Mi historia empieza un diecinueve de diciembre del año 1989 a las 2:09 PM. La mayoría de las personas siempre espera una fiesta para recibir al recién nacido algunos días después... éste no fue mi caso.
Soy el resultado de un parto que se complicó en el momento más inoportuno posible, todavía no puedo responder si fue inutilidad del doctor, culpa de algún tamaño de mi cuerpo o algún defecto en la vagina de mi madre. No he conseguido respuesta porque no he mencionado esos tres factores en voz alta, aunque estoy casi seguro, de que los tres tienen cierta culpa de que mi mamá muriera esa tarde en el hospital.
Es triste sentir que nunca pudiste saludar o despedirte de la persona que te creo, ni una sola vez en tu vida. Aunque, desde que tengo conciencia, siempre recuerdo la frase que me decía mi padre constantemente, dándome palmadas en la espalda: "Ella te amó, más de lo que te podrá amar cualquier otra persona".
"Desde que tengo conciencia..." Yo tenía la mentalidad de que, hubiese sido mejor no tenerla nunca, que mis acciones solo fueran reflejos de mi mente en respuesta a las situaciones que se me presentaran. Que la ausencia de sentir, me dieran una felicidad insensible.
Puedo describir mi físico de bebé, como una pelota blanca con pelo negro, no hay mejores adjetivos.
Describir a mi padre se me hace más fácil, según las fotos, él era un hombre con un mostacho muy llamativo, piel morena, delgado, de cejas gruesas y altura promedio. Esa sigue siendo su descripción en la actualidad, no ha cambiado nada... bueno, se quitó el mostacho.
Yo suelo llamarlo papá, pero su nombre real es Bruno, Bruno Luzardo. Pasé varios días sorprendido al enterarme de que realmente no se llamaba "Papá".
Desde los dos años, fui un niño tranquilo, mimado por su papá y su abuela. Una abuela que tampoco puedo recordar y logré saber de su existencia por anécdotas y fotos que habían alrededor del interior de mi casa.
Uno no disfruta sus primeros tres años como se debe, debería existir la posibilidad de almacenar esos recuerdos de tus primeros tres años de vida. Cuando no tienes preocupaciones, no piensas y lo único que pasa por tu mente es llenarte la boca de tierra y manejar carritos de juguete. Bueno, eso tampoco lo sé, no puedo recordar que pasaba por mi mente cuando tenía esa edad, y a eso me refiero. Me hubiese gustado recordar, sin tener conciencia... es algo complicado.
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Glicerina.
Short Story•🥇Primer lugar en la categoría "Historia corta" en el concurso literario de @EditorialCortazar• Absolutamente todo el mundo tiene problemas, unos más grande que otros, pero al fin y al cabo, son problemas. Algunas personas sencillamente intentan ev...