintió y con una sonrisa salió de su recámara.

El chico se giró nuevamente hacia el espejo, terminó de acomodar su saco y sin mucha prisa, se dirigió hacia el teléfono que estaba en su cama, lo tomó, busco un número y lo marcó. Llevo el teléfono a su oreja y espero a que contestaran.

—Dígame, señor.

—Consigue una nueva secretaria.

Y sin más, colgó.

Jeon JungKook, un Alfa muy varonil y al mismo tiempo un CEO billonario, despiadado y sin escrúpulos, que no le importa quien se quede sin trabajo, él no perdona un error o algún berrinche.

Un señor (un Beta) de edad avanzada, toca la puerta y entra a la habitación.

—Señor, la Omega que trajo en la mañana ha despertado — avisó.

JungKook es considerado eso, pero la razón por la que trajo a aquella chiquilla Omega a su enorme casa, no es porque sea muy amable con las personas, al contrario, les gusta sacarles todo el provecho posible, y aquella Omega tiene mucho de que dar.

—Iré a verla en un momento — avisa, el señor asiento y sale de la habitación. JungKook se mirá al espero y sonríe con tanta altanería, que hasta el espejo se siente extraño.

Se queda un momento pensando en lo que dijo esa chica, la mañana pasada. Y es que no pudo sacarse a ella, ni a su respuesta, de la cabeza, sabía que estaba mal, ya que en sus veinticinco años, jamás se había sentido tan curioso por alguien, tan interesado por alguien, por querer saber cuánto sabía aquella chica sobre hacer bien las cosas.

Su mente, era un desorden de imágenes íntimas. Porqué sí, Jeon se dió el lujo de ver su belleza desde más cerca.

—“La Omega que está de cajera en la tienda que está cerca de tu casa, está buenísima y tiene un aroma único.”

Realmente debía agradecerle con el alma a su amigo, JiMin un Alfa igual que él, quién le dió paso a aquellos pensamientos desde que la vió adentro de la tienda.

Sonrió una vez más, se dió la vuelta, tomó su teléfono y lo metió dentro de su bolsillo del pantalón, abrochó un solo botón de su saco y emprendió camino hacia la habitación donde estaba ella.

Narra Lalisa Monoban.

—Me tengo que ir de aquí — insistí una vez más. No sé en dónde rayos estaba, ni tampoco me iba a quedar para averiguarlo, así que necesitaba irme de aquí, pero ya.

—Lo siento, señorita, pero el señor nos dió órdenes directas de que no podía salir hasta que él estuviera aquí — pero no me dejan irme.

—No me importa quien sea su “Señor”, lo único que yo quiero, es irme de aquí — confesé.

La chica no dijo nada, solté un suspiro de frustración y recargue mi espalda contra el respaldo de la cama, porqué sí, estaba en una cama, con un suero conectado en la vena de mi mano. Quería pensar que estaba en un hospital, pero cuando la chica, que hasta ahora veo que es una Beta, de limpieza habló sobre su “Señor”, deseché la idea de estar en el hospital. Ví entrar a una chica de limpieza y dirigirse hacia la otra, decirle algo en voz baja, ponerse a lado de la otra y agachar la cabeza.

Estaba por preguntar qué rayos les sucedía, pero la puerta de la habitación fue abierta, mis ojos rápidamente se dirigieron hacia la persona que estaba a punto de entrar.

Un traje negro, corbata perfectamente añudada en el cuello, zapatos negros e impecables, un pequeño pañuelo blanco que sobre salía un poco del bolsillo izquierdo a la altura del corazón, unos labios finos, unos ojos penetrantes, un cabello perfectamente peinado y un aroma a chocolate con menta me envolvió rápidamente, pero no debía dejarme llevar solo por mi loba.

—Buenos días, señorita — parpadee atónita. ¿Acaso estaba en la casa de este atrevido anticristo? Porqué realmente quería salir corriendo.

—¿Qué tienen de buenos? Cuando ni siquiera me dejan irme a mi casa — contesté enfadada.

—Mis disculpas, pero como se habrá dado cuenta, tuve que traerla de inmediato a mi hogar, ya que se desmayó en la tiendita y peor aún, estaba ardiendo en temperatura — dijo. Fruncí el ceño y miré al suelo, tratando de recordar y...

—¡Oh, dios mío! — cubrí mi boca. —¡El gerente me va a matar, deje la tienda sola! — me moví hasta la orilla de la cama y me senté, empecé a buscar mis zapatos con la mirada, pero sólo encontré unas pantuflas rosas, que por lo visto están muy cómodas.

—No se preocupe señorita — se acercó y me detuvo, me empujó levemente del hombro, haciendo que su aroma entrara de golpe a mi nariz, y tranquilizandome al instante, me incitó a qué me volviera a acostar, lo cual no quería, pero no lograba pensar bien con su aroma cerca de mí. —Envíe a uno de mis trabajadores a suplirla en su turno, hasta que llegue su relevo — dijo, lo miré sin poder creerlo.

—Oh... entonces, gracias por eso, pero realmente debo irme — dije, ya ni siquiera me moleste en querer levantarme, él volvería a hacerme recostar.

—Claro, pero antes...me gustaría hablar de negocios contigo — fruncí el ceño, mi mente trabajo rápidamente y abrí los ojos como platos.

—¡No voy a prostituirme! — cubrí mis pechos con mis brazos, como protegiéndome.

Él soltó una risa y negó.

—¿Sabés? Soy billonario pero no delincuente, tampoco violador de Omegas — dijo.

—Oh... entonces, ¿De qué se trata ese... negocio?

—Es para que seas como mí...dama de compañía, mi Omega.

Sabía que no debía aceptar, ni siquiera debía haberlo escuchado.

Sabía que no debía aceptar, ni siquiera debía haberlo escuchado

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—LaOmmaChida💜💜✨✨✨

»God is a woman ✔️ +18 [ Lizkook ] [ Omegaverse ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora